Entrevista a Lola Arias

Lola Arias: “Lo que aglutina la ‘cárcel de las mujeres’ es mucho más amplio que una identidad de mujer cis”

El largometraje 'REAS', ganador de más de diez premios en festivales internacionales, fue preseleccionada entre las 20 mejores películas documentales para los próximos Premios Platino

Fotograma de la película 'Reas'
Fotograma de la película 'Reas'

Ganadora de más de diez premios en festivales internacionales y dentro de la shortlist con las 20 películas preselección a Mejor película documental en los próximos Premios Platino, REAS se estrenó a nivel mundial en la Berlinale y ganó el Premio Sebastiane del Festival de San Sebastián. Por fin llega ha llegado a los cines el viernes, 7 de marzo de 2025.

REAS es una “película de amor”, asegura su directora. “Realmente lo que aglutina la cárcel de mujeres es mucho más amplio que una identidad de mujer cis”, explica Lola Arias, “y la película refleja esa realidad”. La cineasta argentina recibió el galardón a la Mejor Dirección en la competición argentina del BAFICI, tras haber dirigido más de veinte obras de teatro y dos películas (Far Away From Russia y Teatro de Guerra).

Lola Arias, directora de la película documental 'REAS'

Lola Arias, directora de la película documental ‘REAS’

Uno de los mensajes más potentes de tu proyecto es que no importa la identidad sexual de las personas para trazar un camino juntas, de amistad y apoyo mutuo. ¿En qué sentido o por qué te interesa tanto suavizar estas líneas de identidad?

Cuando una entra a la cárcel de mujeres, siempre piensa solamente en mujeres cis, pero cuando una entra a la cárcel de mujeres real y empieza a dar talleres, ve que en la cárcel de mujeres hay mujeres cis, hay mujeres trans, hay hombres trans, hay personas no binarias… O sea que realmente lo que aglutina la cárcel de mujeres es mucho más amplio que una identidad de mujer cis. La película refleja esa realidad, que es una realidad de la cárcel.

La película, de alguna manera, va contando la historia de una comunidad y la fuerza de resistencia de esa comunidad en ese contexto tan hostil y violento, y para mí es una película de amor, pero no solo de amor, porque hay como una historia de amor entre la chica cis que entra a la cárcel y el chico trans, que se conocen y empieza a haber un flirteo entre elles, sino de amor en relación a vínculos de amor y de solidaridad que hacen que las personas puedan sobrevivir en ese contexto. Lo que Nacho le ofrece a Yoseli cuando entra en la cárcel es una familia, y no una familia de sangre: una familia elegida. Lo que la película trata de reforzar es la fuerza de esos vínculos.

Retratas la cárcel como un lugar de amor y fraternidad, no tanto como un lugar de odio o violencia, que es lo que más acostumbrados estamos a ver en el cine. ¿Qué relación tenías con la cárcel y cómo nace la idea de hacer la película?

La película empieza porque yo en 2018 voy a mostrar mi primera película a la cárcel, Teatro de Guerra, que es con veteranos de Malvinas, porque había un ciclo de cine en la cárcel. Cuando presento la película, hay una charla posterior y las personas que estaban ahí, en la cárcel de mujeres, me dicen: “Ah, pero qué linda película, una película con personas que no son actores, que actúan y reconstruyen de su vida. Nosotras también quisiéramos hacer una película. O un taller de teatro, de cine”. Y el año siguiente, en 2019, empecé a dar talleres de cine y teatro en la cárcel y a desarrollar la idea de hacer una película que en un inicio quería hacer dentro de la cárcel mientras las personas cumplían su condena. Sin embargo, luego decidí hacerla fuera, con personas que ya habían sido liberadas, pero en una cárcel real, como la cárcel de la película, que es la cárcel de Caseros, ahora abandonada, pero usada como set de filmación.

Fotograma de 'REAS', dirigida por Lola Arias

Fotograma de ‘REAS’, dirigida por Lola Arias

Hay una línea muy delgada en esta película entre la ficción y la realidad, de hecho, los nombres de los protagonistas son los propios nombres de los actores. ¿Cómo construiste esto? ¿Los actores y actrices interpretan sus propias historias?

Yo digo que es un documental musical, que es un género que no existe, porque obviamente el documental es lo real y el musical es la fantasía, la ficción, el amor… Y en ese sentido, la película tiene ese cruce, que no sabes bien cuánto es real y cuánto es ficcional. Pero la realidad es que todo lo que dicen de sí mismes, de las cosas que vivieron, “yo estuve detenida tanto tiempo”, “yo estuve por tráfico de drogas”… Todo lo que cuentan es verdad. Lo que es ficcional es el marco donde sucede todo: creé una especie de marco ficcional de cómo Yoseli entra a la cárcel y se encuentra con Nacho y otros personajes. Pero en realidad todo lo que cuentan los personajes cuando hablan de su propia vida son historias reales que vivieron.

Otra cosa especial es que todas las personas que están en la película estuvieron detenidas, y juegan distintos roles: o hacen de sí mismas, o hacen de guardias. Y para mí eso era importante porque me parecía que hay algo de la experiencia misma de la cárcel que era importante que la narraran y la representaran personas que tuvieron esa experiencia. Incluso que pudieran representar el papel del servicio penitenciario implicaba una distancia también con ese rol y poder dar su opinión. Y entre esos dos extremos hay un montón de variantes, de relaciones entre las personas que están detenidas y el servicio penitenciario. Me parecía interesante que esas personas tuvieran la posibilidad de actuar la propia vida y a veces un personaje porque no es lo mismo actuarlo, representarlo, jugarlo, hacer música que simplemente estar ahí como “un testimoniante” o “una testimoniante” de esa situación.

¿Por qué decidiste hacer una película musical?

Primero porque la música es algo muy importante en la cárcel, es un arma de resistencia. Se escucha música en la cárcel, la gente baila en la cárcel, se hace música. De hecho, Nacho y Estefi tenían una banda real juntes dentro de la cárcel. Y segundo, porque siempre los musicales cuentan historias de personas marginales, de barrios peligrosos, de bandas, pero con actores y bailarines profesionales, virtuosos y demás. Me parecía que lo más lindo del proyecto era la apropiación de ese género que siempre representa la vida de esas personas marginales y que dijeran: “Ahora somos nosotres los que vamos a actuar, los que vamos a cantar”. Aunque no seamos bailarines perfectos ni cantantes profesionales, la película lo que muestra es un musical imperfecto, vulnerable, más humano, porque al final los musicales cuando uno los ve, tienen algo como de inhumano. Los bailarines saltan, los coches caen (risas), no es real. Ppara mí siempre fue importante que fueran esos cuerpos, esas personas que tuvieron esa experiencia y no otras las que contaran la historia.

Fotograma de 'REAS', de Lola Arias

Fotograma de ‘REAS’, de Lola Arias

¿Cómo les ha ayudado hacer esta película a los actores/protagonistas? ¿Ha sido un proyecto reinserción para ellos?

Todo el proyecto llevó cinco años y sigue, y ha sido un proyecto que ha cambiado mucho la vida de las personas que se metieron. Primero, para contratar a personas que estuvieron detenidas, piensa que muchas de estas personas salieron de la cárcel hace dos, tres, cuatro años, y el desafío más grande cuando sales es conseguir un trabajo, volver a reinsertarte, porque nadie te toma en un trabajo cuando saben que tienes antecedentes penales. Básicamente hay un nivel de discriminación enorme, realmente es un desafío enorme reconstruir la vida.

Y a partir del proyecto, estas personas, a través de la película, empezaron a tener un trabajo, nosotros los talleres siempre los pagábamos, eran un trabajo para preparación de la película, y había una red mucho más grande de personas que podían ayudarlos en sus problemáticas diversas (abogados, trabajadores sociales, productoras que resolvían un montón de temas desde burocráticos hasta… de todo tipo, como el tema de la cárcel). Para que esas personas fueran contratadas, tenían que tener sus papeles en orden, empezar a pagar impuestos, tener seguro médico, etc. Todo ese proceso lo tuvimos que acompañar, también burocrático y de papeles. O sea, era un nivel de complejidad enorme.

Y de hecho, hay una obra de teatro después de la película que es la segunda parte, que se llama Los días afuera, que cuenta justamente esto, los desafíos de la vida en libertad, qué pasa cuando las personas salen. Así como la película cuenta el tiempo de la cárcel, la obra cuenta el tiempo de la libertad. Y para hacer esa obra, que es con un elenco reducido (son seis de los catorce que estaban en la película) fue otro paso enorme porque tuvimos que hacer contratos con cada uno por un año porque la obra se hizo en Argentina, después se estrenó en Avignon y ahora está viajando por el mundo entero, ya van por la ciudad número 20. Va a venir a Madrid para el festival de otoño en noviembre, probablemente al conde Duque.

Obviamente el proyecto tiene una duración, es temporal, hay un montón de desafíos y un montón de carencias que nosotros no vamos a poder solucionar, pero creo que el proyecto les da herramientas para la vida después, porque la cárcel no te prepara para nada, no te sirve para nada y no te da herramientas para luego conseguir un trabajo, etc. Hay gente que a lo largo de los años de cárcel, violencia, etc., han perdido la confianza en sí mismas, entonces, uno de los efectos más hermosos de la obra es que restituye algo de la confianza, de poder ver el potencial que cada una de esas personas tiene. Hay algo que cambia dentro de uno cuando sientes que vale la pena lo que haces.

Has trabajado mucho en la creación y la dirección de teatro. ¿Dónde te sientes más cómoda? ¿Dónde te sientes más libre creativamente?

He hecho más de 20 obras de teatro e hice dos películas, obviamente tengo mucha más experiencia en el teatro que en el cine. En algún sentido puedo decir que me siento más

cómoda en el teatro porque tengo más experiencia, aunque el cine es un territorio para mí muy fascinante porque me permite cosas que el teatro no. Así como el teatro es el aquí y ahora y tiene la potencia de ser algo que existe, también el teatro es algo que muere. Las obras se terminan y ya está, y un video de una obra no es lo mismo que la obra. En cambio, el cine existe para siempre. Esa capacidad del cine de fosilizar el tiempo, de guardarlo en un lugar donde siempre seremos así como fuimos en esa película, inmortales, es algo muy hermoso, muy especial. Y creo que el cine también me ha permitido que proyectos vivan mucho más allá del teatro, y lleguen a lugares que a veces el teatro no puede llegar por cuestiones de producción, por cuestiones de recursos. Por ejemplo, la película la hemos mostrado en cárceles en todo el mundo. Además de un circuito artístico de festivales y cines, hay una circulación en espacios como cárceles, espacios de activismo anti carcelario, etc, y para mí eso también es muy valioso.

El otro día decía un colega crítico de cine que tu película es el antídoto a Emilia Pérez. ¿Qué te pareció a ti?

No voy a entrar en esta polémica de Emilia Pérez. Respeto el trabajo de los artistas y no quiero entrar como en una especie de competencia o demás. Lo que sí me parece es que evidentemente hay, por un lado, un resurgimiento del musical, eso sí me parece algo muy especial, y musicales que representan realidades que por ahí no estaban tan presentes.

Y me parece bien que eso genere discusión y problemáticas porque me parece que empieza a haber una alternativa a un relato del musical en cuanto a un relato muy heteronormativo y de relaciones como muy determinadas, y que ahora me parece que hay una especie de apertura a una serie de formas de musicales híbridos con relatos e historias quizás no tan presentes en el género.

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