Hasta hace poco, el “cine de mujeres” era considerado veneno para la taquilla. Contra ello lucharon algunas de las grandes directoras de cine de nuestro país, de Icíar Bollaín a Isabel Coixet, pasando por Josefina Molina o Cecilia Bartolomé. Pero ¿qué era el “cine de mujeres”? ¿Aquel pensado, ideado, escrito y dirigido por ellas? ¿Aquel que ponía en el centro historias “íntimas, pequeñas, cotidianas”, el lugar al que se había relegado lo femenino?
Lo cierto es que grandes cineastas han conseguido contrarrestar esta imagen. En la memoria colectiva habita Carla Simón haciéndose con el Oro de Oro en la Berlinale 2022 por Alcarrás, una de esas “historias íntimas y familiares”. En nuestro país la revolución ha sido total, con nuevas cineastas, como Itsaso Arana o Alauda Ruiz de Azúa, tomando el relevo de sus mayores. Y en el plano internacional, directoras consagradas como Sofia Coppola, las hermanas Wachowsky, Jane Campion, Greta Gerwig o Kathryn Bigelow han seguido haciendo “cine de mujeres, hecho por mujeres y para mujeres”.
Ahora, el cine feminista ha encontrado en la cartelera de 2024 un espacio para alzar la voz de historias que durante años han permanecido en los márgenes. El 27 de septiembre llegan a las salas tres películas que han resonado con fuerza en el Festival de Cine de San Sebastián: Soy Nevenka, de Icíar Bollaín; Emmanuelle, de Audrey Diwan, y La Virgen Roja, dirigida por Paula Ortiz. Tres producciones que, aunque diversas en sus enfoques, comparten un elemento esencial: su feminismo. Sus protagonistas son mujeres complejas, valientes y reales, que desafían las convenciones de la sociedad patriarcal y que, a través de sus historias, demuestran el poder del cine hecho por y para mujeres.
Soy Nevenka: una lucha pionera contra el acoso
La película de Icíar Bollaín toma como base la historia real de Nevenka Fernández, la primera mujer en España que denunció públicamente el acoso sexual en el ámbito político, en una sociedad que no estaba preparada para escucharla. Bollaín, conocida por su capacidad para contar historias sobre la lucha femenina (Te doy mis ojos, Maixabel, Te doy mis ojos, La boda de Rosa), crea un retrato íntimo y poderoso de una mujer que decidió no callar, incluso cuando todo estaba en su contra. “Lo que más me impactó de Nevenka fue su soledad en ese momento”, comenta Bollaín. “Ella fue una pionera, y esta película no es solo sobre ella, sino sobre todas las mujeres que siguen enfrentando el mismo silencio institucional“.
Protagonizada por la actriz Mireia Oriol, Soy Nevenka es tanto un relato de una injusticia como una celebración del coraje. La película subraya la importancia de hablar sobre el acoso sexual en el entorno laboral, un tema que sigue siendo dolorosamente relevante. “Quería que el público sintiera esa impotencia que ella sintió”, dice Bollaín. “Pero también la satisfacción de ver cómo ha cambiado algo, aunque aún quede mucho por hacer”.
Emmanuelle: la revolución del deseo femenino
Audrey Diwan, la directora detrás del éxito de El acontecimiento (2021), ha decidido recuperar un mito del cine erótico, Emmanuelle, y darle una vuelta de tuerca feminista. “Quería que Emmanuelle no fuera solo un objeto de deseo masculino”, explicaba Diwan en la rueda de prensa del Festival de San Sebastián. “Quería que esta película reflejara el deseo femenino, desde su complejidad y diversidad”. En esta nueva versión, protagonizada por Noémie Merlant, la narrativa se centra en el despertar sexual de una mujer que decide explorar su sexualidad en sus propios términos, sin miedo al juicio o a las expectativas.
La obra original, basada en la novela de Emmanuelle Arsan, fue un icono de la liberación sexual en los años 70, pero su mirada era predominantemente masculina. Diwan se propone cambiar eso: “El cine erótico siempre ha sido dominado por el placer masculino. Con esta película, quería explorar cómo las mujeres se conectan con su propio deseo, su libertad sexual, sin ser juzgadas”. Esta nueva Emmanuelle es, según la crítica, una obra sensual que celebra el cuerpo femenino sin cosificarlo.
La Virgen Roja: una mujer que luchó durante la República
Paula Ortiz, quien cautivó al público con su adaptación de La novia (2015) de Lorca y dando vida a la santa Teresa (2023), regresa con una narración histórica tan perturbadora como fascinante: La Virgen Roja. Najwa Nimri protagoniza junto a Alba Planas lo nuevo de la directora: la historia real de la madre que asesinó a su hija, una joven prodigio a la que educó para encabezar la revolución de las mujeres en la España de la República.
“A mí la historia de Aurora y de Hildegart me ha acompañado desde la universidad. Me la contó una profesora de Historia. A propósito, además, de los temas de la eugenesia, de cómo la protogenética y la nueva ciencia era usada e integrada desde parámetros de la lucha obrera, el feminismo o Hitler, los nazis, la raza aria. En mi opinión, alberga la gran fábula del siglo XX, desde lo colectivo a lo individual de una madre y una hija, lo más atávico y primigenio que hay. Y es algo irresoluble”, explicaba la directora en San Sebastián.
La Virgen Roja es la historia de dos mujeres, una madre y una hija, que va de lo más íntimo y visceral, la maternidad, a lo más político. Ambientada en la Segunda República, un periodo poco explorado en el cine español, nos cuenta cómo estas dos protagonistas, Aurora y Hildegart Rodríguez, fueron dos mujeres adelantadas a todo y a todos, también a ese periodo político de la historia de España.
Mujeres delante y detrás de las cámaras
Las tres películas tienen en común algo fundamental: están dirigidas por mujeres, protagonizadas por mujeres, y en todas ellas se plantea una crítica frontal a las estructuras patriarcales que históricamente han silenciado y oprimido a las protagonistas. En este sentido, estas obras no solo representan un avance en la representación femenina en el cine, sino también en la forma en que se cuentan estas historias.
“El cine hecho por mujeres y para mujeres tiene un sentido profundo, porque aborda experiencias que muchas veces no han sido exploradas con la misma profundidad por cineastas hombres”, comenta Bollaín. “Estamos contando nuestras propias historias, y el público lo agradece. Hay una necesidad de ver representaciones honestas de mujeres en la pantalla”.
Audrey Diwan, por su parte, destaca la importancia de que estas películas lleguen a grandes audiencias. “Es fundamental que el cine feminista no se quede en los márgenes, que llegue a la taquilla y sea visto. Porque eso demuestra que hay un interés real en historias que antes se pensaban como ‘de nicho’. Las mujeres somos la mitad de la población, y queremos vernos reflejadas en nuestras propias experiencias”.
Un cine necesario
El éxito de estas tres películas en el Festival de Cine de San Sebastián no es solo un reflejo del talento de sus directoras, sino también de una necesidad social. En tiempos en los que el feminismo sigue luchando por reivindicar los derechos de las mujeres, el cine se convierte en un espacio clave para narrar esas luchas. *Soy Nevenka*, *Emmanuelle* y *La Virgen Roja* son ejemplos de cómo el cine puede ser una herramienta para el cambio social, creando conciencia sobre temas que, aunque a menudo incómodos, son esenciales para la construcción de una sociedad más igualitaria.