A Carlos Gascón se le vio en culebrones de la televisión o como antagonista en Nosotros los Nobles, un filme que revivió la comedia mexicana en 2013; en series como El señor de los cielos, sobre el capo de la droga Amado Carrillo; en Drunk History: El lado borroso de la historia y en Master Chef Celebrity México.
Pero no fue hasta que liberó su transexualidad en un proceso público cuando su ascenso se catapultó más libre, en escalada, hasta coronarse en la primera mujer trans en ganar en mayo pasado el premio como Mejor Actriz en el Festival de Cannes por su papel en la película Emilia Pérez, del director francés Jacques Audiard.
Karla Sofia Gascón, en un fotograma de ‘Emilia Pérez’
Karla Sofía Gascón (Madrid, 1972) da por sentado los sufrimientos de la diversidad, las burlas, el desdén, como bien lo aterrizó al recibir el premio: “Seguro que mañana esta noticia estará llena de odio, pero dedico este premio a todas las mujeres trans que estamos sufriendo”.
En entrevista telefónica con Artículo14 pone, en cambio, la mirilla en la industria: “Lo más difícil de esta carrera es cuando te toca trabajar con directores o productores no capacitados”.
El problema, dice, es que esos directores sin la preparación o el talento suficientes quieren cosas que parecen no entender y ponen nerviosos a los actores con peticiones “poco inteligentes”, con la idea de que estos pueden hacer cualquier cosa.
Directores que piden imposibles
“Piden absurdos, tonterías”, detalla. “En cierta ocasión me pidieron que fuera ‘más eléctrica’, y yo le decía, vale, pero, ¿qué significa eso? ¿Que te dé una descarga? ¿Que me pasen corriente con unos palitos (en referencia a un juego callejero en la Ciudad de México)? Una realizadora me llegó a decir: ‘Mira, estás actuando muy bien, y no quiero que actúes tan bien, sino exageradamente’. Hay de todo en la villa del Señor”, concluye.
Karla Sofía Gascón, en unas fotografías de estudio
Gascón no tiene pelos en la lengua, una de las características de su personalidad, que se agudizó después de su transición, que tuvo lugar entre 2016 y 2018; escribió el libro Karsia: Una historia extraordinaria y comenzó a ser una aguda crítica de producciones que trivializan las identidades sexuales.
Fue diferente en el papel de El Manitas, donde un narcotraficante decide dejar atrás su vida criminal, desaparecer como macho y convertirse en mujer. En una serie de declaraciones, Karla Sofía reconoce que el personaje dista mucho de la apología del narcotráfico y, más bien, “rompe con estereotipos y tabués” tanto en el mensaje como en la selección de los actores.
A ella, por ejemplo, le hicieron pruebas de todo tipo entre París y España hasta que la llamó Jacques Audiard para anunciarle que estaba en el filme premiado. “Creo que mi aportación al filme tiene que ver con mi madurez personal: ahora yo soy más libre y esa libertad se nota al actuar”.
‘Karsia: Una historia extraordinaria’, el libro que escribió Karla Sofía Gascón durante su transición
Entre Europa y México
Karla Sofía Gascón llegó a México convencida por el actor, director y escritor Julián Pastor, hijo de emigrantes españoles de la Guerra Civil, a quien conoció en España. Él le sugirió probar suerte del otro lado del Atlántico. “Te va a ir bien”, previó.
Corría el año 2005 y con 30 años a cuestas empezó la aventura. En su país había sido parte de películas como La caja 507, de Enrique Urbizu. “Lo que me gustó de México es que contaban historias más acordes con lo que a mi me apetecía hacer”, recuerda. “En España las cosas iban muy despacio y principalmente se hacían producciones de la Guerra Civil, y yo no quería hacer solo eso”.
Lo que encontró, en cambio, fueron papeles para montar a caballo, fuego, playas, campos, trajineras… en una época en que la mexicana Televisa echaba la casa por la ventana con recursos millonarios, el monopolio a sus pies y sin asomo de competencia.
“A mí me dejó alucinada cuando calentaron los canales de Xochimilco: trajeron agua caliente en una cacerola para que Angelique Boyer (actriz de origen francés) se bañara en él… Tenían unos medios impresionantes”.
Sobre si le costó crecer como actriz, declara que no lo ha tenido fácil. “Soy cabezona y no me bajo de mi burro. Yo siempre les cuestionaba por qué tenía que cambiar el acento para un personaje que no tenía por qué cambiarlo y me metía en problemas. A veces me arrepiento de haber sido tan persistente para hacer las cosas de otra manera, pero esa ha sido mi lucha”.
Karla Sofía Gascón
nació en Madrid en 1972, aunque desarrolló su carrera como actriz en México
A fin de cuentas, la razón a su necedad se la dio el público con una ovación de 20 minutos en la 77 edición de Cannes después de que ella estuvo durante un tiempo con el alma en un hilo: “Durante tres días no sabía si iba o no al festival; no dormía. Luego, cuando llegó la fecha del evento, no sabía si recibiría un premio hasta que entró gente de la producción llorando por el anuncio y yo me metí al baño a llorar y hablé con mi familia. Fue el momento más bonito”.
“Después llegó la gala y empecé a ver que nombraban a gente a quien le daban un ‘reconocimiento especial’, pero no pasaban a recibirlo, y yo empecé a decirme ‘como me hayan traído a darme un reconocimiento especial y no me den el premio a ver qué les hago’, pero finalmente sí me lo dieron”.
Lo que depara el futuro
Las ventajas que tienen los premios es que te vuelves atractivo no solo para los cinéfilos, sino para los más famosos de tu gremio y otros importantes, según confesó Karla Sofía en una conferencia que impartió en la Academia de Cine en Valencia.
En estos tiempos, dijo, se codea tanto con sus compañeras de reparto en Emilia Pérez (Adriana Paz, Zoe Saldana y Selena Gómez), como con directores de la talla de Pedro Almodóvar o George Lucas.
Entre desayunos, cócteles, cenas y alfombras rojas se abren nuevos panoramas mientras ella se da tiempo para convivir con su esposa, Marissa, y su hija, Victoria Elena. “Ellas no paran de llorar de la emoción, pero ya están hartas de acompañarme de aquí para allá y me dicen ‘vete a los sitios, nosotras ya lo hemos vivido’”.
Entonces, sin impedimento alguno, Karla Sofía hace maletas y va a donde haya que ir.