La estupenda serie británica True Love, que podéis encontrar en Filmin, habla de un grupo de jubilados que, tras el funeral de uno de sus amigos de la infancia, llega a un acuerdo. Si la vida se hace insoportable se ayudarán a morir mutuamente, frente a una legislación británica que condena con hasta 14 años de cárcel a quien participe en una eutanasia.
Y justo mientras la estaba viendo, la realidad vino a chocar con su premisa: el Parlamento británico ha empujado una normativa para facilitar la salida a los enfermos terminales, con un diagnóstico terminal y una esperanza de vida de seis meses o menos. Fue en una votación muy ajustada (330 a 275) en la que los partidos no forzaron la disciplina de voto y permitieron votar en conciencia. Todavía quedan meses hasta que se ponga en marcha, pero ya es casualidad, coñe.
El peso de la historia descansa en Philippa (Linday Duncan), una expolicía casada con un señor más aburrido que contar macarrones y que, en el fondo de su cabeza, se pregunta si hubiese podido salirse con la suya si alguna vez hubiese cometido un crimen. También en su antiguo novio Ken (Clarke Peters), un exmilitar que nunca terminó de acostumbrarse a la vida civil. Fornido y maduro pagafantas.
La historia avanza, en muchas ocasiones, por cauces intimistas y habla de la vejez, la amistad y la muerte con cariño y respeto. Todos los actores están fenomenales, como suele pasar en las producciones británicas, con puntos adicionales para el marido de Phil, interpretado por Phil Davies, y para Kiran Sonia Sawar, la joven agente a quienes los más espabilados recordaréis como la investigadora del episodio de Black Mirror titulado Crocodile.
Lo mejor, en todo caso, son los cambios de ritmo. A veces te parece estar viendo una historia de Ken Loach y, de golpe y porrazo, te topas con un noir de sueños rotos y caderas desencajadas. Conviene verla sin que nadie te cuente demasiado.
Uno de los cocreadores de la serie, Charlie Covell, reconoció en una entrevista que la historia tenía su origen en la realidad, en una pariente que les había reconocido que prefería que le pegasen un tiro en la nuca antes que padecer de una larga enfermedad terminal. Estaba aterrada ante la posibilidad de desvanecerse, agonizada y confundida.
Algo agradecido es que, como él mismo admite, la serie no tiene ningún interés en repartir moralina, sino en explorar “el paisaje emocional y psicológico de la historia”, sin renunciar a momentos genuinamente divertidos, con ADN genuinamente británico.
Al final, no deja de ser una historia de personajes, sobre sacrificio, oportunidades perdidas, amor verdadero en más de una manera y la búsqueda de algo que dé sentido a vidas limitadas, tanto en contenido como por duración.