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Samantha Hudson: “Se ha asentado un relato feminista muy blanco, desclasado y normativo”

Samantha Hudson es un torbellino. Su presencia desborda ironía, carisma y una inteligencia mordaz que ha convertido su voz en una de las más singulares dentro del panorama cultural y activista español

Samantha Hudson

Samantha Hudson es un torbellino. Su presencia desborda ironía, carisma y una inteligencia mordaz que ha convertido su voz en una de las más singulares dentro del panorama cultural y activista español. Cantante, performer y provocadora nata, su discurso es una sacudida contra la complacencia, un ejercicio de deconstrucción constante que desafía las categorías impuestas por el género, la política y la propia industria del entretenimiento. Pero si algo caracteriza su trayectoria es la capacidad de decir lo que piensa sin rodeos, sin buscar la aprobación de nadie y con la certeza de que el feminismo debe ser incómodo si de verdad quiere transformar la realidad.

En esta conversación con Artículo14, Samantha Hudson repasa los desafíos del feminismo actual, desmonta los mitos de la representación superficial y señala los peligros de un movimiento que, en ocasiones, olvida a las más vulnerables. Desde su mirada afilada, denuncia la asimilación capitalista de la lucha feminista, el discurso TERF y la urgencia de escuchar a las voces históricamente marginadas. Con la misma claridad con la que llena escenarios y rompe esquemas, defiende un feminismo interseccional, crítico y combativo, que no se conforme con las migajas del sistema y que abrace la diversidad sin fisuras.

La artista, vedette y activista Samantha Hudson

La artista, vedette y activista Samantha Hudson

¿Cuáles creen que son los grandes desafíos del feminismo actual?

Recordar que la clase lo es todo. Es fundamental encontrar la forma de alejar la lucha de este sistema caníbal que lo fagocita todo. Recuperar la interseccionalidad y entender que esto no consiste en pasarle la discriminación a la de abajo como si fuera un relevo. Siento que se ha asentado un relato feminista muy blanco, desclasado y normativo y hay que huir de esa idea. Escuchar a las compañeras precarizadas, a las trabajadoras, a las discas, las locas, las queer, las racializadas, las trabajadoras sexuales… Escucharlas de verdad, darnos la mano y tener muy claro quién es el enemigo.

En varias ocasiones has mencionado que “lo femenino no es patrimonio de nadie”. ¿Podrías profundizar en cómo esta perspectiva influye en tu visión del feminismo y la inclusión de identidades diversas?

Creo que todas, todos y todes estamos bajo el paraguas del género. Por consecuencia, todas, todos y todes tenemos derecho a jugar con los paradigmas del mismo, lo que significa también que nos corresponde a todas, todos y todes abordar la violencia que sufrimos. Abrazar las identidades disidentes y comprender que formamos parte de esta lucha es algo fundamental para el feminismo.

Has criticado a ciertos sectores feministas que excluyen a las personas trans. ¿Cuál es tu mensaje para quienes defienden posturas TERF (feministas radicales trans-excluyentes)?

A mí me resultaría bastante alarmante que mi postura dentro del feminismo coincidiera con las políticas y discursos de la ultraderecha. Francamente, pensar que las personas trans son el enemigo es un enfoque absurdo, equívoco y muy peligroso. Además, me llama mucho la atención cómo todas las acusaciones que se arrojan en nuestra contra desde lo TERF parecen estar dadas la vuelta. Quiero decir, me reprochas estar “borrando a la mujer” mientras niegas mi existencia, cercenas mis derechos y exiges que no tengamos representación en los medios… ¿Quién está borrando a quién? Critican los roles de género pero cuando ven un cuerpo trans que rompe con esos estándares aluden a los cromosomas, el sexo y la capacidad gestante, imponiéndonos los mismos roles que pretenden destruir. Afirmar de forma tan rotunda lo que es ser una mujer de verdad, incluso pensar que existe tal cosa, es una tremenda irresponsabilidad. Si permitimos que haya una única forma de ser mujer, seguramente la mayoría nos quedemos fuera. Estamos cansadas de justificar nuestra existencia y de suplicar por el respeto y la dignidad que nos corresponden como seres humanos.

La activista y artista multidisciplinar Samantha Hudson

La activista y artista multidisciplinar Samantha Hudson

En una entrevista mencionaste que “la lucha de clases tiene que ser inclusiva con el resto de cuestiones sociales”. ¿Cómo integras la lucha feminista con otras luchas sociales, como la de clases o la racial?

Por ejemplo dejando de creer que la CEO de una empresa es un icono feminista. El concepto de “Girl Boss” nos ha hecho creer que una ejecutiva que le roba la plusvalía a sus trabajadoras es un referente para la liberación de la mujer. ¿Pero qué mujeres se están liberando? ¿Quiénes rompen el techo de cristal y qué pasa con las que están debajo? Estamos rodeadas de mensajes de empoderamiento, de ejemplos de superación y de consignas que ni siquiera tocan de cerca a las mujeres obreras.

¿Cómo atraviesa la misoginia a una mujer racializada? ¿Cómo convergen el racismo y el machismo en sus vidas? Todas estas son preguntas que deberíamos hacernos porque las violencias que sufrimos no emanan de un único punto, es un entramado complejo que se manifiesta de múltiples formas. No podemos ser feministas sin abordar también las distintas problemáticas que afectan a todas las mujeres.

El 8M es una fecha significativa para el movimiento feminista. ¿Qué significado personal tiene para ti esta jornada y cómo la vives? ¿Crees que es necesario o que es otra forma de pinkwashing institucionalizado?

Para mí es un evento simbólico y un recordatorio de que no hay que bajar la guardia. Respecto al pinkwashing… pues habrá espacios o bloques más descafeinados y otros más críticos y combativos. Es una cuestión de saber dónde, cómo y cuándo tienes que hacer acto de presencia. Para mí lo importante es tejer redes de apoyo y cuidado más allá de este día concreto. Preguntarnos si estamos haciendo algo mal, si podríamos hacer algo mejor y contemplar siempre la opción de estar equivocadas. Hacer barrio, tender puentes, dar la mano, acompañar a las mujeres que te rodean y habitan el día a día.

Para quien no lo comprende, ¿qué es la disidencia de género que tú abanderas?

La disidencia de género es el acto de rebeldía, consciente o inconsciente, de existir fuera del esquema de lo que es ser un hombre o una mujer de verdad, incluso de lo que es ser en sí mismo. Ser disidente es vivir fuera de lo cis, alejada de esa idea de que los caracteres sexuales definen tu identidad. No aceptar que otras personas, en base a estándares clínicos y estructuras socioculturales, te digan quién eres y como has de habitar el mundo.

"El concepto de “Girl Boss” nos ha hecho creer que una ejecutiva que le roba la plusvalía a sus trabajadoras es un referente para la liberación de la mujer", dice Samantha Hudson

“El concepto de “Girl Boss” nos ha hecho creer que una ejecutiva que le roba la plusvalía a sus trabajadoras es un referente para la liberación de la mujer”, dice Samantha Hudson

Dices que eres la “embajadora de la disidencia en la normatividad”. ¿Hay que tratar de dialogar con todos, “colonizar” todos los espacios?

La ultraderecha ha conseguido quedarse con ese amplio porcentaje de la población que más que ser malas personas, son ajenas a otras realidades. Se ha quedado con toda esa gente que dudaba, que desconocía y que no sabía qué pensar sobre lo queer porque simplemente no le tocaba de cerca. Esto es terrible y aunque yo soy muy partidaria de la ira y de no rendirle cuentas a nadie, creo que ahora hay que ser más listas, tender puentes. No me importa exponerme en espacios que pudieran estar fuera de mi pequeña burbuja si eso supone acercar nuestra realidad a gente como podrían ser mis padres o mis abuelos o a infancias y adolescencias que buscan la respuesta a una pregunta que no saben cuál es. Conquistar espacios no es más que reclamar ser visibles en un mundo que tenemos derecho a habitar. La diversidad forma parte de la vida, de la naturaleza, pero por desgracia aún es una obviedad que necesita ser remarcada.

¿Cómo compaginas la hipersexualización y la hiperfeminización con la reivindicación de la disidencia? ¿No se trata de una reivindicación estética, sino de identidad?

Hay que tener en cuenta que para muchas personas queer, la feminidad ha sido algo restringido desde que nacieron. Entonces, lo que para algunas mujeres ha sido una imposición de la que ansían librarse, para otras personas es un terreno que les ayuda explorar y expresar su identidad. O por ejemplo, si eres una chica trans seguramente necesites reproducir ciertos cánones e hiperfeminizarte para que la gente te lea de forma correcta (y ni con esas). Pero esto no es siempre así, desde luego hay mujeres trans con un aspecto más andrógino o con unas preferencias de estilo que no cumplen a rajatabla todos esos estereotipos. Evidentemente tampoco hay que tragarse los mismos cuentos viejos que nos vienen contando desde hace siglos, considerar los mandatos estéticos como algo liberador y empoderante no es el objetivo. Sin embargo, me parece una desfachatez que en nombre del feminismo se señale y se juzgue a mujeres por ser “muy femeninas” o por “sexualizarse demasiado” ¿O es que nos olvidamos de que ellas también sufren la violencia de este sistema patriarcal y misógino? Parece como si encarnar ese imaginario ya no fueras un sujeto con agencia y posicionamientos políticos.

Has hablado sobre la importancia de la visibilidad y representación. ¿Cómo crees que el feminismo puede contribuir a una representación más diversa y auténtica en la cultura popular?

El feminismo pone en duda todo lo que hemos aprendido y si pones en duda lo que hemos aprendido empiezas a entender que existen más realidades fuera de que aquello que conoces. El feminismo te ayuda a observar el mundo desde otro prisma y esto es algo fundamental para desmontar los relatos hegemónicos que gobiernan el mundo. Aunque, personalmente, lo que hace falta es que las personas que viven relegadas en los márgenes cojan el volante y empiecen a construir sus narrativas y a contar sus historias. O esperamos sentadas a que nos cedan el timón o reclamamos esa potestad sin perdón y sin permiso.

Smantha Hudson: "El feminismo te ayuda a observar el mundo desde otro prisma y esto es algo fundamental para desmontar los relatos hegemónicos que gobiernan el mundo"

Smantha Hudson: “El feminismo te ayuda a observar el mundo desde otro prisma y esto es algo fundamental para desmontar los relatos hegemónicos que gobiernan el mundo”

¿No es necesario comprender algo para respetarlo? ¿Cómo crees que esta idea puede aplicarse en la educación feminista y en la promoción de la empatía hacia experiencias ajenas?

Considerando la idea de no estar en lo cierto, entendiendo que no todo el mundo tiene que representarte a ti y a tus experiencias y escuchando lo que tienen que decir otras compañeras sobre cuyas experiencias no tenemos ni idea.

La interseccionalidad es un concepto clave en el feminismo moderno. ¿Cómo integras la interseccionalidad en tu activismo y en tu vida cotidiana?

A veces es algo difícil porque vivimos en un mundo que nos empuja a la individualidad. Quizás sea algo tan sencillo como poner en práctica un ejercicio de escucha honesta y sincera. Pensar en plural, no en singular. Olvidarnos del yo y hablar de nosotras. Es inevitable que se nos escapen cosas y lógicamente siempre estamos mediadas por la realidad particular que nos envuelve. Resulta complicado no priorizar las vivencias que te atraviesan a ti concretamente pero en la medida de lo posible hay que intentar ver más allá y pensar qué papel ocupamos, de qué forma mis intereses chocan con los de las demás, qué puedo hacer al respecto, etc.

Has sido crítica con ciertos estereotipos de género y roles tradicionales. ¿Qué estrategias propones para deconstruir estos estereotipos desde el feminismo?

Para mí, aprender a identificarlos y saber señalarlos ya es un gran primer paso. Lo siguiente es acabar con la idea de que eso siga siendo un dogma. Para ello es crucial apoyar y acompañar a las mujeres que rompan esos roles, abrazar la diversidad y desmontar los relatos de la normatividad, colectivizarse, formarse políticamente, desarrollar una opinión crítica y combatir todo aquello que vaya en favor del orden establecido.

En tu trayectoria, has enfrentado críticas tanto de la derecha como de sectores de la izquierda. ¿Cómo manejas estas críticas y qué aprendizaje extraes de ellas para fortalecer tu activismo feminista?

Nunca aceptes una crítica de alguien a quién no le pedirías consejo. Ese es mi mantra. Y mi fortaleza la extraigo de mis compañeras, de mis amigas, de las personas de mi entorno que me acompañan a lo largo del camino. Lo que soy no es gracias a lo que he sufrido sino a pesar de ello.

¿Qué opinas de la polarización, del odio que recibes en redes, tú que buscar unir y hacer reflexionar?

Creo que el mundo es demasiado complejo como para reducirlo todo a categorías tan estancas. Sintetizar está muy bien pero no podemos permitir que un resumen sustituya a todo un ensayo. Solo observando la cara y la cruz podremos ver la moneda por completo y estoy convencida de que una escala de grises requiere algo más que una respuesta en blanco o negro.

Para quienes buscan entender y apoyar el feminismo en toda su diversidad, ¿qué recursos o consejos les recomendarías para educarse y participar activamente en el movimiento?

Que vayan a asambleas, que militen en colectivos, que sigan a divulgadoras, que lean y se informen, que escuchen a las mujeres de su entorno y a las que les pillan más lejos, que se hagan preguntas y busquen sus respuestas.

Más allá de tu activismo, eres cantante y artista multidisciplinar. ¿Cómo se relacionan ambas facetas de tu vida? ¿No se entiende una sin la otra?

Toda mi obra está impregnada de mis principios y valores. Cada canción que compongo, cada letra que escribo y cada proyecto que pienso está profundamente atravesado por quién soy, y por todo lo que he aprendido. Podría intentar hacer un tema comercial, algo sencillo que sonara cotidiano pero esto es imposible porque soy Samantha Hudson. Aunque calcara un hit de Aitana, soy una artista no binaria en un sello independiente y eso ya me sitúa en otro plano. Además mi equipo, la gente junto a la que desarrollo mi propuesta, es completamente queer. Todo chicas, maricas y travestis. Además de que muchas de mis canciones y videoclips tienen una carga política bastante literal. De hecho, mi próximo álbum, que verá la luz el 23 de mayo, se llama Música Para Muñecas y son nueve canciones que abordan la experiencia de ser una disidente del género persiguiendo sus sueños en una gran ciudad. Mi obra habla de aquello que conozco y cuando eres como yo y la sociedad te relega a la otredad sin que puedas decir misa, lo que conoces está repleto de política, aunque intentases escapar de ello.

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