Lesbianismo, deseo y gran literatura

Tradicionalmente, las escritoras abiertamente lesbianas han tenido mayor invisibilidad y secretismo a lo largo del tiempo, frente a los escritores explícitamente gais. En estos días del Orgullo Gay, recuerdo las primeras celebraciones de los años ochenta en Madrid, siendo una...

Gabriela Mistral

La escritora chilena Gabriela Mistral Editorial Universidad de Concepción

Tradicionalmente, las escritoras abiertamente lesbianas han tenido mayor invisibilidad y secretismo a lo largo del tiempo, frente a los escritores explícitamente gais. En estos días del Orgullo Gay, recuerdo las primeras celebraciones de los años ochenta en Madrid, siendo una jovencísima estudiante universitaria, donde comenzaban a “salir del armario” amigas y compañeros de la Facultad.

También recuerdo la naturalidad con la que fuimos asumiendo toda la diversidad en las formas del deseo y del amor “no normativo”, que apenas conocíamos, o intuíamos de manera desdibujada, para integrarnos espontáneamente, desde la heterosexualidad a esa diversidad creciente que se iba abriendo ante nuestros ojos, y también en nuestro corazón, haciendo de la liberación la bandera común a todos los seres humanos. Libérrimos tiempos imperfectos de libertad de pensamiento, es decir, de libertad en el ser y en el estar en el mundo, columna vertebral necesaria para tener libertad de expresión.

En estas breves líneas, voy a recordar algunas escritoras lesbianas del ámbito hispánico, llenas de talento, valentía y que son necesarias leer y releer.

Gabriela Mistral y su historia de amor con Doris Dana

Comenzaré con la chilena Gabriela Mistral, poeta galardonada con el Premio Nobel, a la que durante muchos años se ha negado el derecho a su lesbianismo normalizado, reconocido. Su hermosa historia de amor con Doris Dana se mantuvo mucho tiempo ocultado en el armario. En 2002, la académica portorriqueña Licia Fiol-Matta escribió el libro Una madre homosexual para la nación: el Estado y Gabriela Mistral, que fue convenientemente escondido debajo de la alfombra. También se proyectó realizar un filme, La pasajera, pero misteriosas gestiones en Chile y en México impidieron que se rodara.

Gabriela Mistral y el amor de su vida, Doris Dana

Gabriela Mistral y el amor de su vida, Doris Dana

Fue una mujer de una potencia literaria y humana extraordinaria en esos años de la primera mitad del siglo XX. Desde 1945, es la única mujer en lengua castellana premio Nobel, ganado por la fuerza de su obra, y sin contar, como Neruda, por ejemplo, con el apoyo internacional de los intelectuales de izquierda. La historia de amor entre Gabriela Mistral y Doris Dana comenzó el 1 de octubre de 1948. Al séptimo año de su relación, la Mistral escribió: “Hay que cuidar esto, Doris, es una cosa delicada el amor”. Y se cuidaron hasta el final de nuestra poeta, en 1957, que nombró a Doris su heredera universal.

Lumen ha editado 250 cartas de ambas, en el libro titulado Gabriela Mistral. Niña errante, (2009). No le hubiera gustado a nuestra poeta esta publicación de su correspondencia íntima, pues afirmó en algún momento: “Nací con la noción de que una carta es confidencia… Yo, en quien se han vaciado muchas conciencias, no he publicado jamás una carta ajena”. En 2021, también Lumen ha publicado Doris, vida mía, una nueva selección de cartas, que incluye material inédito y un exhaustivo trabajo de archivo a cargo de Daniela Schutte.

El documental Locas Mujeres, de María Elena Wood, habla de esta historia, utilizando más de 40.000 documentos personales de la escritora, y nos cuenta los diez años de correspondencia entre ambas. Cartas que también contienen ruegos, celos, angustia, pensamientos: “¿Por qué tú, niña errante, te haces querer tanto? Es malo para quien te quiere y para ti resulta fastidioso”, le escribe a los 63 años la Mistral. “Yo me pongo en el viento y en la lluvia tierna, para que estos, viento y lluvia, puedan abrazarte y besarte para mí”, le escribiría Dana.

Por cada 20 cartas de Mistral, hay una respuesta de Dana, con evidentes problemas en su expresión en español. En sus cartas, nuestra poeta le implora que no se aleje, que no viaje tanto, que bastante dura es la distancia, como para desafiar también la ausencia. “Doris, es cosa muy seria el que se separen los seres. Eso está lleno de peligros, eso es un peligro constante. De tu lado, no del mío”. Feminista, la Mistral afirmaba que la mujer era “prisionera de la ignorancia”.

En sus versos no hay ocultamiento del amor entre mujeres. Defendió la infancia, la importancia de la educación, escribió poesía sobre el amor maternal y la naturaleza. Pero la pasión y el erotismo entre mujeres también están presentes en sus poemas. Es cierto que los mistralistas tradicionales la han llamado “la divina” o “la santa”, fabricando una imagen de una sola dimensión de esta escritora, diplomática e intelectual tan importante en la historia de Chile.

Gloria Fuertes, Ana María Moix y Cristina Peri Rossi

Un correlato en España podemos encontrarlo en Gloria Fuertes. En unos tiempos difíciles de la postguerra española, en un Madrid empobrecido, su vida tiene muchos elementos comunes, también en su lesbianismo, con la Mistral.

Después han seguido muchas escritoras, mencionaré solamente a Ana María Moix o Cristina Peri Rossi, reciente Premio Cervantes 2021, abiertamente explícita en la relación de su lesbianismo con su escritura. En 1971 publicó una colección de poesía bajo el título griego Evohé, que trata de la pasión erótica y la transgresión del sujeto femenino. Una buena parte de su narrativa y de su obra poética plantea de diversas formas el tema del deseo. En sus propias palabras, “el deseo es el motor de la existencia” y “una de las maneras de estar vivo es ser deseante”.

Cristina Peri Rossi y Julio Cortázar

Cristina Peri Rossi y Julio Cortázar

Alejandra Pizarnik es otro caso de poeta extraordinaria en lengua española que también de una manera compleja vivió su lesbianismo. Recomiendo también la lectura de la primera novela de Pilar Belver, editada por Lumen, Veinticuatro veces (2000), en la que narra la vida de una adolescente en la España rural y el posterior descubrimiento de su sexualidad lesbiana en el Madrid de los años ochenta.

En 2009, la editorial Bruguera publicó Un deseo propio. Antología de escritoras españolas contemporáneas, de Inmaculada Pertusa y Nancy Vosburg, en el que se incluye un relato extenso de Belver titulado Vecinas junto a relatos lésbicos de otras escritoras como Carme Riera, Ana María Moix, Marta Pessarrodona, Montserrat Roig, Esther Tusquets, Marina Mayoral, Cristina Peri Rossi, Flavia Company, Isabel Franc, Luisa Etxenique, Mabel Galán, Tahis Morales y Jennifer Quiles.

Sara Torres y las dinámicas del deseo

Y voy a terminar este pequeño e incompleto homenaje al talento en la escritura lésbica hispánica, mencionando a Sara Torres, una joven poeta y narradora que hay que leer: su libro de poesía El ritual del baño (La Bella Varsovia, 2021) o Lo que hay, su primera novela (Reservoir Books, 2022), muchos de los temas que nos preocupan a las mujeres, sin diferenciación de nuestras preferencias sexuales, son tratados de una manera extraordinariamente lúcida. En este libro, Torres “acompaña” a la narradora en su exploración del duelo por la enfermedad terminal de una madre, y un romance que termina antes de tiempo. En una entrevista realizada tras esta publicación, Sara Torres reflexiona sobre el deseo y lo aprendido:

“El deseo es un espacio que nos da miedo analizar porque nos parece que es demasiado oscuro. Lo damos por perdido, sobre eso no se puede teorizar. En realidad, en el momento social y económico en que vivimos, el del capitalismo cognitivo, el deseo es clave para entender cómo funciona el sistema. No te da con el látigo directamente, sino que te hace desear trabajar y producir de determinada manera, ser la persona que normativamente deberías ser. Como el sistema pasa por la producción a través del deseo, es fundamental tener herramientas para analizarlo y poder ser conscientes de cómo es cultural y tiene una base ideológica y, por tanto, puede ser liberado. El deseo, como decía Freud, en su naturaleza no tiene forma. Es perverso y polimorfo. Y no tiene objetos. Solo que luego lo educamos. Es interesante entender la educación del deseo. Mi proyecto político es entender cómo se educa y se deseduca (…) Aunque pueda ser un viaje complejo a través de muchos temas, me encantaría que volviesen a lo que hay más allá de miedos, proyecciones, normas, discursos, culturas. Que la gente sintiese ganas de disfrutar de placeres accesibles a los que tenemos derecho. Respirar, comer, follar, sin ansiedad y sin culpa. Que quien lea este libro tenga ganas de vivir sin angustia. Creo que la narradora lo único que puede decir es amo y hago lo que puedo. Si quien lo lea le perdona a la narradora, también se estará perdonando a sí mismo un poquito”.

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