Películas navideñas que no son feministas

Por qué ver ‘Love actually’ con las gafas del feminismo te la va a arruinar para siempre

El análisis de las historias que se cuentan en una de las películas más navideñas arroja machismo y masculinidad tóxica, gordofobia e incluso acoso sexual. ¿El problema? No hay trasfondo de crítica social

Emma Thompson en una escena de 'Love Actually'
Emma Thompson en una escena de 'Love Actually'

Me encantaba ver la película Love Actually, aunque la realidad es que nunca la consideré romántica. Las historias me parecían, en general, bastante tristes. La vi en el cine cuando se estrenó en 2003, y vi cómo se convertía poco a poco en un clásico navideño. Con el tiempo he descubierto cómo se acrecentaba una incomodidad que ahora achaco a la actitud antifeminista, regresiva y algo misógina de la película. Y llevo años debatiendo sobre ello.

Dirigida por Richard Curtis (Mamma Mia, Cuestión de tiempo), se ha consolidado como un clásico navideño y una comedia romántica de referencia; al menos lo era cuando se estrenó en 2003, el mismo año que llegaron a la cartelera Scary movie, American Pie, Honey, Recién casados, Cómo perder a un chico en diez días y comedias por el estilo. Es decir, el cine comercial no tenía perspectiva feminista, por lo que en estos títulos emergen problemáticas relacionadas con la representación de género, la diversidad y los estereotipos corporales que pueden alterar la percepción de esta película.

Lucia Moniz y Colin Firth en 'Love Actually'

Lucia Moniz y Colin Firth en ‘Love Actually’

Con los avances sociales, culturales y educativos de los que disfrutamos a las puertas de 2025, una no puede sino esperar un poco más de los personajes femeninos de la película: cada mujer es una esposa despreciada, una novia infiel o una joven que destaca por su belleza heteronormativa. Cada trama gira en torno a lo que un hombre quiere y necesita de una mujer. Y prácticamente todos los personajes femeninos sirven como meros dispositivos de trama.

Relaciones de poder y subordinación

Una constante en Love Actually es la dinámica de poder entre hombres en posiciones de autoridad y mujeres en roles subordinados. Por ejemplo, el Primer Ministro británico (Hugh Grant) desarrolla una atracción por su asistente Natalie (Martine McCutcheon). Aunque la relación se presenta como romántica, refuerza la narrativa de hombres poderosos que se vinculan con mujeres subordinadas, perpetuando estereotipos de género tradicionales. Por no hablar de que Natalie sufre acoso por parte del presidente de Estados Unidos.

Natalie (Martine McCutcheon) y el Primer Ministro británico David (Hugh Grant) en 'Love actually'

Natalie (Martine McCutcheon) y el Primer Ministro británico David (Hugh Grant) en ‘Love actually’

De manera similar, el personaje de Jamie (Colin Firth), un escritor, se enamora de su empleada doméstica portuguesa, Aurélia (Lúcia Moniz), de la que realmente no conocemos nada. A pesar de la barrera idiomática y la falta de comunicación profunda, Jamie le propone matrimonio, lo que sugiere una visión superficial del amor y la capacidad femenina para trascender, establecer relaciones profundas y significativas o comunicarse (por no hablar directamente de tener algo que decir).

Lo más interesante del personaje de Emma Thompson parece ser su silencio abnegado. No habla, no dice nada: se recompone y sigue adelante. En la escena final del aeropuerto, tiempo después, imaginamos que han tenido una conversación, pero de nuevo no es relevante. No necesitamos verla. Pero además, la otra mujer, con la que le es infiel su marido, quizás la única mujer empoderada de toda la película, apenas tiene líneas de texto. Para la trama solo nos importa que es joven, atractiva, irresistible y tentadora.

Keira Knightley en una de las míticas escenas de 'Love Actually' (Richard Curtis, 2003)

Keira Knightley en una de las míticas escenas de ‘Love Actually’ (Richard Curtis, 2003)

Otra mujer silenciada, quizá la escena más famosa… y también la más absurda. Hace 20 años nos parecía muy romántico que un tío intentara liarse con la mujer de su mejor amigo: él acude a la puerta de su casa, y Keira Knightley le abre. Ella ya ha descubierto que él la desea gracias a los vídeos de la boda, pero él decide insistir: la manda callar y se declara. El personaje femenino, una vez más, queda relegado a ser receptor de los deseos masculinos, como sucede en otras dos tramas: la del tipo que se va a Milwaukee a tener sexo y la de Bill Nighy, donde la función de las mujeres es inexistente. Por no hablar de los actores que hacen cine porno…

Representación de las mujeres y sexualización

La película también ha sido criticada por la forma en que sexualiza a sus personajes femeninos. Mia (Heike Makatsch), la secretaria de Harry (Alan Rickman), es retratada de manera estereotipada como la “tentadora” que amenaza el matrimonio de su jefe. Esta representación simplifica la complejidad de las relaciones extramaritales y asigna la culpa predominantemente a la mujer, ignorando la responsabilidad compartida. Por su parte, Emma Thompson representa a la pobre madre sacrificada que va a llorar en silencio cuando descubre que su marido la engaña. Una escena preciosa frente al espejo para luego volver con la familia a reírse, disimulando sus lágrimas.

Otra de las tramas de 'Love actually' incluye a un tipo que quiere viajar únicamente para tener relaciones sexuales con mujeres

Otra de las tramas de ‘Love actually’ incluye a un tipo que quiere viajar únicamente para tener relaciones sexuales con mujeres

Sin embargo, quizás la peor historia de todas sea la de Sarah (Laura Linney). Lleva años suspirando por su compañero de trabajo Karl (Rodrigo Santoro) y finalmente se descubre que a él también le gusta. Comparten un momento íntimo antes de ser interrumpidos por una llamada telefónica de su hermano, que tiene problemas de salud mental. Por alguna razón, esto significa que debe elegir entre su hermano y Karl… ¿para siempre ? Porque en el mundo de Love Actually, si eres mujer, el amor siempre tiene un precio (como le sucede al persona de Emma Thompson).

Diversidad y representación

Además, Love Actually ha sido señalada por su falta de diversidad racial. La mayoría de los personajes principales son blancos, y las pocas personas de color que aparecen tienen roles insignificantes o estereotipados. Esta ausencia de representación inclusiva refleja una visión limitada de la sociedad y perpetúa la invisibilidad de las minorías étnicas en el cine mainstream. Lo mismo sucede con los cuerpos normativos. El personaje de Natalie es objeto de comentarios despectivos sobre su peso a lo largo de la película. A pesar de que visualmente no presenta sobrepeso, se hacen referencias constantes a su “grosor”, lo que refuerza estándares de belleza poco realistas y promueve la gordofobia.

Un análisis detallado de los diálogos en Love Actually revela que las mujeres tienen significativamente menos líneas que los hombres. Este silenciamiento contribuye a la percepción de que las experiencias y perspectivas femeninas son menos relevantes, disminuyendo la profundidad y complejidad de los personajes femeninos. Como decía Ernesto Filardi, “si eres hombre, Love Actually tiene para ti unos cuantos modelos en los que verte representado: el romántico, el canalla, el ligoncete, el poderoso… Si eres mujer, las opciones se reducen a la guapa que calla o la sufridora que calla”.

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