Las hace reír. Las sorprende con excéntricos rasgos de personalidad que raramente se encuentran entre la gente de Hollywood. “Ama la lluvia, es la única persona en Inglaterra a la que le gusta la lluvia”, dijo en cierta ocasión Helena Bonham Carter, madre de sus dos hijos. “Tim ama Italia y el cine italiano. He descubierto a Mario Bava gracias a él”, ha declarado Monica Bellucci, con la que empezó a salir en octubre de 2022 y quien confirmó en junio del año siguiente que eran pareja formal. Hasta yo me habría enamorado de Tim Burton si me hubiera dado a conocer el cine de Mario Bava. Bromas aparte —¿era broma?—, algo tiene este veterano director de cine fantástico, gótico y sentimental (“melangótico”, para resumir) que ha enamorado una tras otra a varias de las actrices más deseadas, admiradas y perseguidas de las últimas décadas.
Aunque pocos se acuerdan de su primera esposa, la no menos atractiva pero mucho más discreta artista y creadora de efectos especiales alemana Lena Gieseke, con quien contrajo matrimonio en 1987 en una ceremonia íntima, divorciándose en 1991, según ella “debido a la compleja y fuerte personalidad de Tim”, resulta difícil olvidar a su siguiente pareja: Lisa Marie Smith. La que fuera modelo de Robert Mapplethorpe, Bruce Weber y Calvin Klein, con casi un metro ochenta de altura, larga melena rubia y curvilínea figura de reloj de arena parecía el tórrido sueño de cualquier freak amante de los años cincuenta, las portadas de los pulps y el burlesque.
Burton y Lisa Marie se conocieron en plena crisis matrimonial del primero y formaron la pareja excéntrica de Hollywood por excelencia entre 1993 y 2001. Con ella comenzó la tendencia del director a ofrecer a sus compañeras sentimentales notable presencia en sus películas. Lisa Marie le inspiró el personaje de Sally en Pesadilla antes de Navidad (1993) y fue perfecta encarnación de Mayla Nurmi, la mítica Vampira de Ed Wood (1994). Como chica marciana de Mars Attacks! (1996) tuve la suerte de conocerla, junto a Tim Burton, durante su promoción del filme en España. Era literalmente fantástica. Inteligente, divertida y al mismo tiempo la página central en movimiento del mejor número de la historia de Playboy. Él no podía estar más feliz: con su traje holgado, enorme corbata y pelos desaliñados, rostro equino, narigudo y anguloso, la miraba como quien no da crédito a lo que está viviendo.
Helena Bonham Carter y el enamoramiento repentino
Lisa Marie volvería en Sleepy Hollow (1999), a ella le dedicaría su libro de crueles rimas infantiles para adultos La melancólica muerte del Chico Ostra (1999), sería la voz femenina de su miniserie animada Stainboy (2000) y la Nova de El planeta de los simios (2001). Y punto. De repente, Tim quedó fascinado por la actriz que encarnaba, en el mismo filme, el papel de Ari, la simia rebelde, Helena Bonham Carter. Decidió conquistarla con su genuino estilo freak: “No me malinterpretes, pero eres la primera persona en quien pensé para interpretar un chimpancé”. La ruptura con Lisa Marie no fue amistosa: ella le demandó y se deshizo de todos sus recuerdos.
Bonham Carter, cuya relación más importante había sido con el director e intérprete shakespeariano
Kenneth Branagh, debió encontrar refrescante el humor y fantasía de Burton: “Con él me sentí inmediatamente cómoda y a salvo”. Él cambió la pin-up espectacular por la inquietante dama inglesa. Ambos se trasladaron juntos a Londres, ciudad favorita de Burton, anglófilo como sólo un melangótico puede serlo. Se casaron casi en secreto, permaneciendo juntos trece años y media docena de películas, incluyendo Big Fish (2003), Charlie y la Fábrica de Chocolate (2005), La novia cadáver (2005), Sweeney Todd (2007) y Alicia en el País de las Maravillas (2010). Tras numerosas dificultades, causadas por problemas de fertilidad, Helena le dio un hijo y una hija.
Pero el 23 de diciembre de 2014, la que se había convertido en pareja gótica modélica de Hollywood, hasta el punto de que algunos les bautizaron como “la auténtica Familia Addams”, anunció su separación amistosa. Quizá Tim recordara entonces uno de sus versos: “El bebé, que suponían/los iba a juntar muy juntos,/en realidad los volvió/adustos y cejijuntos.” Helena aseguró a la prensa: “Puede que sea más fácil trabajar juntos ahora, sin estar juntos. Siempre me escogió para los papeles con mucha vergüenza”. La realidad ha sido otra: no ha vuelto a colaborar con Burton.
Durante un par de películas hubo rumores acerca de la proximidad algo más que profesional entre Burton y la bella y no menos gótica Eva Green, protagonista de El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares (2016) y con un papel también en Dumbo (2019). Pero no ha sido hasta el inesperado y quizá indeseado retorno del director al universo de la película que le consagrara en 1988, con Bitelchús Bitelchús (2024), cuando se ha sabido oficialmente que su nueva pareja es Monica Bellucci, una de las mujeres más bellas, según todas las encuestas y parámetros, de finales del siglo XX y comienzos del XXI.
Quien fuera novia de Drácula en el filme de Coppola es ahora nueva pareja del maduro Chico Ostra. Combinando su pasión por las espectaculares mujeres de estilo curvilíneo (Lisa Marie) y las más cerebrales y sofisticadas a la europea (Bonham Carter), con Monica Bellucci, que naturalmente tiene un destacado papel en Bitelchús Bitelchús, Burton se apunta un nuevo tanto.
El sensible y no demasiado atractivo cineasta que se ha identificado siempre con los patéticos monstruos de la pantalla, que ha confesado a menudo cómo en su infancia “nunca salía con otros niños y siempre encontraba difícil conectar con la gente, especialmente con las chicas”, tiene a sus espaldas una de las trayectorias como amante más espectaculares de la historia de Hollywood, que el propio Hitchcock envidiaría: Lisa Marie, Helena Bonham Carter y ahora Monica Bellucci, estas dos últimas con parejas anteriores como Branagh o Vincent Cassel, sin mencionar a Lena Gieseke o los rumores sobre Eva Green.
Modelos, estrellas y actrices de fama, belleza e inteligencia reconocidas con quienes la mayoría de los Chicos Ostra solo pueden soñar en sus más húmedas, tristes y solitarias noches. Salvo, claro, que lleguen a directores de Hollywood con fama internacional. ¿No es eso con lo que sueñan también demasiados chicos freaks en las escuelas de cine, mientras estudian hastiados los principios del montaje o se aburren mortalmente con los clásicos mudos en blanco y negro?