‘Notting Hill’ cumple 25 años: ¿es una película machista o feminista?

Aunque pasa el Test de Bechdel, la película dirigida por Richard Curtis y protagonizada por Julia Roberts y Hugh Grant despierta ciertas sospechas cuando la miramos con las gafas violeta

Julia Roberts y Hugh Grant en "Notting Hill"
Julia Roberts y Hugh Grant en "Notting Hill"

En 2022, la cantante Rigoberta Bandini se convirtió en trending topic en Twitter tras hacer la siguiente declaración: “Volví a ver Notting Hill y casi vomito: es machista, antes me encantaba”. La película, convertida en una de las mejores comedias románticas de la historia del cine, cumple 25 años, y en Artículo14 la hemos revisitado para responder a la pregunta: ¿es machista o feminista?

Notting Hill (Roger Michell, 1999) llegó para poner fin a un milenio y dar la bienvenida al siguiente capturando la esencia de sus predecesoras, las grandes comedias románticas noventeras (La boda de mi mejor amigo, Pretty Woman, Cuatro bodas y un funeral, Cuando Harry encontró a Sally) pero aportando ciertas actualizaciones. Sencilla y sin demasiadas pretensiones, presenta la historia de William Thacker, un librero londinense no demasiado exitoso, y Anna Scott, una famosa actriz norteamericana. Julia Roberts y Hugh Grant fueron los dos grandes fichajes para esta comedia romántica.

Test de Bechdel: aprobado

Para quienes no lo sepan, hay una forma objetiva de saber si un producto audiovisual es o no machista: el Test de Bechdel. Se trata de un método que evalúa la brecha de género existente en la ficción: cine, series, teatro o cualquier producción artística en realidad. Se conoce así por su autora, Alison Bechdel, que en 1985 plasmó la idea de este test en la tira cómica Unas lesbianas de cuidado. Aunque la autora siempre afirmó que en realidad la idea se la había trasladado su amiga Liz Wallace.

La actriz Emma Chambers en 'Notting Hill'

La actriz Emma Chambers en ‘Notting Hill’

El test consta de tres partes: que aparezcan al menos dos personajes femeninos con nombre, que estos personajes hablen entre sí y que la conversación que mantengan trate sobre algo distinto a un hombre (lo cual no se limita únicamente a relaciones románticas o sexuales). La película cumple las tres: hay varios personajes femeninos (Gina McKee como Bella o Emma Chambers como Honey, la hermana de William), que hablan entre sí sobre cosas que no son otros hombres.

Aunque en realidad, se trata de una única interacción: la primera vez que se conocen, Honey le dice a Anna que cree que podrían ser “mejores amigas”. Una interacción no demasiado elocuente. Honey está “loca”, es histriónica y extraña, en el peor sentido de la palabra. Aunque Gina McKee interpreta a una mujer con lesión modular en silla de ruedas, aumentando algo la inclusión de la película, si en brecha de género aprueba raspada, en cuestiones de diversidad definitivamente suspende.

Analizando en profundidad la película, esta comienza con una canción (romántica, claro) que ya cosifica a la protagonista, que después de todo es una actriz exitosa que relata todas las operaciones de cirugía estética a las que se ha sometido para tener el aspecto que tiene y todas las veces que se queda sin comer para mantener la figura (y normalizar su trastorno de la conducta alimentaria): “Ella podría ser el espejo de mis sueños, una sonrisa reflejada en un arroyo. Ella podría no ser lo que parece, dentro de su cáscara”.

Aunque es cierto que es Julia Roberts quien decide besar a Hugh Grant, lo hace de una forma invasiva e impulsiva, que es, por otro lado, como toma todas sus decisiones. Su altivez como estrella de Hollywood se deja ver en diversas ocasiones, pero se hace aún más patente en la cena de cumpleaños de Honey. Allí todos relatan sus desgracias y ella habla de que lleva “diez años a dieta”. En todo momento el personaje de Grant parece avergonzarse de su familia y amigos delante de esa gran diva, esencialmente superior.

Hugh Grant y Julia Roberts en el set de 'Notting Hill'

Hugh Grant y Julia Roberts en el set de ‘Notting Hill’

Salvando lo salvable

Se trata de una comedia romántica, y como tal hay que analizarla. Nunca podría decirse que se trata de una película feminista (ni lo es no quiere serlo; sólo hay que ver otras películas de Richard Curtis para saber que no es precisamente su fuerte), pero sí hay quizá algunos puntos interesantes que destacar.

A diferencia de la mayoría de los romances de los años 70 y 80, en los que las mujeres son impotentes, de clase baja, pobres o prostitutas (como en Pretty Woman) que buscan mejorar su posición social saliendo con alguien «de arriba» o casándose con él, Notting Hill es una historia de inversión de roles. Anna Scott es rica, aunque lo sea gracias a su aspecto.

Que la acción la lleve adelante casi siempre la mujer no tiene por qué ser algo bueno en sí mismo. Es caprichosa, adúltera y difícil de leer; el hecho de que cambie de opinión y decida jugar con los sentimientos de William Thacker no dice nada bueno sobre el género femenino, sino que lo hace caer en los clichés de siempre. Aunque con ello el director quiera demostrar que ella “toma sus decisiones”.

Julia Roberts interpreta a Anna Scott, una actriz norteamericana de éxito, en 'Notting Hill'

Julia Roberts interpreta a Anna Scott, una actriz norteamericana de éxito, en ‘Notting Hill’

Un punto positivo es también la relación del protagonista con Bella. Él estuvo enamorado de ella y ahora es la mujer de su mejor amigo. Relaciones no tóxicas, sino sanadas, integradas, sin masculinidades heridas o impositivas. Al igual que al final, cuando William acude a la rueda de prensa para pedirle perdón a Anna, humillándose en público, exponiéndose y volviéndose vulnerable.

Lo mejor de la película fue, quizá, su estreno. Julia Roberts acudió con un vestido rojo de lentejuelas al photocall en Londres, y lo hizo con las axilas sin depilar, dejando una imagen que se convertiría en referente feminista y de la liberación de la mujer. Sin embargo, veinte años después, Roberts explicó que, lejos de ser una declaración feminista intencionada, fue más bien un error de cálculo a la hora de elegir estilismo. Como la propia película de Notting Hill o incluso su aclamada Pretty Woman: un alegato feminista… cogido con pinzas.

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