Feria ARCO 2025

Tetas, masturbación y reivindicación plana: el feminismo se queda atrás en ARCO

Un recorrido por ARCO deja una sensación agridulce: más allá de nombres consolidados como Kiki Smith o Carmen Calvo, la representación femenina sigue atrapada entre la mirada masculina, la idealización superficial y la falta de un discurso verdaderamente transformador

Romper el canon, 2021, de Marina Vargas
Romper el canon, 2021, de Marina Vargas

La 44ª edición de ARCOmadrid no cumple con la paridad: tan sólo un 40 % de mujeres, una cifra “mejorable”, como afirma su directora, Maribel López. Es una cifra que también resulta insuficiente para algunas de las artistas que exponen sus obras, como es el caso de Marina Vargas, creadora de la obra Romper el canon en la que replica el cuadro La libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix.

Es una de las pocas obras que realmente cumplen con lo esperado en el ámbito feminista. Marina Vargas representa su propio cuerpo enfermo con el brazo izquierdo levantado tras perder el pecho izquierdo a causa del cáncer de mama. “Normalmente no se puede levantar el brazo porque te quitan los ganglios, pero tenía que hacerlo porque era un gesto de resistencia y de feminismo”, explica la artista, que califica su pieza como una obra “deconstructiva, irónica y esencialmente feminista”.

Obra 'La fois précédente', de Yaz Taşçı

Obra ‘La fois précédente’, de Yaz Taşçı. María Serrano

La fotografía impacta por lo que muestra y por lo que representa. Pero cuando una recorre los pabellones 7 y 9 de Ifema, especialmente un día como el 8 de marzo, esperaría, sin caer en el wokismo, algo más de representación no sólo femenina, sino de introspección feminista. En general, la evocación de la mujer se hace banal, a través de pezones y pechos femeninos (en forma de frutero o en forma de lámpara), escenas de masturbación femenina o la evocación (bastante conseguida) de un trasero y una pierna de mujer representadas por Horacio Torres.

Unas mujeres (heteronormativas, blancas, depiladas) bailan en mitad del bosque en un ¿elogio? a La danza de Matisse. Es de la artista turca Yaz Taşçı (n. 1995, TR), que estudia Bellas Artes en Beaux Arts de París y es residente en la Cité des Arts de París desde 2023. “Mi obra surge de la introspección personal, explorando emociones y estableciendo conexiones a través de las interacciones representadas en sus pinturas. Estas obras reflejan una búsqueda de pertenencia, equilibrando sentimientos de cercanía y distancia a la vez que necesitan confianza”, explica la artista.

‘Fruitier’, de Inma Liñana, una de las piezas más llamativas de ARCOmadrid

‘Fruitier’, de Inma Liñana, una de las piezas más llamativas de ARCOmadrid. María Serrano

“¿Puede hablarse de un ‘arte de mujeres’ diferente al que producen los hombres? ‘Pintar como una mujer’. Pintar como una mujer. PINTAR COMO UNA MUJER”. Un tapiz de María Carbonell encarna uno de los mensajes más repetidos en la feria ARCO: ¿qué significa pintar como una mujer? En cambio, la representación femenina de Carmen Calvo es siempre certera, nada evidente ni superficial. Ella, a través de su descripción de las mujeres, tanto a través de la pintura como de la escultura, trama una crítica poética y feroz contra la violencia dentro de la familia, el silenciamiento de la mujer, la represión de la sexualidad o del sistema educativo.

Bendt Eyckermans, artista neerlandés, le da la vuelta al voyeurismo y representa a una mujer espiando con unos prismáticos a través de la ventana en un cuadro interesante titulado Binocular rivalry. Por su parte, Humberto Rivas intercambia a Jesucristo por una mujer desnuda en una cruz compuesta de imágenes (nueve fotografías a las sales de plata), en una representación de la mujer fragmentada, una vez más. Bajo la mirada masculina. La obra se llama Eva y sigue otra vía, también algo burda, que es la de la representación femenina de la divinidad, que también emplean artistas como León Ferrari.

'Pintar como una mujer', de María Carbonell

‘Pintar como una mujer’, de María Carbonell. María Serrano

La obra Sky, de Kiki Smith, representa un arte comprometido. Kiki Smith es una de las personas más reconocidas en el mundo del arte en la actualidad y una de las artistas más prolíficas de su generación. Alcanzando la mayoría de edad durante los últimos días del arte de performance a fines de la década de 1970, Smith y otras de su época, como Barbara Kruger , Kara Walker y Cindy Sherman , constituyeron el final de la segunda ola del arte feminista y encontraron nuevas formas de explorar los roles sociales, culturales y políticos de las mujeres.

Kiki Smith estaba fascinada por el arte figurativo y se hizo conocida por sus obras de arte viscerales, a menudo perturbadoras, que representan el cuerpo humano en detalle, centrándose en temas de mujeres de la mitología y el folclore, o que hacen referencia a su educación católica. Smith forjó un camino único dentro del arte feminista, concentrándose en la figura humana cuando la abstracción y el arte de performance eran más populares.

La obra Sky, de Kiki Smith, representa un arte comprometido. Kiki Smith es una de las personas más reconocidas en el mundo del arte en la actualidad y una de las artistas más prolíficas de su generación. Alcanzando la mayoría de edad durante los últimos días del arte de performance a fines de la década de 1970, Smith y otras de su época, como Barbara Kruger , Kara Walker y Cindy Sherman , constituyeron el final de la segunda ola del arte feminista y encontraron nuevas formas de explorar los roles sociales, culturales y políticos de las mujeres.

La obra ‘Sky’, de Kiki Smith. María Serrano

Las escenas de masturbación femenina también abundan en la actual edición de ARCO. La francesa Mimosa Echard concibe a una mujer medio desnuda dándose placer delante del ordenador portátil, en un cuadro que recuerda a la portada del New Yorker titulada ‘Love life’. Your sleeping mantiene la candidez de lo femenino a través de los colores pastel, que contrastan con la sórdida naturalidad del vello corporal, el colchón rojo sangre o la almohada entre las piernas de la joven, a la que no vemos el rostro.

Por su parte, la artista peruana Sandra Gamarra expone una instalación que critica la representación colonialista de las mujeres indígenas en el arte occidental, desafiando la narrativa hegemónica y proponiendo un feminismo interseccional.

La obra 'Your sleeping', de Mimosa Echard

La obra ‘Your sleeping’, de Mimosa Echard. María Serrano

Una de las mejores representaciones de la sensibilidad femenina en esta edición es, con toda seguridad, la de la valenciana Sandra Mar. En una combinación de obra cerámica y palabra, con poderosos mensajes que resuenan dentro de nosotras (“Tu cuerpo quiere acción tan simple como un sueño cualquiera” / “Si viertes tu saliva sobre mis pestañas cerradas”), la joven española representa un nuevo resurgir de la artesanía en clave contemporánea y una conciencia feminista colectiva.

La suya es una propuesta que huye del estilo depurado que ha predominado en la cerámica desde que experimentó su boom. “No me reconozco ni formal ni técnicamente en los planteamientos de los ceramistas, me divierte más abordar la cerámica desde otro sitio”, relata. Su estilo es algo siniestro, oscuro, lejos del canon: como lo es también la mujer y su deseo, mucho más complejo y lleno de aristas que una simple representación de un pezón.

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