Las lesiones, las grandes temidas de los deportistas de élite. Que se lo digan a Alba Bautista (Utrillas, Teruel, 2002), “la Bauti” como se denomina a sí misma, gimnasta olímpica y su pie izquierdo, ese por el que tiene especial preocupación. “Es mi punto débil, y es raro porque no me da cualquier aviso previo. Llega un determinado momento y ‘pum’ me peta, ya me lo he roto varias veces“, explica.
Ese`pum´volvió hace tres semanas, en el Grand Prix de Marbella. Mientras competía por ser primera en el tapiz andaluz el 22 de marzo. “En la mitad del ejercicio de pelota, en el impulso de un salto, noté un crujido en mi dedo del pie. Pero yo seguí, con el pie medio roto. Nadie se había dado cuenta, pero por dentro se me caían las lágrimas“, recuerda.
Una recaída de una antigua lesión, que le pone ahora el reto de llevarla mentalmente de la mejor forma posible. Porque el carácter positivo de la gimnasta aragonesa, ha conseguido transformar este desafío en una oportunidad para fortalecerse.
“Lo afronto de la mejor manera posible y aprovecho para trabajar los pequeños detalles que cuando estamos en temporada no nos podemos fijar tanto, como el cuidar de las articulaciones. Realmente no he tenido ningún momento de decir ‘madre mía estoy fatal’, porque sé que como entre en un bucle va a ser mucho más difícil de salir”, explicó Bautista en una entrevista a EFE.
Perder la forma
Con la madurez de quien ha aprendido a convivir con las exigencias del alto rendimiento y la mirada puesta en el próximo Campeonato de Europa, su motivación sigue intacta, porque “perder la forma es muy fácil y cogerla muy difícil”.
“Parón solamente del pie, porque lo demás hay que mantenerlo en forma. Actualmente paso prácticamente las mismas horas que las chicas entrenando, o incluso más. Tengo una recuperación y unos protocolos a seguir, y estoy todo el día allí metida (en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid) dándole caña”, dijo Bautista confiada.
De las seis semanas de recuperación estipuladas, la gimnasta de Teruel lleva tres ya cumplidas, por lo que prevé estar al 100% antes de junio, cuando se celebrará el Campeonato Europeo, en Estonia.
“La mejor virtud que tengo ahora mismo es que tengo tiempo, porque automáticamente se me acabará cuando esté recuperada. La vida me ha jugado una mala pasada y me plantó este reto, y yo ¿qué hago? pues entreno para llegar al europeo de la mejor forma posible”, recalcó.
Alba no deja indiferente a nadie. Tampoco su autoexigencia y su arenga antes de salir al tapiz. “El ejercicio me va a salir” gritaba en la previa de los JJOO y su ceremonia se volvió viral.
Recuerdos de París
Un bache que se alegra de que haya llegado tan al principio del ciclo olímpico, con las sensaciones de París 2024, sus primeros JJOO, aún a flor de piel.
“Cada vez que lo miro pienso: ‘Todo lo que has pasado, Alba, y acabas de cumplir tu sueño, has llegado donde muy pocos deportistas llegan’. Es que lo miro y tengo ganas de que lleguen los de Los Ángeles 2028″, mantiene.
Imposible de olvidar también sus 20 años, y un bronce tremendamente especial logrado en el Campeonato del Mundo de Bulgaria en 2022. Además de subirse al podio la gimnasia rítmica española se clasificaba para unos Juegos siendo el primer deporte español en conseguirlo.
Bautista aprovechó la ocasión para alabar al equipo nacional, que recientemente logró la medalla de oro en el Europeo, celebrado también en la ciudad búlgara.
“¡Es un equipazo! Yo, más que su compañera, soy su fan. Son un equipo súper luchador, y ahora mismo tenemos la madurez de la capitana, Inés Bergua, de Salma Solaun y de Mireia Martínez, que tienen más experiencia, y tenemos la inocencia y las ganas e ilusión de las más pequeñas. A mi me tienen enamorada, las admiro al máximo”, elogió.
Hoy se entrena bajo las órdenes de Alejandra Quereda, plata olímpica en Río 2016, pero aún recuerda unos comienzos duros.
Alba Bautista sacrificó su Utrillas natal y desde muy pequeña su madre y ella apostaron todo a la gimnasia. Se mudaron a Castellón, al club Mabel, donde se formó a las órdenes de Manola, su entrenadora.
Se estrenó en un Copa del Mundo en 2019, en Guadalajara y desde entonces no ha parado de crecer. Utrillas ya tiene un pabellón con su nombre, que luce orgulloso por una de sus lugareñas más ilustres.