Entrevista / Lola Tórtola

“Me quedaría muy tranquila si pudiera alcanzar ser buena y verdadera”

Lola Tórtola ha sido galardonada con el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2024 por su primer libro, 'Los dioses destruidos'

Lola Tórtola, ganadora del Premio Nacional de Poesía Joven 2024
Lola Tórtola, ganadora del Premio Nacional de Poesía Joven 2024

La autora murciana recibió la noticia del premio en el hospital donde ejerce profesionalmente como residente de cirugía plástica, estética y reparadora. “Me lo comunicaron cuando acababa de salir de un quirófano; esperando una llamada de trabajo, recibí la del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, anunciándome que había ganado el Premio Nacional, y no podía creérmelo. Lo primero que me nació fue preguntar cuándo se iba a anunciar públicamente para que me diese tiempo a llamar a mi madre y que se enterase por mí”.

Los dioses destruidos (Rialp, 2023) recoge los anhelos de una juventud en busca de certezas y de algo que perdure frente al paso del tiempo, con una escritura que comenzó durante la estancia de la autora en Roma por estudios y que alcanzaría su madurez durante los primeros años de vida laboral. “Con este libro quise abordar la memoria porque todo vuelve a ella. Hablo del tiempo y la falta de tiempo, porque tanto mis amigos como yo hemos sentido en los últimos años, ya sea por el capitalismo o por la era en que vivimos, que todo parece frenético y que vivimos en el reino de la prisa y la cantidad, donde sólo cuenta tener más, ser más y vivir más”.

El libro 'Dioses destruidos', de Lola Tórtola

El libro ‘Dioses destruidos’, de Lola Tórtola

Esta obra ya había sido reconocida con un accésit del Premio Adonáis 2022 por su “voz fresca, y sin embargo madura, con la que se enfrenta a los recuerdos recientes y a la conciencia de una crisis cultural europea”. Sin embargo, la poeta, nacida en 1997, reivindica la juventud de su libro porque “aunque en los fallos hablen de madurez, siento el libro bastante adolescente en algunas facetas como tender al dramatismo y vivir todos los momentos como irrepetibles. Si soy contundente en él, es porque la juventud nos da muchas certezas que con el paso del tiempo van siendo más relativas, menos seguras”.

Tras recibir este premio, la autora reflexiona sobre su propuesta literaria: “No quería añadir más palabras innecesarias al mundo y reconocimientos como este me hacen pensar que tiene sentido y valor que siga escribiendo. Estos días después del premio, que han sido bastante nerviosos, me calmaba mucho leer y resonaba mucho en mí un verso de Juan Antonio González Iglesias, que dice ‘porque sólo he querido ser bueno y verdadero’. Me quedaría muy tranquila si pudiese alcanzar eso: ser buena y verdadera”.

Además de poeta, Lola Tórtola es graduada en Medicina

Además de poeta, Lola Tórtola es graduada en Medicina

“Ahora, al recibir este premio, me siento muy agradecida con las mujeres poetas que nos preceden y que han abierto un hueco para que propuestas como la mía, de una poeta joven, no sean sólo escuchadas sino reconocidas”, concluye Tórtola hablando sobre cómo ha vivido los días posteriores al reconocimiento.

Ante la exposición que puede dar un reconocimiento de este calado a una obra, Lola Tórtola invita a los lectores menos asiduos a la poesía a que se acerquen a su libro “como si formasen parte de un grupo de amigos que se están escribiendo, que se echan de menos, que hablan de lo que han vivido y lo que les queda por vivir. Que sea experiencial”.

No será

A partir de ahora ya no.
No nos coronará de alto sol el día,
ni serán caballo nuestros Ibizas.

Es una mañana cualquiera de abril,
a lo largo de la calle desfilan coches
y repartidores en bicicleta, sobre el
asfalto homicida del medio día,
sudor de primavera.

Y, sin embargo,
tiene aún hoy el mundo
su eterna manía de ser bello.

Epitafio

Vine a Roma a escribir mi nombre en agua,
a disolver veinte años de existencia vaga
en este remanso cenagoso del tiempo.
No en muros ni sillares,
no a las letras como heridas en el mármol
–no al mármol–,
escribir mi nombre en el Tíber,
escribirlo en los charcos del metro en el goteo
de los refrigeradores,
escribir mi nombre tu nombre el nombre
de todo cuanto fuimos
y de lo que quisimos haber sido.
Ciudad edad para las cosas volátiles.
Fui a Roma en un tren de las afueras
a huir de los circuitos viciados
en los suburbios del tiempo,
de todo cuanto es blanco y recto.
Y allí, el mundo entero en sus ruinas
era nuevo
porque tú también lo eras.

 

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