Dice Juan Mayorga (y lo cita Marcos Nogales) que los niños todavía saben que hay un vínculo entre las letras, el juego y el milagro. Y el escritor, poeta y colaborador de Artículo14 también lo sabe, porque algo de niño sobrevive en su alma juguetona, que ordena palabras a hilvanes y saltos para crear poemitas que, aparentemente cotidianos, trasladan a lo más trascendente.
Marcos Nogales, nacido en Móstoles en 1994, ha tejido ahora en su primer poemario, Salto de fe, una red de emociones que capturan la esencia de una generación en busca de sentido. Este libro, galardonado con un accésit en el Premio Adonáis de Poesía 2024, ha sido reconocido por su habilidad para entrelazar humor y emoción en una poesía que resuena con cercanía y transparencia, reflejando un marcado tono generacional, como manifestó el jurado.

‘Salto de fe’ (Rialp), poemario de Marcos Nogales, Accésit del Premio Adonáis 2024
Dividido en tres secciones, Salto de fe invita a transitar por los paisajes íntimos del autor, donde la cotidianidad se convierte en un espejo de reflexiones profundas. Su estilo puede rozar lo naíf y candoroso, pero Marcos Nogales aborda con él temas universales como el amor, la familia y el sufrimiento, enmarcándolos en escenas diarias que trascienden lo personal para tocar lo colectivo. Cada poema es una ventana a la autenticidad de las emociones, presentadas con una sencillez que desarma y conmueve.
La presencia de lo divino se filtra en sus versos de manera natural, con referencias a episodios bíblicos y una conversación íntima con Dios que se integra en la rutina diaria. “Desde mi ventana se ve otra ventana, no un árbol, no el cielo o el mar, otra ventana a la que alguien se asoma y también mira esperando algo más”, entona. Esta espiritualidad cotidiana no busca imponerse, sino más bien acompañar al lector en su propio viaje introspectivo, ofreciendo una perspectiva sincera sobre la fe y la existencia.
El humor en un recurso literario evidente en su obra (y en su vida), y sirve como puente entre la ligereza y la profundidad, permitiendo al lector navegar por las aguas de la reflexión sin perder la sonrisa. Nogales menciona elementos habituales, referencias a autores contemporáneos y presencias de nombres y objetos concretos que dotan a sus poemas de una frescura y lirismo entrañables. Esta combinación de elementos crea una experiencia poética que es sugerente, accesible, cándida, invitando a una relectura constante.

Juan Herrero, ganador del Premio Adonáis 2024 junto a los dos accésits: Marcos Nogales y María Fernández Abril.
El jurado del Premio Adonáis destacó la capacidad de Nogales para integrar el humor y la emoción en una poesía cercana y transparente, con un marcado tono generacional. El amor y el miedo a perderlo, el hastío existencial que se cuela en lo cotidiano, la pregunta por el sentido de las cosas y por el tiempo que se escurre entre reuniones y desmemorias, el recuerdo de un abuelo que ya no está y el deseo de unos hijos que aún no han llegado, los libros que se acumulan en la estantería cuando uno se muda con su pareja…
En un mundo donde la poesía a menudo se percibe como un Olimpo dedicado a unos pocos, Salto de fe emerge como un puente hacia la sensibilidad y la reflexión, reivindicando que en lo cotidiano reside la verdadera poesía. Marcos Nogales ofrece, con su obra, un espejo donde mirarnos y reconocernos, invitándonos a dar nuestro propio salto de fe en la búsqueda de significado y conexión.
La estructura del libro, cuidadosamente dividida en tres apartados, guía al lector a través de una travesía emocional que refleja las etapas de la vida y las distintas facetas de la experiencia humana. La sencillez en el lenguaje de Nogales no resta profundidad a sus poemas; por el contrario, la claridad de sus palabras permite una conexión directa con el lector, facilitando una comprensión íntima de las emociones y pensamientos que plasma en sus versos. Esta transparencia en su poesía es una de las cualidades que la hacen tan cercana y resonante.
La autenticidad de Salto de fe radica en la capacidad de Nogales para transformar lo cotidiano en poesía, elevando las experiencias comunes a un plano universal. Su mirada poética, cargada de trascendencia, es lo opuesto al dogmatismo: se presenta como una conversación íntima y personal que enriquece la experiencia poética. “Un poema que me sobreviva: / es todo lo que aspiro a escribir. / Los textos se suceden sin pena ni gloria / pero con esperanza, preguntas expectantes: / ¿seré yo, Señor?“. A Marcos Nogales le sucederán sus poemas, pero sobre todo su búsqueda incansable de respuestas.