Arte

‘Proust y las artes’, la exposición del Thyssen que establece la conexión entre arte y literatura

La muestra, que estará abierta al público en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza del 4 de marzo al 8 de junio, destaca la conexión entre el arte y la obra de uno de los escritores más influyentes del siglo XX, Marcel Proust, una figura reconocida tanto en la literatura como en la filosofía y el arte

Exposición consagrada a Marcel Proust visible en el castillo de Breteuil, Francia. Wikimedia Commons

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza tiene ya una cierta experiencia a la hora de buscar enfoques originales, propiciando nuevos puntos de vista en sus exposiciones. Un caso claro fue el de la muestra Picasso/Chanel que tuvo lugar a finales de 2022, abriendo la puerta a nuevos territorios colindantes con otras disciplinas afiliadas a la moda, el cine y hasta la escritura. Así sucede ahora con Proust y las artes, muestra que pone en el centro la figura del escritor Marcel Proust, construyendo una relato pictórico en relación a su vida y a sus obras.

La exhibición, que estará abierta al público del 4 de marzo al 8 de junio en la pinacoteca de Madrid, ofrece una exposición sobre la importancia que tuvo el arte en la obra de uno de los escritores mas influyentes del siglo XX, Marcel Proust (Auteuil, 1871 – París, 1922), reconocido también en el campo de la filosofía. Sin embargo, el comisario de la muestra, Fernando Checa, aclara el propósito de la exposición: “No es una exposición sobre literatura, es una exposición sobre arte. Obviamente habrá algunos ejemplares de En busca del tiempo perdido, pero es una muestra en la que los cuadros se ordenan según las ideas y los intereses del escritor”.

Más allá de ser una de las novelas más influyentes del siglo XX, la obra mencionada por el curador —o, más precisamente, uno de sus personajes principales— sirve como hilo conductor para explorar el universo artístico de Marcel Proust. “La exposición toma el personaje de Elstir, el pintor de la novela, como referente para, a partir de él, reconstruir la fijación del francés con la modernidad en general y con la pintura impresionista en particular. Los modelos de Elstir son, fundamentalmente, Édouard Manet, Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir y pintores americanos como Harrison Fisher o James McNeill Whistler. Marcel Proust conocía a muchos de ellos personalmente y a otros los contemplaba en las colecciones pertenecientes a la alta burguesía y la aristocracia, que son las clases sociales que protagonizan el desarrollo de la obra”, explica el comisario.

‘Bell Rock Lighthouse, Angus’, Joseph M.W. Turner

Otro de los ejes temáticos de la exposición es la fascinación del escritor por los avances tecnológicos de su tiempo y su impacto en la vida cotidiana. “Su vida transcurrió entre finales del siglo XIX y principios del XX, es un momento en el que en las ciudades europeas se pasa de circular con coches de caballos a coches mecanizados  dejaron atrás los carruajes de caballos para dar paso a los automóviles. Él era un apasionado de estos últimos; solía hacer excursiones para visitar catedrales góticas y los paisajes de Normandía en compañía de su chófer y amante. En la exposición se podrán ver cuadros de las primeras vanguardias en torno a este tema porque el cambio, la rapidez, el movimiento y las maquinas le llamaban poderosamente la atención”, detalla el curador.

Dentro del imaginario creativo de Marcel Proust, hay dos escenarios que marcaron profundamente su vida y su obra, ambos con una destacada presencia en la exposición. “París es su ciudad más importante. Describe los grandes bulevares, la ópera y los jardines, especialmente el Bois de Boulogne. En la muestra se reflejan estas escenas a través de pinturas que retratan a personas paseando por la ciudad. París también es el epicentro del teatro, una de sus grandes pasiones. Allí conoció a Sarah Bernhardt, la célebre actriz de la época, quien inspiró el personaje de la Berma en su novela. Contamos con uno de sus mejores retratos, si no el mejor, realizado por Georges Clairin, amigo del escritor”.

Junto a la capital francesa, el otro escenario clave de la exposición es Venecia, ciudad que Proust visitó en dos ocasiones y que lo obsesionaba. “Es un lugar de misterio, de bruma, de arquitectura gótica. Fue uno de los artífices del mito de Venecia como una ciudad decadente, ruinosa y húmeda, pero también como símbolo de lujo y esplendor. Sus visitas a la basílica de San Marcos y al Palacio Ducal fueron determinantes en su visión artística”, señala Fernando Checa.

‘Joven mujer de blanco’ Paul César Helleu

Un aspecto menos conocido de Proust, pero igualmente relevante en la exposición, es su vínculo con España a través de los artistas Mariano Fortuny y Madrazo y Raimundo de Madrazo. Por ello, se han incluido algunas de las creaciones textiles de Fortuny, como el célebre vestido Delphos, una pieza de seda plisada que se convirtió en un icono de la moda. “Proust es un enamorado de los tejidos y es el autor que mejor describe la indumentaria y las corrientes estéticas en toda la historia de la literatura, sin lugar a dudas”, afirma el experto.

Entre las prendas expuestas destaca una capa con intrincados detalles de inspiración oriental, prácticamente desconocida, que el autor regaló a la hermana de su amante, el compositor y cantante Reynaldo Hahn, así como una elegante prenda que, con alta probabilidad, perteneció al propio escritor y que proviene del Museu de Terrassa.

Cuando se le pregunta qué espera que los visitantes se lleven de la exposición, Checa responde sin dudarlo: “Me encantaría que leyeran a Proust. Es un autor complejo, sus 7.000 páginas pueden intimidar, pero una vez que entras en su mundo, te atrapa por completo”. Y concluía de la siguiente manera: “La variedad de sus gustos me parece bastante actual: Proust abarca todo y explica todo”.

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