“Muchas veces las mujeres no son conscientes de que son víctimas hasta que pasa un tiempo y pueden asimilar todo lo que ha sucedido. De hecho, se puede observar muy bien en la serie “Querer“, que ha sido tan premiada”, resume la experta Deporte, Género, Comunicación y Marketing Digital Alba Adá-Lameiras durante su entrevista con Artículo14. Aunque centramos las preguntas en el movimiento “Se acabó”, esa ola de apoyo a las jugadoras de la selección española, son muchas las aristas que comentar de un asunto que vuelve a estar en boga con el inicio del juicio. Doctora en Ciencias de la Comunicación y docente en la Universidad Rey Juan Carlos, ha investigado el cambio del discurso digital tras la victoria en el Mundial de 2023.
Adá-Lameiras entiende que este proceso ha sido muy duro para la jugadora Jennifer Hermoso “porque estuvo en el foco y cuando tú eres víctima, el foco es una de las cosas más difíciles de asumir psicológicamente porque ya es bastante duro asumir que eres víctima, pero también procesar toda la información… Los cientos y cientos de mensajes de odio en las redes sociales…”. Para ella es normal que muchas mujeres no denuncien y lo que quieran es dejar de estar en el foco y desaparecer. Pues como explica la experta “el foco no es la víctima, siempre es el agresor”.
-Tras el beso no consentido en plena final del Mundial, surgió el movimiento “Se acabó”, una suerte de Metoo en el fútbol femenino. ¿Por qué ha sido tan respaldado que hasta ha inspirado otros movimientos en industrias como el cine?
-No hay que entender el movimiento “Se acabó” como un hecho aislado, sino que hay que ver el contexto social, el momento social en el que estamos como sociedad, el momento en el que las redes sociales han empezado a tomar partida, en muchos casos positiva, y en otros, negativa. Las redes sociales ayudaron a darle difusión. Los movimientos sociales que antes veíamos en la calle, desde los movimientos feministas históricos -cuando las mujeres salían a la calle a reclamar sus derechos- ahora lo estamos viendo en las redes. El movimiento ha tenido mucha acogida no sólo por el momento del beso, sino todo lo que pasa antes y lo que pasa después, dónde pasa y en el contexto en el qué pasa, pues acabábamos de ser campeonas del mundo. Es un movimiento social que ha sido muy respaldado también por cómo estamos socialmente, porque ya las mujeres hemos dicho “¡basta!”, porque creo que las jugadoras llevaban mucho tiempo reclamando muchos derechos que no se les estaban otorgando y creo que fue un cúmulo de muchas cosas negativas que, desde mi punto de vista, han conseguido algo positivo que es que la gente vea una realidad y que haya cambios estructurales. No como nos gustaría, pero ya empieza a haber cambios estructurales en la selección, en la federación, y también en la sociedad.
Sobre por qué es un movimiento que inspira, muchas veces las mujeres no hemos sido conscientes de que somos víctimas hasta que pasa el tiempo. El haber visibilizado una realidad tan clara ha posibilitado que mujeres de otros trabajos, sectores, y en otros momentos de sus vidas, hayan sido conscientes de una denuncia pública y eso les ha ayudado a asimilarlo, a no tener miedo, y a compartir sus propias experiencias.
Alba Adá-Lameiras en una de las clases donde imparte clases en la Universidad Rey Juan Carlos
-El hecho de que el beso no consentido ocurriera en el deporte, en el fútbol, un sector que se ha visto tradicionalmente como puramente masculino… ¿impulsó con más fuerza al movimiento? ¿Se estaban reivindicando muchas más cosas y denunciando más injusticias?
-Sinceramente, que se haya vinculado o que haya pasado dentro del mundo del fútbol creo que más que impulsarlo lo que ha hecho es perjudicarlo. En el sentido de que muchas personas han empezado a compartir y visibilizar esos estereotipos de género donde las mujeres no son bienvenidas dentro del mundo del fútbol, porque es un deporte que se ha asociado siempre a la masculinidad, a los hombres… Eso no las ha ayudado, porque había mucha gente -que ni siquiera vio el Mundial- que lo que querían era generar odio y mandar mensajes de odio y visibilizar esa realidad que se ve mucho en las investigaciones que realizamos sobre las deportistas que es que las mujeres son invitadas dentro de ciertos deportes o dentro del mundo del deporte en general. Y aquí era como una forma de demostrar que ellas son invitadas, que esto no es vuestro mundo, que mira lo que pasa, mira lo que estáis haciendo, que estáis destruyéndole la vida a un hombre. Pero creo que lo que hizo que este movimiento surgiese en las redes, que tuviese tanto alcance a nivel mundial, es que la mayoría de las mujeres -que hemos vivido situaciones discriminatorias a lo largo de nuestra vida-, nos poníamos en la piel de Jennifer Hermoso o de otras jugadoras, o de otras historias que se visibilizaron a través de las redes y fue un momento de sororidad muy bonito. Eso es lo que hizo que el movimiento tuviese tanto alcance a nivel mundial, que muchas mujeres se dieron cuenta de que era el momento de decir ‘basta’. A pesar de toda la gente que volcaba su odio a través de las redes y les hacían ver que ellas no eran jugadoras, que no eran profesionales o que no se merecían la visibilidad que estaban recibiendo, ellas no se rindieron.
-¿Hacía falta esta catarsis en la Selección española de fútbol?
-Es cierto que hacía falta que pasase algo. La verdad es que ojalá que no hubiese pasado esto, pero la selección española, las jugadoras, toda esa denuncia que hubo de las quince… era muy importante. Reivindicaban cosas básicas como tener fisioterapeuta, tener nutricionista, poder viajar en condiciones para disputar un partido que está representando a tu país… Como no les hacían caso, como los medios además fueron durísimos con estas jugadoras simplemente renunciaron a un sueño, no acudir a la selección, para intentar conseguir mejoras. Creo que sí era necesario que pasase algo, como un toque de atención. Lo bueno que ha pasado con todo esto es que, como ha sido tan visible y socialmente tan denunciado, en muchos casos no quedó otra que tomar medidas. Porque hasta ahora las cosas pasaban y no se visibilizaban, se quedaban ahí, y parecía que no había pasado nada o no se le daba importancia. Y ahora era un momento en el que ya no nos podíamos callar y ya la sociedad dijo ‘basta’.
-¿Qué ha cambiado desde agosto de 2023, después del comunicado y el tuit de Alexia Putellas?
-Después del tuit de Alexia Putellas, cambiar, lo que se dice cambiar, no han cambiado muchas cosas. Sí que es cierto que nosotros realizamos una investigación sobre las respuestas que hubo al tuit de las jugadoras, de ese inicio del movimiento “Se acabó” y por primera vez vimos que los comentarios positivos eran mucho mayores que los negativos. Y eso que siempre en las redes sociales las mujeres eran el foco del odio y había un discurso de odio que iba especialmente dirigido hacia ellas. Sí que supuso un punto de inflexión porque hubo más comentarios positivos que negativos. Sin embargo, los comentarios negativos eran tan fuertes, con insultos y con palabras tan duras -sobre todo para una persona que ha sufrido una situación de violencia- que lo único que querían era desprestigiarla. La mayoría de los tuits de odio estaban enfocados en desprestigiar la versión de la víctima, desprestigiar a las jugadoras, al fútbol femenino, al éxito que acababan de conseguir (campeonas del mundo, pese a todo y pese a todos). Al final, lo que muestran es que todo espacio digital, todo ese discurso social que hay en las redes sociales hacia las mujeres, sigue teniendo un peso muy relevante a pesar de que han cambiado las cosas, porque por primera vez se han recibido más comentarios positivos que negativos. Es decir, que socialmente ya nos involucramos en esto, ya no nos callamos. Fue como un ‘vamos todas a defender a Jennifer Hermoso‘ porque lo que ha hecho es algo bueno para el resto de las mujeres: denunciar una situación de acoso o de abuso.
Esto es inaceptable. Se acabó. Contigo compañera @Jennihermoso
— Alexia Putellas (@alexiaputellas) August 25, 2023
-Con todo, incluso hoy seguimos viendo comentarios negativos y de odio hacia Jennifer Hermoso. Se la revictimiza en muchas ocasiones. ¿Es por ser mujer?
-Se revictimiza siempre a la víctima porque el proceso judicial en sí revictimiza a la víctima. Cuando una víctima tiene que denunciar, contar en varias ocasiones situaciones duras que ha vivido, justificar el porqué… Eso lo que hace es que una víctima nunca pueda llegar a superar eso. Si ya es difícil superarlo a nivel psicológico en función de lo traumática que haya sido la situación. El problema es que muchas mujeres no denuncian porque el proceso en sí es tan duro, además igual han pasado dos años, o un año y medio y otra vez hay que ir a declarar, otra vez hay que volver a revivir todo, contarlo… Y otra vez te expones a que la gente empiece a mandarte comentarios negativos, y a que los medios de comunicación empiecen a poner el beso en todas partes. Es tan duro el proceso que es normal que en muchos casos no se quiera denunciar y es algo con lo que tenemos que luchar, que los procesos no sean tan duros para las víctimas. En cuanto a revictimizar por ser mujer, creo que en este caso no sólo es por ser mujer, sino por quien es Jennifer Hermoso, por quien es Luis Rubiales, por el fútbol y lo que mueve el fútbol, por dónde fue la final en la que acabábamos de ser campeonas del mundo, que tuvo revuelo internacional, y que eso ha conseguido que haya tenido mucha más difusión y visibilidad. Eso hace que muchas más personas opinen y no siempre en positivo, sino que siguen dando comentarios negativos y poniendo en duda a la víctima. Es duro porque ahora a Jennifer Hermoso se le abre un proceso en el que va tener que volver a vivir todo, va a volver a recibir mensajes de odio, cuando ya ella había dicho que iba a seguir su camino, centrarse en su carrera, recordando que es deportista… No saben lo duro que es para una víctima, en este caso Jennifer Hermoso, un año y medio después, seguir justificando algo que todas las personas han visto por televisión y algo que la sociedad, mayoritariamente ha apoyado, según hemos analizado en nuestra investigación. Recordando que los comentarios positivos eran mucho más neutros que los negativos lo que hacían era visibilizar mucho más odio, las palabras eran más fuertes y se posicionaban mejor, a los algoritmos les gustan esas palabras de odio, de confrontación, y al final quien sale perjudicada es la víctima. Así que un año y medio después, creo que las cosas siguen más o menos igual. Pase lo que pase en el juicio, va a haber muchas personas que ya desde el minuto uno tengan clara su sentencia. No sé cuál es la solución, pero sí que es cierto que este sistema victimiza muchísimo a la víctima y sobre todo al ser un personaje público se vuelve a poner el foco en Jennifer Hermoso y es un error porque el foco siempre hay que ponerlo en el agresor y no en la víctima. Eso es algo que todavía no hemos aprendido ni como medios de comunicación ni como sociedad: el foco no es la víctima, siempre es el agresor.