Una de esas cosas que distinguen a Roma de cualquier otra ciudad en el mundo es todo lo que tiene que ofrecerte en un simple paseo perdiéndote por las calles del centro. Cuando dicen que es “un museo a cielo abierto”, no mienten. La capital italiana te regala un paisaje único y un viaje en el tiempo entre los Foros Imperiales, el Coliseo, el Circo Massimo o, de la otra parte del río Tevere, la Basílica de San Pedro.
Pero el turismo, que está marcando un récord tras otro en la recuperación tras la pandemia, comienza a suponer un problema de aglomeración importante que amenaza con ser insostenible cuando el 24 de diciembre el papa Francisco abra la Puerta Santa y dé comienzo el Jubileo. Roma acogerá en 2025 más de 35 millones de turistas más de los normales y, aunque la capital tiene tanto que ver, corre el riesgo de que esta vez sea demasiado.
Es por eso que la administración de la ciudad ha decidido poner en marcha una nueva medida para dosificar el turismo, igual que han hecho otras ciudades italianas como Venecia. Planea introducir un billete de 2 euros para entrar en la escalinata de la Fontana di Trevi, que funcione como un filtro para los miles de visitantes que cada día pasan por allí a tirar la moneda. Elisa, turista española que viaja con su hija y su madre, dice a Artículo14 que lo pagaría sin problema, si es para hacer mejoras en la capital e, insiste, limpiar más el centro, que encuentra especialmente sucio. Suciedad acumulada, en gran parte, por el flujo continuo de visitantes. “Aunque solo controlarían la parte baja de la Fontana, donde está la escalinata, es verdad que podría dar la posibilidad de tener una experiencia mejor, más tranquila, y sin tanta aglomeración”, añade.
“Proteger el monumento”
Un precio que, el concejal de Turismo, Alessandro Onorato, define para este periódico como simbólico y que estará destinado a “proteger el decoro del monumento y garantizar una experiencia mejor”. Para los romanos y romanas será, al igual que el ticket que se introdujo hace más de un año para entrar al Panteón, gratuito. El objetivo de reducir ligeramente el tráfico de una de las zonas más concurridas de Roma, explica el asesor, no implicará que se cierre la plaza. “Quiero garantizar que no se cerrará la plaza ni se utilizarán ningunas vallas. Utilizaremos un sistema de reserva de billetes para acceder a las escaleras que están delante de la Fontana”, explica. Onorato reconoce que no será la solución a la turistificación, pero es un paso para llevar mayor control del icónico monumento.
La idea es que ya a finales de este año se pueda poner en práctica, según asegura Onorato: ahora mismo el Ayuntamiento trabaja con las fuerzas del orden y con la empresa que llevará a cabo el sistema de reserva para concretar cómo será el proyecto. “Se prevé la utilización del Roma Pass, un instrumento que estamos digitalizando ya de cara al Jubileo”, añade. El Roma Pass es una tarjeta turística que ofrece descuentos para visitar los principales puntos de interés de la capital italiana y que permite usar el transporte público de manera ilimitada durante 2 o 3 días.
Lo cierto es que La Fontana de Trevi acoge visitantes casi cada una de las 24 horas de la jornada y este verano ha dejado imágenes de verdadera aglomeración. Giorgio, camarero de uno de los bares que rodean la plaza, se seca el sudor y bromea. “Aquí desde que entras a las 7 de la mañana tienes suerte si consigues escaparte un momento para ir al baño”, explica. Esta plaza es un ir y venir de gente continuo. En la escalinata que rodea la obra, que quiso realizar el papa Clemente XII en 1972, se acumulan grupos de turistas que descansan, se hacen varias fotos, se comen un bocadillo y sortean a las otras personas. En la zona alta, la plaza se bloquea constantemente por turistas que desde arriba deciden hacerse selfies y que ocupan casi todo el espacio. Algunos romanos que trabajan en la zona intentan esquivar a turistas despistados con sus helados o sus paraguas. Atravesar esta parte del centro es casi una gincana.
Los datos no dejan lugar a dudas: en el primer semestre de este año el número de turistas ha aumentado alrededor de un 10 % con respecto al año anterior en el mismo período, y se estima que aproximadamente antes de verano 15 millones de visitantes ya habían pasado por la ciudad eterna. Más de la mitad son internacionales, especialmente procedentes de Estados Unidos, China, Reino Unido o Alemania. Pero ya en 2023 el dato fue de récord y la recuperación total tras la pandemia dejaba siempre un número mayor. De hecho, el año pasado Roma fue la primera ciudad europea en crecimiento turístico según City Travel Report, con 50 millones de visitantes.
De la necesidad, virtud
Se ha convertido en una tendencia, especialmente entre quien vive de publicar contenido en las redes sociales, visitar la Fontana di Trevi a primera hora de la mañana, directamente cuando está amaneciendo, para poder realizar una foto sin centenares de personas alrededor. Las miles de monedas que se acumulan al final de la jornada en la famosa fuente romana se recogen de vez en cuando a través de una aspiradora y son donadas a Cáritas, ya que existe desde hace años un acuerdo entre el Ayuntamiento y el organismo pastoral de beneficencia. Para quien quiera visitar el increíble monumento romano ya no hará falta solo la moneda para lanzar al agua, sino también otra de 2 euros y una reserva que garanticen la posibilidad de cerrar los ojos y pedir el deseo.