El futuro de la natación está a buen recaudo con Paula Otero (Galicia, 2004). El Campeonato de España Open de Primavera de Sabadell se ha celebrado en este fin de semana, dando un año más, cita los mejores nadadores del panorama nacional.
Le preguntamos a la nadadora gallega que titular le gustaría leer de si misma. “Paula Otero deslumbra en Sabadell” nos contesta “es importante tener un plan a corto plazo”, nos dice en un fin de semana donde ha competido en los 800 y los 1.500 metros libres, dos de sus especialidades y sus pruebas favoritas
La nadadora gallega de veinte años nos recibe en la concentración de Sierra Nevada, donde han podido preparar a conciencia todo lo que se viene por delante. Tras el campeonato de España, la Copa del Mundo de Aguas Abiertas en Ibiza.
Unos días en el CAR para ponerse a punto. “Aquí está super mecanizado todo. Entrenamiento, gimnasio, aunque también hay tiempos para estudiar”. Ella compatibiliza su deporte con la carrera de Fisioterapia, porque es consciente de que en el deporte de élite “hay que tener un plan B”.
“También hay ratos para desconectar porque aquí la siesta es sagrada“, nos cuenta Paula Otero entre risas con su espontaneidad natural.
En junio se quedó a las puertas de los Juegos de París, y este ciclo olímpico lo afronta decidida a que sea el suyo para estar en Los Ángeles 2028. “el año pasado al final no pude clasificarme y yo creo que para un deportista es la mejor experiencia que puede vivir, así que me encantaría, sería un orgullo impresionante“, asegura.
Para ello, el pasado año, en la que fue su primera campaña senior, hizo una apuesta, la de cambiar el CAR de Barcelona por Málaga, donde vive y entrena con algunas de las referentes actuales de la larga distancia española como son María de Valdés y Ángela Martínez. “A nivel de entrenamiento es muy diferente, yo me fui a Barcelona a mejorar la parte de velocidad. Cuando tenía que entrenar allí fondo lo hacía un poco más sola, ahora lo hago en un grupo tan bueno como el que tenemos, eso mola”, nos explica la nadadora gallega.
El punto de inflexión
Si hubo un momento en el que Paula comenzó a sopesar seriamente ser profesional fue tras el Campeonato Junior de Roma. Su bronce en 1.500 libres y mejor marca personal, fue la guinda de un pastel que se había ido cocinando a fuego lento, a base de mucho entreno, esfuerzo y ganas. “La emoción que te da al clasificarte para tu primera competición internacional es incomparable cuando recibes por ejemplo la equipación para representar a España“, recuerda Otero. “Ese mismo año además me fui al Centro de Tecnificación de Pontevedra y ahí ya era todo mucho más profesional, y ese fue el punto en el que todo empezó a crecer”, recuerda.
Tras algunos cursillos en lo que sus padres le apuntaron, Paula combinaba la natación y el patinaje. “Pero ese es un deporte tan delicado y yo no soy para nada eso, soy competitiva como nadie y me di cuenta que la natación era más lo mío”, confiesa. “Así fue creciendo esta pasión”, mantiene.
Una pasión por la que también ha tenido que hacer renuncias. “Justo cuando empecé a despuntar fue el momento en que se empiezan a hacer planes, ir a cumpleaños… en ese momento decía entre mi grupo de amigas soy una pringada, pero luego te vas dando cuenta, de el sacrificio merece la pena, si que compensa”, reflexiona la coruñesa.