La actriz y modelo catalana catalana Teresa Gimpera, una de las musas de la ‘Gauche Divine’ de Barcelona, falleció ayer martes a los 87 años. Nacida en Igualada (Barcelona) el 21 de septiembre de 1936, Gimpera fue una modelo de pasarela descubierta por el fotógrafo Leopold Pomés, que se convirtió en un icono de la ‘Gauche Divine’.
Presentó programas de televisión y destacó como prolífica actriz de cine, especialmente en los años 60 y 70, con una carrera que supera el centenar de títulos, entre ellos la mítica “El espíritu de la colmena”, de Víctor Erice. Con una apariencia de belleza nórdica y mujer sofisticada, Gimpera fue considerada una de las actrices y modelos más atractivas, elegantes y fotogénicas de España, y en 1969, ya en la treintena, ganó los títulos de Lady España y Lady Europa.
Bajo el nombre artístico de ‘Gim’, debutó en ‘Fata Morgana’ y protagonizó ‘Una història d’amor’, así como se convirtió en una de las musas de la Escuela de Barcelona, con títulos como ‘Tuset Street’, ‘Las crueles’ y ‘El extraño caso del Doctor Fausto’.
Se casó con el actor norteamericano Craig Hill, participó en comedias españolas y coproducciones especialmente del género de terror y fue la única actriz de la Escuela de Barcelona que tuvo una sólida carrera cinematográfica.
Presentadora en TVE
Al final de la década de los setenta su carrera se decantó hacia el cine erótico y, después de presentar programas en TVE como ‘Mujeres’ y ‘Escenari’, se alejó de las pantallas.
Junto a la modelo Carmen Romero, ‘Romy’, abrió en 1987 una escuela de modelos y el año 2000 estrenó con Adrià Puntí el espectáculo de Lluís Marrasé, ‘El cabaret de la Capmany’, sobre la escritora catalana Maria Aurèlia Capmany.
En 2010 recibió la Medalla al Treball Francesc Macià por su labor en el mundo de la publicidad, y en 2017 recibió la Creu de Sant Jordi. La capilla ardiente será en el Tanatori de Sant Gervasi este miércoles desde las 16 a las 20 horas y el jueves de 9 a 13 horas, y el funeral será el jueves a las 13.30 horas.
Vivió en un campo de refugiados
Teresa Gimpera Flaquer nació en Igualada (Barcelona) el 21 de septiembre de 1936, y sus padres, que era maestros de escuela, emigraron a Francia al comenzar la guerra civil española, por lo que vivió en un campo de refugiados hasta que la familia regresó a España al terminar la contienda.
Al cumplir los quince años, Gimpera se inscribió en una academia en la que estudió contabilidad y posteriormente se matriculó en el Instituto Francés, donde se enamoró de un compañero, Octavi Sarsanedas, con el que se casó con solo 19 años y con el que tendría tres hijos.
A los 21 años fue descubierta por el fotógrafo Leopoldo Pomés, que la convirtió en una cotizada modelo publicitaria, tanto de revistas como de anuncios televisivos, hasta el punto de que fue conocida como ‘la chica de la tele’. También desfiló en dos ocasiones en la Feria Internacional de Nueva York, una vez con el modisto Pertegaz y otra con Pedro Rovira.
Debutó en el cine como protagonista en dos de las más representativas películas de la denominada Escuela de Barcelona, ‘Fata Morgana’, sobre una historia que escribió Gonzalo Suárez pensada especialmente para ella y en la que fue dirigida por Vicente Aranda, y ‘Una historia de amor’ (1966), de Jorge Grau.
Coproducciones hispanoitalianas
Desde entonces, Teresa Gimpera trabajó en numerosas coproducciones hispanoitalianas de intriga, terror y “comedias a la española”, como ‘No desearás la mujer de tu prójimo’ (1968) o ‘Las secretarias’ (1969), de Pedro Lazaga, ‘Las petroleras’ (1971), protagonizada por Brigitte Bardot y Claudia Cardinale, o ‘Las colocadas’ (1972) y ‘La menor’ (1976), de Pedro Masó.
También trabajó en películas dirigidas por Vicente Aranda, entre las que destacan ‘Las crueles’ (1969), repitió con Jorge Grau en ‘Historia de una chica sola’ (1969) y protagonizó con Fernando Fernán Gómez ‘El espíritu de la colmena’ (1973) de Víctor Erice, que consiguió la Concha de Oro del Festival de San Sebastián.
Dentro de una carrera cinematográfica marcada más por la cantidad que por la calidad de las películas, también cabe destacar su intervención en ‘La guerra de papá’ (1977), de Antonio Mercero, adaptación de ‘El príncipe destronado’ (1973), una de las más conocidas novelas de Miguel Delibes.
En 1978, tras quince años de carrera y cansada del cine de destape que proliferaba en esa época, Teresa Gimpera decidió retirarse a Begur (Girona) y montar un bar, primero, y un restaurante después, La Lluna, un proyecto familiar que duró unos años.
Después de ese tiempo, decidió volver a Barcelona y montar una escuela de modelos en 1986, aunque siguió participando en películas como ‘Victoria’ (1983), de Antoni Ribas, ‘Asignatura aprobada’ (1987), de José Luis Garci, y ‘El largo invierno’ (1992), de Jaime Camino.
En 1966 conoció en un rodaje en Italia al actor norteamericano Craig Hill y tras separarse de su marido y casi 25 años de vida en común se casaron en 1990 en Gavá (Barcelona), en una ceremonia que dedicaron al hijo de Gimpera Joan, que había fallecido el año anterior, con 28 años, “víctima de las drogas y del SIDA”, según indicaba su esquela.
Sus últimas películas
En el 2000 Teresa Gimpera volvió a encabezar el reparto de una película dirigida por Eloi Lozano: ‘Las bellas durmientes’, basada en la novela del mismo título del japonés Yasunari Kawabata. En los años siguientes partició en ‘El segundo nombre’ de Francisco Plaza, en el año 2004, y ‘2 rivales casi iguales’, de Miguel Ángel Calvo Buttini, en 2007.
Las últimas películas en las que participó fueron ‘¡Oh, que joya!’ (2016), dirigida por Ventura Pons, y ‘Los del túnel’ (2017), dirigida por Pepón Montero.
Ganó en 1990 el premio ACE de la Asociación de Cronistas del Espectáculo de Nueva York a la mejor actriz secundaria por su papel en ‘Asignatura aprobada’, en 2006 obtuvo el premio Zoom a la trayectoria profesional, en 2010 recibió la Medalla del Trabajo de la Generalitat y en 2017 el gobierno catalán le concedió la Creu de Sant Jordi.
En 2022 publicó un libro de memorias con el título ‘Així és la vida’ (Así es la vida) firmado por Toni Vall, en la que cuentas sus experiencias en el mundo de la publicidad y del cine y explica diversas anécdotas, como cuando viajó a California para hacer un casting para Alfred Hitchcock, que buscaba a una actriz hispana para la película ‘Topaz’, que finalmente no se adjudicó porque su imagen “no cuadraba para el papel”.