PLANES CON CARLA DE LA LÁ

Un paseo por la Moncloa, cambio de armario, tapeo patrio de lujo y desdramatización fotográfica

Esta semana la cronista nos invita a conocer los entresijos de la Presidencia, a reconciliarnos con nuestros ex y a disfrutar de la cocina folclórica y los besos

No hace mucho soñé que me tocaba en unas patatas fritas, tipo Willy Wonka: “Pase 2 días en casa del presidente”. El premio era para 2 personas y yo elegía a mi amada amiga Mónica, que simpatiza a Pedro Sánchez.

La Moncloa estaba horriblemente decorada, con esa infecciosa mezcla entre Mies Van der Rohe y el bodegón con perdices o el Miró sobre
escritorio Imperio. Todo muy Hotel de cinco-estrellas-decepcionante, nuevecito, conveniente y sin alma

Aunque mujeres que le tratan y políticas como mi querida Macarena, me habían hablado de sus encantos, nivel “ojos negros que harán temblar las rodillas” Sánchez no me pareció un “hechicero”, francamente… Sin embargo, en un claro afán por ser mejor persona y agradarnos, nos mostraba absolutamente todas las tripas de Palacio.

Vivía rodeado de ayudas de cámara y galenos como si fuera Luis XIV, que velaban incluso su sueño, y el último día, en una comida torera de las de mantel de hilo blanco, copa y puro, absolutamente seducido por nuestros encantos, que no son completamente insignificantes, en pleno ataque de felicidad, nos daba el móvil de todos ellos.

Los ayudas de cámara eran un grupo de jóvenes listísimos y al mismo tiempo, sumisos y, por orden de Sánchez, nos intercambiamos los teléfonos para cualquier necesidad que nos surgiera en la vida cotidiana y también para hacerle llegar nuestra valiosa opinión al Presidente.
Antes de marcharnos, con muchísima ternura y sonrisa de galán random en portarretrato de la sección Hogar de ECI, nos regaló unos bolígrafos de propaganda de la Moncloa, de mil colorines, y el detalle nos pareció abyecto, pero nos los llevamos para nuestros hijos porque tenía la mejor intención.

Cita con Pedro Sánchez: Decía Tennessee Williams que una serena desesperación podría aplicarse para describir la mayoría de las existencias humanas, incluidas (pienso que ellos peor) las públicas. Nadie quiso emitirlo hasta ahora que El País lo hace para suscriptores premium. El documental Cuatro estaciones sigue al presidente durante un año en su vida política y personal. La serie documental, está estructurada en cuatro episodios que capturan momentos cruciales de la gestión gubernamental y de la cotidianidad de bello mandatario, incluyendo su trabajo en La Moncloa y situaciones relevantes como la guerra en Ucrania y la preparación para las elecciones. Este invento producido por The Pool y Secuoya Studios es interesante (en principio) y hay que verlo, te caiga como te caiga el presi enamorado y la presidenta del gobierno.

Cita con tu lover: en el Manero. O con tu nuevo novio, apegos ambos inseguros, volátiles, como es normal… La cuestión es que también te ofrecen los mejores planes, los más divertidos y sugerentes, las mejores conversaciones (¡qué bien escucha un nuevo amor, si no lo hace Passport!) y los mejores besos…. A tal efecto, y porque de novios o de lovers se sale, se habla, se besa (y se bebe) muchísimo, os recomiendo nuevo espacio oscuro de aterciopelados cortinajes en pleno barrio de Salamanca (hay más Maneros por Madrid y Alicante). Por otra parte, y aunque no lo creáis, sisters, esta taberna alicantina es uno de los mejores paradigmas del tapeo patrio de lujo. (Yo detesto el lujo, pero… Está muyyyy bueno); y es muy bonito, con lámparas antiguas de Manises, mosaicos romanos, cristales de murano y bancos de mármol. En el cuarto de baño, suenan ¡los chistes de Chiquito de la Calzada! mientras orinas, un golpe Da Dá interesante, aunque yo hubiese elegido
psicofonías u orgasmos (míos) puestos a crear. Merece la pena emborracharse un poco sentadita en las rodillas de tu chico o frente a él en alguno de los reservados bermellón.

 

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Cita con tu armario: La moda no consiste solo en verse uno más guapo o sexi que de costumbre perpetrando estilismos motivados por la repetición, sujetos a la ingenuidad intelectual de la dependienta de moda que se limita a colocar cada cosa en su sitio, y en paralelo, bajo las mismas pautas que utilizan los niños de infantil para colorear. La estética es una bandera y una declaración de intenciones, un discurso político, económico social, moral e intelectual (donde lo hay, claro). Y esta semana, mientras hago (como vosotras, supongo) el cambio a los armarios y prendas de otoño en casa, míos y de mis hijos, y perros, aprovecho para recomendaros mi revista de moda favorita, corrijo, la
única que me interesa. ¿Que qué es lo que se lleva esta temporada? ¡No importa! (Transparencias, puntitos, falda plisada, marrón chocolate, leopard print, cuadros escoceses, petos y overalls, color vino, Caqui, Satinados…zzzzzzzzz). Se llama Who What Wear y ¡no es un coñazo!


Cita con tu ex marido: Si eres, como yo, de las que prefieren conservar los afectos como activos emocionales y lúdicos, te recomiendo un satisfactorio plan con tu ex… ¿Y dónde se puede una reunir con quien tanto se quiso y ahora no se desea hablar mucho? ¿qué mejor que visitar con él una exposición? La Fundación Mapfre es conocida, según me dicen los entendidos, por sus exposiciones de fotografía, y hoy os traigo la de Weegee; me deslumbró el finde pasado a pesar de la tormenta de la hispanidad.

Conocido bajo el seudónimo de Weegge (Zólochiv, 1899-Nueva York, 1968), Arthur H. Fellig, trabajaba en la noche neoyorquina fotografiando cadáveres, incendios, detenidos en furgones policiales, etc. sucesos escabrosos y violentos (me encantan); y todo desde una gran ironía y sentido de la belleza; mostrando cuánto de «espectáculo» tiene nuestra vulnerabilidad (desdramatizando la muerte y el espanto, como a mí me gusta). En la segunda parte de su carrera el artista se burló de lo espectacular hollywoodense. De la fama efímera, de las multitudes que adulaban a los «famosos» y de su entorno, banal y mundano. Y de los guapos y los feos. Fundación MAPFRE Paseo de Recoletos, 23

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