La presencia de la mujer en el mundo del arte a lo largo de la historia ha sido y es múltiple y variada, como creadoras, como promotoras y coleccionistas o como sujetos de la mirada masculina. Desde hace unos años, el Museo del Prado está comprometido en mostrar esta diversidad a través de exposiciones, conferencias, congresos, becas e itinerarios como el que acaba de presentar: la segunda edición de “El Prado en femenino”.
La intención del itinerario es, como destaca Miguel Falomir, director del Museo del Prado, celebrar el coleccionismo de distintas mujeres cuya contribución al engrandecimiento de la antigua Colección Real –y por consiguiente del actual museo– fue decisiva. Aquel primer itinerario abarcaba desde las postrimerías de la Edad Media a las primeras décadas del siglo XVII, mientras el actual se centra en el Seiscientos. Lo hace a través de tres figuras decisivas: Isabel de Borbón, Mariana de Austria y Cristina de Suecia. Gracias a ellas el Museo del Prado cuenta hoy con pinturas fundamentales de Durero, Rubens y Velázquez, o esculturas de la importancia de las Musas.
Para recorrer el proyecto, que ha contado con el patrocinio del Instituto de las Mujeres, Artículo14 ha hablado con Noelia García Pérez, profesora de la Universidad de Murcia y responsable de “El Prado en femenino”, por su reiterado compromiso con el Museo del Prado en pos de visibilizar la no siempre reconocida labor de las mujeres en el patrocinio artístico.
¿Qué vamos a ver en esta segunda edición de “El Prado en femenino”?
Continuamos mostrando el destacado papel que han desempeñado las mujeres en el Museo del Prado, en un recorrido que hemos dividido en cuatro secciones. ¿Quiénes fueron estas mujeres? En esta segunda edición, avanzamos hacia el siglo XVII para centrar nuestra mirada en nuevas promotoras artísticas cuyas vidas quedan enmarcadas entre las figuras de Isabel de Borbón y Mariana de Neoburgo (1602-1700). Destaca por su excepcionalidad la reina Cristina de Suecia, a quien debemos el conjunto más valioso de escultura clásica del Museo Nacional del Prado, pero también obras pictóricas tan fundamentales y representativas de sus colecciones como las tablas de Adán y Eva de Durero.
¿En qué consisten estas secciones?
La primera de ellas, Promotoras artísticas en el Museo del Prado, nos presenta a las protagonistas de este itinerario a través de una selección de retratos que nos permite examinar dos cuestiones fundamentales: la construcción de la imagen del poder femenino de algunas de las mujeres más poderosas de la centuria y el papel que las mujeres de la casa de Austria presentes en las cortes europeas del Barroco desarrollaron en el intercambio de retratos. En este sentido, junto a las figuras de las reinas Isabel de Borbón, Mariana de Austria, María Luisa de Orleans y Mariana de Neoburgo, esta propuesta nos acerca a Isabel Clara Eugenia, Ana de Austria, María Teresa de Austria, María de Austria y Margarita Teresa de Austria, quienes, convertidas en gobernadoras de los Países Bajos, reinas de Francia y emperatrices del Sacro Imperio, ejercieron una posición fundamental como mediadoras artísticas y culturales creando redes femeninas con importantes repercusiones en lo relativo al intercambio de obras y la promoción de artistas. Las siguientes secciones están dedicadas a Mariana de Austria, Isabel de Borbón y Cristina de Suecia, quienes, junto a Isabel Clara Eugenia, destacan como las promotoras artísticas de este período con una vinculación más estrecha a las colecciones del Museo del Prado.
¿Dónde se ubica la importancia de Mariana de Austria?
La segunda sección examina la construcción y evolución de la imagen de poder de uno de los personajes más destacados del panorama político del siglo XVII: Mariana de Austria. Reina regente de España entre 1665 y 1675, Mariana asumió funciones de gobierno en su condición de viuda, como hicieran otras mujeres de su dinastía, aunque con una diferencia fundamental: ella ejerció el poder en solitario, gobernando en nombre de su hijo, Carlos II. Fuertemente cuestionada por su condición femenina, su origen extranjero y falta de experiencia política, Mariana sufrió una ardua oposición desde comienzos de su regencia. En este contexto claramente adverso resulta fascinante comprobar, a través de los retratos conservados en el Museo del Prado, cómo Mariana crea una imagen propia de poder que contribuyó a legitimar su posición política y fortalecer su autoridad en la corte.
¿Debería reivindicarse más la figura de Cristina de Suecia?
Es quien cierra este itinerario. Cristina de Suecia fue una extraordinaria amante del arte y la cultura y una de las más destacadas coleccionistas de la Edad Moderna. Reina de Suecia entre 1632 y 1654, su abdicación al trono y conversión al catolicismo la acercaron a la corte española de Felipe IV buscando el apoyo del monarca, al que obsequió con algunos de sus retratos más imponentes o con piezas tan valiosas como las tablas de Adán y Eva, realizadas por Alberto Durero. Establecida en la ciudad de Roma gracias a la mediación del rey, reunió en el palacio Riario uno de los conjuntos artísticos más destacadas del momento, especialmente célebre por la selección y singularidad de las piezas de su colección de esculturas. Gran parte de estas obras fueron adquiridas en 1724 por los reyes Felipe V e Isabel de Farnesio y hoy conforman el conjunto más valioso de las esculturas clásicas del Museo del Prado.
Además, el Museo del Prado continúa su compromiso con la igualdad con el cambio de las cartelas.
El Museo está corrigiendo con gran exhaustividad toda esta cuestión; diferenciando entre reinas, consortes, reinas propietarias, que eso también es muy importante para darles a cada una el protagonismo histórico que merecieron. Es un esfuerzo importante que hace la institución para corregir esta desigualdad. Cuando nos preguntan también por qué no hay más mujeres autoras, pintoras, escultoras, respondemos muy sencillamente: en este periodo no las hay. Sin embargo, rescatamos su labor como promotoras del arte. Ese es el compromiso del Museo del Prado, que continúa comprando, conservando, restaurando y adquiriendo obras. De hecho, se trata de la pinacoteca del mundo en el que las mujeres han tenido un papel más relevante a la hora de adquirir nueva obra.