Qué es el género ‘femcel’: libros que hablan de ‘lo monstruoso’ de ser mujer

Son mujeres que aspiran a conseguir relaciones románticas y sexuales que no pueden alcanzar porque, como los incels, las femcels también atribuyen sus problemas a la superficialidad de la sociedad.

La película 'Teresa', de Paula Ortiz
La película 'Teresa', de Paula Ortiz

En los últimos años, términos como incel —hombres célibes involuntarios que frecuentemente canalizan su frustración hacia el odio misógino— han ocupado titulares y análisis culturales. Sin embargo, el fenómeno femcel, menos conocido y visibilizado, se erige como una contraposición interesante y compleja. Este término se refiere a mujeres que, debido a una combinación de factores sociales, emocionales y estructurales, viven en un estado de aislamiento sexual y afectivo. A diferencia de los incels, las femcels suelen experimentar su situación desde un lugar de introspección y autocrítica, más que desde la rabia proyectada hacia el exterior.

Las femcels o mujeres célibes involuntarias han alcanzado su pico de popularidad en los últimos dos años cuando diversos medios como el británico The Guardian o la edición estadounidense de la revista Elle han puesto el foco sobre ellas. Los incels, por su lado, niegan su existencia, puesto que en su argumentario consideran que las mujeres tienen el capital sexual, es decir, que las mujeres pueden obtener sexo siempre que lo deseen, aunque sea bajando sus estándares.

Mujeres que viven lejos de la mirada masculina

Sin embargo, no se trata de un movimiento político: los incels hablan de celibato involuntario y por ello reivindican que tienen derecho a no serlo; sin embargo, las femcels buscan hablar y entender su celibato, ya sea por elección o porque el sistema las ha llevado a ese lugar, y se conciben como mujeres que viven fuera de lo romántico y lo sexual, al margen de lo que se supone y se espera de ellas: responder al deseo y a la mirada masculinas. Por lo tanto, son mujeres que viven fuera de la heteronorma sexual, enarbolando un cambio y una ruptura con lo establecido.

'Shiva baby' es una de las películas que últimamente han sido encumbradas como femcel

‘Shiva baby’ es una de las películas que últimamente han sido encumbradas como femcel

Aunque las femcels no tienen la misma presencia digital que sus contrapartes masculinas, han sido objeto de reflexión en libros, podcasts y ensayos. Autoras como María Fernanda Ampuero y Carmen María Machado, entre otras, han abordado desde la ficción y la memoria los matices de esta experiencia, explorando el aislamiento femenino y las dinámicas de poder en las relaciones humanas.

Mientras los incels generan comunidades virtuales marcadas por la radicalización, las femcels parecen reclamar su espacio en el ámbito literario. Tres obras recientes ejemplifican cómo esta experiencia se traduce en historias profundamente humanas, marcadas por el dolor, la alienación y, en algunos casos, la resistencia.

Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero

Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero

Sacrificios humanos, de María Fernanda Ampuero

En esta colección de relatos, Ampuero explora las tensiones del cuerpo femenino como un espacio de sacrificio y lucha. Sus protagonistas, atrapadas en contextos de violencia doméstica y emocional, encarnan la desconexión y la imposibilidad de encontrar un espacio seguro en el amor o en el deseo. Sin recurrir al concepto explícito de femcel, la autora crea una atmósfera que refleja cómo las estructuras patriarcales relegan a las mujeres a un aislamiento forzado y doloroso.

Mi año de descanso y relajación, de Ottessa Moshfegh

Mi año de descanso y relajación, de Ottessa Moshfegh

Mi año de descanso y relajación, de Ottessa Moshfegh

Esta novela narra la historia de una joven que decide aislarse del mundo, consumida por el vacío existencial y la apatía. La protagonista, que rechaza activamente el contacto humano, es un reflejo de cómo las dinámicas modernas —incluido el capitalismo y la cultura de la imagen— fomentan el aislamiento, especialmente en las mujeres que no encajan en los moldes de feminidad esperados.

En la casa de los sueños, de Carmen María Machado

En la casa de los sueños, de Carmen María Machado

En la casa de los sueños, de Carmen María Machado

Este impactante testimonio autobiográfico narra una relación de abuso emocional entre dos mujeres, iluminando cómo la opresión puede darse incluso en dinámicas que teóricamente deberían ser emancipadoras. Machado utiliza su experiencia para explorar el aislamiento emocional que resulta del abuso y el trauma, ofreciendo una mirada distinta al fenómeno femcel, entendido no solo como aislamiento sexual, sino como una desconexión más amplia con la posibilidad de intimidad y amor.

Un fenómeno que interpela a la sociedad

A través de estas narrativas, la literatura no solo da visibilidad al femcel, sino que lo enmarca en un contexto más amplio: el de las mujeres que, por elección o circunstancia, quedan fuera de los discursos dominantes sobre el deseo, el amor y las relaciones. Frente al discurso incendiario de los incels, las femcels parecen buscar espacios de resistencia y reflexión, con dos opciones principales para sí mismas: o renuncian por completo al amor y a la sociedad para sencillamente ‘acostarse y pudrirse’ o inician un camino hacia la ascensión a través de una rigurosa superación personal y, a veces, modificaciones en su propio cuerpo. Sin embargo, parece existir, especialmente en la literatura, un tercer grupo, que apuesta por un cambio más radical: encontrar la alegría y la intimidad por otros caminos, centrándose en otras áreas de la vida que no sean el romance o el sexo. Vivir más allá de los hombres.

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