¿Cómo se repone un deportista de élite de una de las derrotas más dolorosas de su vida? ¿Cómo son los días siguientes? Quizá estamos más acostumbrados a las historias de medallas, podios, champán y flores. Pero el deporte tiene una cara mucho más común, que es aquella en la que un mal día se materializa en un fracaso deportivo. Adriana Cerezo (Madrid, 2003) estaba en todas las quinielas de medalla en los JJOO.
Lo decía Alejandro Blanco en las jornadas de Mujer y Deporte que el COE organizó semanas antes de los Juegos. “Adriana ya me ha prometido que se vuelve con metal” decía, mirándola, mientras prensa, ex deportistas y asistentes asentíamos. Era una de las bazas más claras para París. Siendo la segunda mujer más joven en hacerlo, en Tokio obtuvo la primera de las medallas para España de los Juegos de la Pandemia. En la terminal del aeropuerto de vuelta ya como subcampeona olímpica, atestado de prensa, su desparpajo terminó de consagrarla. Había nacido la nueva estrella del taekwondo español.
Pero en París las cosas no salieron como nadie esperaba. Ella la primera. “Yo estaba segura de que tendría el oro”, nos dice, mientras nos enseña la pantalla de su móvil en la que luce el símbolo de Los Ángeles 2028. Quedan cuatro años pero ella siente que le van a servir para volver a construir todo desde cero. “Desde que gané la medalla en Tokio ha ido todo muy rápido, esos tres años no me han dado tiempo a construirme como atleta de la forma que hubiese querido”. La última vivencia, la más agridulce de todas.
Adriana Cerezo durante la entrevista con Artículo14
Cayó eliminada en cuartos de final contra la iraní Mobina Nematzadeh. “Yo de París saco que he vivido emociones, pesaba que solo iba a vivir las buenas. Yo había perdido campeonatos, de Europa, del Mundo, pero creía que eso también me servía y me alimentaba para el gran objetivo que eran los Juegos. Entonces dolía, pero volvía en seguida. Pero después de Paris, esa frustración rabia tristeza la tenía igual que en otro campeonato, pero una vez que lloré todo, al día siguiente mi sensación por dentro era de vacío, pensaba ¿y ahora qué?“.
Los Ángeles 2028
Ese ahora qué, es el nuevo destino olímpico que espera que Adriana Cerezo aborda de forma distinta al anterior. “Mi sensación de después de Tokio era de muchas ganas. Ahora siento que tengo mucho tiempo. Ahora tengo esa oportunidad. De hecho si ahora me dicen que los Ángeles es en un año no sabría como afrontarlo”, comenta.
“Cuando pierdes te preocupa decepcionar a todo el mundo”
“Ha sido una locura, he vivido muchas cosas, algunas han sido muy malas. Cuando pierdes te preocupa decepcionar a todo el mundo. Pero me he dado cuenta también de toda la gente que he tenido a mi alrededor. La gente quiere a los que ganan, y eso es así, por eso tiene tanto mérito ser campeón olímpico, pero verme en el otro lado de la moneda y ver que la gente me ha seguido apoyando, desde el propio Alejandro (Blanco), patrocinadores, medios… eso ha significado mucho para mí” admite la taekwondista.
El apoyo de su equipo
“Tenemos mucha suerte con nuestra familia, con tanto apoyo y con nuestro equipo, que les veo casi más que a mi familia”, comentaba Adriana en la rueda de prensa organizada por Universae junto a todo el equipo, y esa suerte se traduce también en las malas, o a lo mejor, en las no tan buenas.
Jesús y Suvi, el matrimonio que ejercen de entrenadores en el club, asumen la derrota con normalidad. “Las dos caras de la moneda siempre están ahí”, “lo vivimos con tristeza, como si te hubiesen metido un croché, son gente joven que tiene que aprender que la vida es así, son cosas que suceden pero pensamos que teníamos que seguir adelante”. Para Suvi, lo más importante fue “darle todo nuestro cariño para que se levantase y cuanto antes siguiese para adelante. Todos queríamos que le saliesen las cosas, sentimos mucha tristeza por ella”.