Crítica

Llegué a RTVE Play para ver la Eurocopa y me quedé por MegaMix Brutal

Secuestros, sicarios y Testarossas en la docuserie que desglosa la loca, loca historia de los “megamix” en España

Megamix Brutal - Cultura
Un fotograma de la serie 'Megamix Brutal' RTVE

Es más difícil escribir sobre series cada semana cuando estás enganchado al torneo más aburrido del mundo, condenado a tragarte tostones como un Ucrania-Bélgica cuyo único aliciente real terminó siendo el homenaje a Tintín en el atuendo de los jugadores. Sin embargo, como intento proteger a mi familia del depravado vicio de ver al seleccionador de Inglaterra empatar sin ambición con Eslovenia, normalmente hacerlo a escondidas y con el móvil, recurriendo a la aplicación de RTVE Play. Afortunadamente, en esta ocasión el sopor futbolero ha venido con sorpresa.

Y es que MegaMix Brutal, disponible gratis total en la plataforma, es una docuserie realmente entretenida y que nos devuelve a una época de nuestras vidas en las que la televisión y las disqueras se retroalimentaban para generar la basura que después llegaba a las pistas. Basura bailable, eso sí. Basura que recuerdas con una sonrisa porque acompañó tu juventud.

Si además le metes elementos criminales, sicarios e intentos de asesinato, la cosa gana en interés. El documental, en tres episodios, tiene el aliciente adicional de que lo narra magistralmente Fernandisco, lo que por otro lado nos permite darnos cuenta de lo mayores que estamos algunos. También es refrescante que más de la mitad de las declaraciones están en catalán, lo que nos permitirá convalidar la serie con certificado de dominio de la lengua nivel En la intimidad 1.

Me ha hecho especialmente ilusión, porque no fue la música ni mi vida y lo veo todo desde muy lejos. Los inicios de Max Music me pillaron muy joven, si tenemos en cuenta que el primer Max Mix, el de Mike Platinas, es de 1984. Pero la historia de la compañía es genial. Te sirve para descubrir qué eran los “maleteros” de las casas de discos hasta comprender la tecnología que utilizaban para mezclar, que hoy nos parece primitiva y que, a su manera, fue revolucionaria.

Hay cosas maravillosas para aquellos que disfrutamos de las historias de emprendimiento, pero también recuerda hechos tenebrosos que nos recuerdan que hablamos de tiempos postfranquistas en los que darle una paliza a un moroso con un par de matones era una práctica empresarial vista con asombrosa normalidad.

Que Max Music llegase a superar a Julio Iglesias con sus discos, que Blanco y Negro respondiese con el Bolero Mix, que las casas tradicionales terminasen forzando una lista de éxitos específica para apartar las mezclas de la ecuación, o la batalla que libraron con Blanco y Negro, son todo historias como para ser escuchadas, incluso sin el secuestro desatinado que terminará quedándose con lo mollar del relato, sin ser lo que más me ha interesado.

Resulta chocante hasta qué punto no hay mujeres en la historia, lo que nos dice mucho también de cómo el mundo de la música en aquella época, en la que el éxito se medía en Testarossas. La aparición de Rebeca, casi al final, con el dubitativo intento de colar Duro de Pelar como himno feminista, es de los pocos guiños a la existencia de mujeres y del talento femenino en el sector.

Llegué a RTVE Play para ver la Eurocopa y me quedé por MegaMix Brutal

Los famosos recopilatorios musicales de la época (Archivo)

Me ha fascinado este dibujo empresarial de la evolución de la música de baile, desde Max Music hasta Vale Music y Operación Triunfo. Me he enamorado del hecho mismo de que sean importantísimos dos señores llamados Toni Ten y Xasqui Ten. Me he divertido viendo al Dream Team de los Megamixes formado por Quique Tejada, Toni Peret y José María Castells lanzando discos por los aires ante el asombro de Ramón Pellicer y Julia Otero, jóvenes y bellísimos.

Ya ni me acordaba del Currupipi Mix ni del impacto que tenía aquel ‘Anunciado en TV’ o del negocio que supuso Crónicas Marcianas. Me fascina la idea de comprar un chalet al señor que se aseguraba en la emisora que tus mezclas saliesen en antena y me había olvidado de aquellos “mix” que se vendían a poco que algo se hiciese medio popular. Esa forma de trabajar que no tenía ningún reparo a la hora de convertir el atentado contra José María Aznar en el ‘Pelotazo Mix’. Ni siquiera llegué a saber nunca que hubo dos mixes distintos basados en el imitador de Rambo.

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El recopilatorio de Lo + Duro 4 (Archivo)

Si a eso le sumas los juicios, al empresario de Blanco y Negro intentando siempre quedar como el bueno de la película, o las traiciones entre Ricardo Campoy y Miguel Degás, el señor que se gastó en “puros y putas” todo lo que ganaban sus “pinchadiscos”, pues tienes un cóctel estupendo. Está todo tan bien que estoy pensando comprarme el libro Tony Peret y sus herman@s en el ritmo, cuya publicación y sus casi 700 páginas intuyo que fueron fundamentales para el documental.

Así que ya os lo advierto. Si tienes cierta edad, no te lo pierdas. Porque ‘Lo más duro’ del ‘Max Mix’ es preguntarnos, cuando todo termina, ¿cómo están los ‘Máquina Total’?

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