“Las madres no escriben, están escritas” (Susan Sontag) es la cita del epílogo que cierra los cinco capítulos que componen la película Salve María, al estilo de la novela que adaptan la directora Mar Coll y la guionista Verónica Viso: Las madres no, de la escritora vasca Katixa Agirre.
En la novela, la historia está dividida en dos partes: creación y violencia. En la película, ambas partes están bien entretejidas y representadas, a lo largo de todo el guion. Como referencia literaria y filosófica, las artistas Coll y Viso han mantenido en el largometraje las citas de Ana Marins Marques, Medea o Simone de Beauvoir a las que acude Aguirre.
El tercer largometraje de la directora catalana cuenta la historia de María, una joven escritora que acaba de ser madre, y se topa con la noticia de un suceso estremecedor: una mujer francesa ha ahogado a sus gemelos de 10 meses en la bañera. María se obsesiona con la infanticida, ¿por qué los mató? A partir de ese momento, la sombra del infanticidio la acechará como una vertiginosa posibilidad.
Mar Coll y Verónica Viso presentaron la película en el Festival de Cine por Mujeres, el pasado miércoles, en la madrileña Sala Berlanga: “La idea de adaptar un texto que no fuera nuestro parecía un punto de partida diferente, iniciar un proceso en otro sitio, que nos pudiera llevar a otro lugar. Y luego, en la novela había otra premisa que era el género: Pensábamos que era una gran idea contar la maternidad no de una forma tan analítica, intelectual, naturalista o más fría (…), nosotras queríamos hacer una cosa diferente con otro lenguaje y que además pensamos que era una buena idea, porque la maternidad, en esta fase del puerperio, es una fase tan frágil que nos parecía que casaba muy bien con el cine de terror”.
Desde el inicio del proyecto, la directora y guionista conocían la necesidad de hablar de cómo se siente la mujer que acaba de dar a luz y decidieron que había que darlo a conocer. Ellas lo hicieron adaptando el texto de la novela de Katixa Agirre, pero además lo habían experimentado como madres. Efectivamente, comprobaron qué es muy necesario hablar de esto en nuestra sociedad: “Las madres que se acercan a hablar con nosotras, aunque no hayan pasado exactamente por la misma experiencia que la protagonista, son muy capaces o es lo que nos dicen: ‘A mí no me ha pasado pero entiendo perfectamente por dónde está transitando porque lo he visto’. Y algunas sí habían pasado por eso”.
Mar Coll añadió que la intención estaba clara: “Nosotras intentamos ir a la parte más extrema de esa oscuridad, que es la figura de la madre arrepentida, que no vincula a su bebé, que no lo quiere, que no desea tenerlo”. “La etapa de puerperio es una locura transitoria”, añade Viso, “habrá mujeres que lo vivan de manera más extrema, otras que no, pero por poquito que sea, siempre hay una alteración”.
Precisamente la película abre el debate sobre el estereotipo de madre, de mujer responsable y dedicada al cuidado de su bebé, y es muy positivo, pero al mismo tiempo, cae en la trampa de construir un estereotipo masculino muy concreto, al que ya apuntaba (aunque mucho más desdibujado) la cinta de Alauda Ruíz de Azua, Cinco Lobitos.
Género construido desde la música
La fascinación de María por una madre que ahoga en la bañera a sus dos hijos es el punto de inflexión en la historia, y narrativamente es donde Mar Coll genera el suspense, muy bien traído en los términos de construcción del género de terror. La directora trabajó en un proceso largo con la compositora Zeltia Montes. El género está también muy presente en el montaje, hay planos y escenas espeluznantes: la escena de bañera mientras vemos cómo se derrama el agua, o cuando un cuervo entra en la habitación y María teme por su bebé, está muy bien trabajada la atmósfera, la música, para introducirnos en el estado mental de la protagonista.
También, hay influencias de grandes directores del thriller psicológico o de terror que vemos plasmadas en la secuencia de Taull, el viaje que emprende María en búsqueda de Alice, con esos planos-contraplanos hitchkonianos y el uso de la música al estilo del thriller almodovariano (La piel que habito, Volver, Julieta…)
Generación de cineastas mujeres
Mar Coll relata desde su experiencia sobre influye el impulso de las escuelas de cine para las mujeres cineastas: “Yo formo parte de una generación de directoras que estamos haciendo películas ahora (cada vez somos más mujeres) en la que yo creo que tiene mucho que ver la aparición de las escuelas de cine, que además producen películas. Nosotras llegamos a la industria desde un lugar mucho más orgánico, no tan elaborado. O sea, nosotros hacíamos nuestros cortos en la escuela porque pagamos la matrícula, que es un sesgo pero es otro, no es de género, pagamos nuestra matrícula, no teníamos que convencer a nadie, o sea teníamos la cámara lista para hacer nuestros cortos, ya teníamos un equipo de gente con el que trabajábamos, nos enfocamos unos a otros. En ese sentido, yo pienso que toda esta generación de cineastas que estamos haciendo películas ahora tiene mucho que ver con esta aparición de estas escuelas potentes”.