Margaret Hamilton, la ingeniera de la NASA que llevó al hombre a la Luna en 1969

La llegada del hombre a la luna es uno de los grandes hitos de la historia del ser humano, sin embargo, una de las grandes culpables de que se consiguiera es una mujer, Margaret Hamilton, quien fue clave en el logro pero ha recibido mucho menos reconocimiento del que debería por su importancia en el logro

Margaret Hamilton dentro del módulo de mando del Apolo 11

Más de 55 años, ese es el tiempo que ha transcurrido desde que el 20 de julio de 1969, el hombre finalmente fuera capaz de conseguir uno de los mayores hitos de la historia de la humanidad y llegara a la Luna. Y así, con ese hito logrado en un día de verano que parecía normal, pero que siempre será recordado,  la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética llegaba a su fin.

Los nombres de los tres héroes que lograron la hazaña recorrían las portadas de todos los diarios del mundo. Y es que cuando el Apolo 11 tocó por primera vez la Luna, tres hombres acapararon todo el protagonismo: Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin. Sin embargo, hubo uno, que no salió a la luz en aquel momento, que fue clave para el éxito de la misión que plantaría la bandera de los Estados Unidos en el satélite. Y es que muy poco resonó entonces el nombre de Margaret Hamilton, la científica computacional, matemática e ingeniera estadounidense que hizo posible el alunizaje en 1969, al haber diseñado el programa informático que controló el funcionamiento de todos los sistemas durante la misión espacial.

Muchos años para reconocerla

Tuvieron que pasar más de treinta años, en concreto hasta 2003, cuando la NASA decidió reconocer su destacada labor con el premio NASA Exceptional Space Act por sus contribuciones científicas y técnicas. Y es que, tal y como explicó en ese momento el mandamás de la NASA, Sean O’Keefe, “El software de vuelo del Apolo que la Sra. Hamilton y su equipo desarrollaron fue realmente un esfuerzo pionero”. Y es que los conceptos que ella y su equipo crearon se convirtieron “en los bloques de construcción de la moderna ‘ingeniería de software’”.  Pese a que se demoró mucho en tiempo, la agencia espacial por antonomasia, reconoció el “honor” de premiar a una mujer que cambió la historia.

Margaret Hamilton con el software de navegación que desarrolló en el MIT para el proyecto Apolo

El Dr. Paul Curto, tecnólogo principal de la Junta de Invenciones y Contribuciones de la NASA, propuso a Hamilton para el premio. Curto explicó lo mucho que se sorprendió al descubrir que nunca se le había reconocido formalmente por su trabajo innovador y necesarioy se propuso ponerle fin a esta ‘injusticia. Y es que los conceptos de Hamilton se convirtieron en la base del diseño de un software ultrafiable.

Fue clave para la NASA

Cuando era la directora de programación del ordenador de vuelo del Apolo, Hamilton llegó a dirigir a cientos de programadores. Y en ella recayó una gran responsabilidad, pero dedicó un gran esfuerzo, y el software que diseñó para la NASA marcó un antes y un después en la historia de la informática, ya que era capaz de distinguir qué tareas eran importantes y cuáles no, toda una revolución en aquel momento.

Una adelantada a su tiempo

El astronauta estadounidense Neil Armstrong poniendo la bandera en la luna

Hamilton nació en 1936, e inició sus estudios de Matemáticas en la Universidad de Michigan y se trasladó más tarde al Earlham College, donde se licenció en 1958. Además, estudió matemáticas abstractas en la Universidad de Brandeis y entró a trabajar con 24 años en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, el MIT, donde se involucró primero en diferentes proyectos dentro del departamento de Meteorología, hasta convertirse en directora de la división de ingeniería de software.

Y es la fue ella quien popularizó el término “ingeniería de software”, pero no tuvo mucho éxito al principio, ya que recibió algunas reprimendas por ello. Y es que los críticos dijeron que inflaba la importancia de su trabajo, pero hoy, cuando los ingenieros de software representan un segmento muy valorado y solicitado del mercado laboral, nadie se ríe de Margaret Hamilton, si no que la consideran una pionera.