El talento femenino está infravalorado, especialmente el de las mujeres de más de 50, cuyo talento está infrarrepresentado y encasillado en papeles estereotipados y secundarios. Sólo el 25% de los personajes mayores de 50 años en cine y televisión son mujeres, según el estudio “Women Over 50: The Right to Be Seen on Screen” del Geena Davis Institute. Además, no existen cifras oficiales de cuántos de estos personajes ocupan roles protagonistas.
Para impulsar el diálogo y promover cambios en la industria audiovisual, AXN ha presentado The Silver Credit, una iniciativa que resalta la importancia de generar más roles protagónicos para mujeres mayores de 50 años. Este movimiento toma forma mediante distintos elementos gráficos integrados en sus producciones, visibilizando y reconociendo su importancia la narrativa audiovisual. Una iniciativa que se puso en marcha durante el preestreno de High Country, el 13 de diciembre, marcando el inicio de una nueva etapa.
Más de una decena de series protagonizadas por mujeres llevarán este sello, que aspira a convertirse en un símbolo de cambio, invitando a reflexionar sobre la representación de las mujeres en esta etapa de la vida.
La edad como límite: el cine y la exclusión de las actrices mayores
En las pantallas no hay mujeres maduras. La vida de una actriz, delante de las cámaras, llega a su fin con la aparición de los primeros signos de la edad. Cuando aparecen las primeras arrugas, su carrera se desploma. A los 40, los personajes femeninos desaparecen del cine y las series de televisión. No así en el caso de los hombres. La realidad de los hombres de más de 50 se antoja universal, convirtiéndose en el eje de miles historias.
Sin embargo, cuando hablamos de mujeres de la misma edad, todo aquello que les sucede y las inquieta sólo concierne a unos pocos. A unas pocas. Las historias de mujeres siguen siendo etiquetadas como secundarias, emocionales o limitadas a ciertos roles tradicionales, mientras que las de los hombres se perciben como profundas y complejas.
Pero este problema es, en gran medida, estructural. El patriarcado afecta a todos los ámbitos de la sociedad. También a la cultura. El cine y la televisión, como el arte o la literatura, desempeñan un papel fundamental en la creación del imaginario popular y en la reflexión sobre lo colectivo. Sin embargo, históricamente, estas industrias han estado dominadas por hombres, con una escasa representación femenina en las primeras líneas. Esto ha provocado una representación distorsionada de la realidad en términos de diversidad de edad y género. El resultado es un desequilibrio que invisibiliza el talento femenino en diversas etapas, limita la creación de referentes positivos y perpetúa estereotipos.
Esto no sólo afecta a las mujeres que trabajan en la industria, sino también a las audiencias, especialmente a las nuevas generaciones, que crecen consumiendo relatos incompletos. La ausencia de mujeres maduras en las historias refuerza la idea de que su papel se vuelve irrelevante con la edad, perpetuando prejuicios y limitando la creación de referentes.
Las cifras de la desigualdad
La realidad que se muestra en la pantalla es sólo el reflejo de una industria en desigualdad, que se olvida de las mujeres pasados los 45 años. El último estudio sobre el análisis de igualdad del mercado audiovisual español publicado por AISGE en 2017 reveló que entre 2014 y 2016, solo el 24% de los roles protagonistas en mayores de 45 años correspondieron a mujeres, cifra que cae por debajo del 20% en el grupo de 64 años en adelante.
Además, apenas el 38% de los personajes en el cine español eran femeninos, un porcentaje que disminuye aún más con la edad. Estos datos evidencian no solo la infrarrepresentación de las mujeres en la industria audiovisual, sino también la limitada diversidad en las historias que se cuentan.
The Silver Credit: un movimiento hacia la igualdad en la narrativa audiovisual
The Silver Credit es más que un distintivo: se posiciona como un movimiento diseñado para ser adoptado por toda la industria, fomentando una representación más inclusiva. Para amplificarlo, se han sumado algunas de las actrices más reconocidas del panorama nacional, como Cayetana Guillén Cuervo, Maribel Verdú, Macarena Gómez, Paz Vega y Toni Acosta.
Este sello se incorporará de diversas maneras en estas producciones, estableciendo un punto de partida para el resto de la industria y reafirmando el compromiso con la diversidad. La iniciativa busca promover un entretenimiento más inclusivo y equitativo, en sintonía con las expectativas de la audiencia y representativo de la sociedad en toda su riqueza y pluralidad.
Para transformar esta realidad es necesario un cambio estructural. Esto es, no sólo crear más roles protagonizados para mujeres de todas las edades, sino también garantizar una mayor presencia de mujeres en los espacios de decisión: directoras, guionistas, productoras y ejecutivas que puedan impulsar historias auténticas y diversas. Al hacerlo, no solo se amplía el espectro narrativo, sino que se enriquece la cultura al incluir voces y perspectivas que han sido ignoradas.