Las mayores fans de Bruce Springsteen son españolas: “Es el mejor artista de todos los tiempos”

Lupe y Feli son hermanas y "Burbutrizes", máximas seguidoras de The Boss. También son conocidas como "las sisters de Bilbao". Entre las dos suman más de 70 conciertos de Bruce Springsteen, y no piensan parar: "No hay nada comparable a un concierto suyo"

Lupe y Feli, en el concierto de Bruce Springsteen en el Estadio Metropolitano, en 2024
Lupe y Feli, en el concierto de Bruce Springsteen en el Estadio Metropolitano, en 2024Lupe y Feli, en el concierto de Bruce Springsteen en el Estadio Metropolitano, en 2024 Alfredo Sánchez-Rubio

Hace ya 40 años que Víctor, hoy ya fallecido, era el dueño del bar de la plaza de un pueblo de la España vaciada. Allí comenzó a poner canciones de Bruce Springsteen sin parar. Con el tiempo consiguió que todos los vecinos y vecinas, unos 150, se hicieran fans del Boss. Todo Peralejos de las Truchas, en Guadalajara, con un mismo hobby. Aunque ellos consideran que es mucho más que una afición.

En las puertas del Estadio Metropolitano de Madrid, componentes del colectivo Burbutrizes, creadoras de la campaña “Bruce, ¿qué haces en octubre? Ven a Peralejos”, ataviadas con riñoneras y pañoletas personalizadas para la ocasión, y con un póster a tamaño real de su ídolo con letras gigantes con la leyenda: “Bruce ven a Peralejos”. Son muchas (y muchos) las fans que estos días se desplazan por España y parte de Europa para ver en directo al intérprete de Born in the USA.

Entre ellas se encuentran Lupe y Feli, también conocidas como “las sisters vascas”: dos hermanas de Bilbao que han seguido a Bruce Springsteen desde su juventud y que se consideran “las mayores fans que existen”. Coincidimos con ellas en la pista del estadio, y surge una simpatía natural: “Vamos a intentar ir a todos los conciertos que haga en España, aunque está difícil”.

Lupe y Feli, en el concierto de Bruce Springsteen en el Palau Sant Jordi de Barcelona, en 2024

Lupe y Feli, en el concierto de Bruce Springsteen en el Palau Sant Jordi de Barcelona, en 2024

Aunque ellas son bilbaínas, cada año acuden al festival que se realiza en Peralejos, donde multitud de grupos tributo interpretan las canciones del norteamericano. “Nuestro gran sueño es que venga un año. Hasta la embajadora de Estados Unidos se lo ha pedido… En realidad podría venir en helicóptero, porque hay un helipuerto, hacerse una foto y todos contentos. Es un sueño que no dejamos de desear”.

En total, Feli habrá asistido a unos 30 conciertos y Lupe, 40. Una nada desdeñable cifra de entradas de conciertos, aunque aseguran que es “el dinero mejor invertido”. Entre desplazamientos, aviones, coches de alquiler, hoteles, comida y bebida y entradas (pagan unos 140 euros de media, siempre que las consiguen por los canales oficiales) no quieren ni imaginarse cuánto dinero se han gastado a lo largo de los años. “Con el tiempo hemos hecho amigos en los conciertos y a veces vamos juntos en coche o nos hospedamos juntos, y así ahorramos un poco. Pero todo gasto es poco. Aunque no somos unas ‘fans ciegas’: también criticamos que haya subido el precio de las entradas”.

En 2022, Bruce Springsteen desató la polémica cuando puso a la venta las entradas de su nueva gira a precios que alcanzaban los 5.000 dólares. En una nueva forma de especulación que nadie parecía esperar pero tampoco termina de sorprender, el llamado “proletario del rock” decidió que los precios de sus entradas se debían ajustar a la ley de la oferta y la demanda. Para ello utilizó un algoritmo que, debido a sus millones de seguidores en todo el mundo, disparó sus precios.

“Hay mucha especulación”

Aunque ahora se ha regulado el precio, Bruce Springsteen decidió entonces lavarse las manos. “Eso fue una gran decepción. No todos sus seguidores podemos permitirnos dejarnos el sueldo de un mes en una entrada, pero lo hacemos porque merece la pena. Pero que él no saliera en defensa de lo que es justo hizo que se nos cayera un poco del pedestal. Pero solo un poco”, reconocen las hermanas, que por ejemplo no han podido permitirse nunca ir a verle fuera de España.

“La primera vez que quise verle fue en el Palau Sant Jordi, pero no pude ir porque estaba embarazada de mi hija. Entonces empecé a seguirle y a ir a todos los conciertos que podía”, relata Lupe, que siente predilección por el álbum Tunnel of Love, a Artículo14. En esta ocasión han acudido a dos en Madrid y a otros dos en Barcelona, pero nunca es suficiente. “Cada vez que le vemos es mejor que la anterior”.

Y sin embargo, insisten en que no son unas fans incondicionales, ciegas a sus altibajos. “El año pasado no tuvo nada que ver con este. Aunque somos apasionadas, somos realistas: quizá estaba mal, cansado, bajo de forma o enfermo, pero el año pasado no tenía la misma energía que ahora. Sobre todo es que no se le veía disfrutar en el escenario. Fuimos a Barcelona e hizo los dos conciertos iguales”, continúan.

En cambio, este año Bruce Springsteen lo ha dado todo en unos shows con más de tres horas de música ininterrumpida. “Además de que está guapísimo, físicamente está mejor, muy activo, con una energía imparable. No es como cuando tenía 30 años (no nos engañemos, aunque me llamen ‘mala fan’ por decirlo), pero le hemos visto disfrutar, pasárselo en grande. Y eso es contagioso”, sentencian. En 2012 acudieron a uno de esos conciertos que marcaron la historia de la música en directo: el concierto de Bruce de 3 horas y 48 minutos. “¡Fue apoteósico! ¡No ha habido otro igual!”. Además, antes de aquel concierto del Bernabéu murió un chico cuya ilusión vital era verle tocar, y Bruce Springsteen le dedicó una canción, generando una simpatía automática (y muy entusiasta). “El estadio casi se viene abajo”.

Otro problema que perciben, ellas que llevan décadas comprando entradas, es la de la compra-venta fraudulenta. “No puede ser que de repente a tanta gente le sobren entradas o que no puedan ir. Lo que hacen es comprar muchas para luego revenderlas más caras, ¡es injustísimo! Cuando éramos jóvenes, nos íbamos a hacer cola a las 4 de la mañana a las librerías de Bilbao donde las vendían, y nos íbamos turnando para conseguirlas, con nuestros termos de café. Ahora hay mucha reventa, mucha estafa y mucho fraude”, se lamentan. Lo cierto es que en la puerta de cada concierto hay personas tratando de hacer negocio con la reventa de entradas.

“No lo entendemos, pero traducimos sus canciones”

Todo este fenómeno fan tiene aún más mérito cuando conocemos que Lupe y Feli ni hablan ni entienden inglés. “Nos hemos aprendido sus canciones a base de escucharlas, y ya con Internet gracias a mirar la letra e ir traduciéndolas. De hecho, yo te puedo contar sus canciones en español, sé de lo que hablan. Y de ahí nace la verdadera admiración: sus letras me impresionan, me siento muy identificada con las letras que escriben. Es como un dios, es el mejor artista de todos los tiempos”, se enciende Lupe.

Su amor por la música va más allá de Nueva Jersey, y acuden a menudo a otras citas musicales con artistas como Bon Jovi, Rolling Stones, Rihanna o Beyoncé, “pero como él no hay nadie”. “Está por encima de todos, aunque hay un artista que tiene la voz parecida a la suya, y por eso nos gusta: John Mellencamp”, relatan.

 

 

Sin embargo, ni Lupe ni Feli han podido verle nunca de cerca. Lo más cerca que estuvieron de él fue un año en el que Bruce Springsteen se hospedó en el hotel María Cristina de San Sebastián, y acudieron a su balcón. “Salió y nos saludó con la mano cuando vio nuestras pancartas, que las llevamos a todas partes. Pero no nos dejaron acceder al hotel”, cuentan divertidas. “Lo cierto es que ya tiene 74 años y se le ve cansado… No perdemos la ilusión de poder conocerle algún día”.

Mientras tanto, siguen escuchando sus canciones favoritas, de River a Hungry Heart, pasando por Wish I Were Blind o Glory Days. “Somos optimistas por naturaleza, nos gusta ver lo positivo. Pero cuando hemos pasado alguna mala racha, nos hemos puesto la música de Bruce. Cuando suena, somos las tías más felices del mundo. Suena Bruce y ya no existe nada más”. Lo bueno de la música es que, décadas después de que el Boss haya desaparecido, sus canciones seguirán haciendo que dos mujeres de Bilbao piensen que la vida merece la pena.

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