Leonor rinde homenaje a La Roldana, la primera mujer escultora de la Corte

La Princesa de Asturias y la Infanta Sofía visitan la Galería de las Colecciones Reales con ocasión del X aniversario del Rey Felipe VI, donde se encuentra la obra de Luisa Roldán, más conocida como La Roldana, figura clave del Barroco y primera mujer escultora de Cámara de España

La Roldana, San Miguel Arcángel venciendo al demonio, 1692, talla 2,64 metros de altura y 157,5 kg de peso

La Roldana, San Miguel Arcángel venciendo al demonio, 1692, talla 2,64 metros de altura y 157,5 kg de peso Galería de las Colecciones Reales, Patrimonio Nacional

La Princesa Leonor y la Infanta Sofía se enfrentan este 19 de junio al legado de toda su ascendencia. Su visita a la Galería de las Colecciones Reales, donde se exhibe una selección del prodigioso conjunto de colecciones artísticas reunidas por la Corona a lo largo de los últimos cinco siglos y que, a partir de la Segunda República, son patrimonio de todos, es uno de los hitos que marcan la celebración del X aniversario del Rey Felipe VI.

En la visita, realizada junto a un grupo de jóvenes de entre 17 y 20 años que en su día ganaron el concurso “¿Qué es un Rey para ti?”, irán las hijas de los Reyes solas, sin la presencia de sus padres, y el recorrido estará guiado por la escritora María Dueñas.

Y aunque recorran toda la dinastía de los Austrias y la de los Borbones, hay una figura femenina histórica e imprescindible en el itinerario: la de Luisa Roldán, más conocida como La Roldana, figura clave del Barroco y primera mujer escultora de Cámara de España.

Una mujer en la Corte

La pionera artista sevillana, que rompió moldes en su época y logró ser nombrada Escultora del Rey en 1692, era hija del escultor Pedro Roldán. Probablemente nació en agosto de 1652, pues su partida de bautismo se fecha el 8 de septiembre del mismo año. Era la cuarta de los nueve hijos habidos del matrimonio formado por Pedro Roldán y Teresa de Jesús de Mena y Ortega, que llegaron a formar una extensa familia de escultores.

Luisa Roldán, más conocida como La Roldana

Luisa Roldán, más conocida como La Roldana

El elevado número de encargos que recibía su padre haría que Pedro Roldán tuviese que contar, además de con sus propios hijos, con otros aprendices o discípulos. Uno de ellos era Luis Antonio de los Arcos, nacido en 1652, futuro esposo de Luisa, y formado entre los talleres del escultor Andrés Cansino.

Desde el punto de vista profesional, el equipo formado por los jóvenes esposos escultores empieza a trabajar de manera independiente intentando poco a poco hacerse un hueco en el panorama escultórico andaluz contratando y ejecutando obras en Sevilla y otras provincias andaluzas para iglesias, conventos o cofradías. La cantidad de esculturas atribuidas a la Roldana en esta época es realmente abrumadora, muchas de las cuales deben ser tomadas con cautela, pues se basan tan sólo en parámetros estilísticos, sin que exista prueba documental de ninguna de ellas.

Una obra única

Las hijas de los Reyes podrán familiarizarse con la figura de esta mujer pionera especialmente a través de una obra: El arcángel San Miguel venciendo al demonio (1692). La restauración de la pieza, de 2,6 metros de altura y casi 160 kilos, ha recuperado su aspecto original y ha revelado inscripciones realizadas por la autora.

La directora de la Galería de las Colecciones Reales, Leticia Ruiz, afirma sobre La Roldana (Sevilla, 1652-Madrid, 1706) que “fue una figura pionera en un tiempo en el que las mujeres no tenían ningún reconocimiento”. Sin embargo, ahora, gracias a la Galería, adquiere el lugar que merece. La directora destaca también el virtuosismo técnico de la artista y su expresividad a través de los rostros y de las manos, sin olvidarse de la policromía y del contraste de colores como “un adelanto del estilo posterior, el Rococó”.

La restauración realizada por Ana Loureiro, de Patrimonio Nacional, ha permitido no solo recuperar el aspecto original de la talla, sino también desvelar algunas marcas propias de la autora, que convierten la obra en testigo privilegiado de su trayectoria. De entre estas inscripciones sobresale la recuperada en la peana. En ella, de forma excepcional para su época, La Roldana se reivindica como escultora de Cámara en la Corte: “Por mando de Rei nvestro señor Carlos II. Lvisa Roldan, escvltora de cámara de Sv Majestad”.

'El arcángel san Miguel venciendo al demonio', escultura de Luisa Roldán, La Roldana

‘El arcángel san Miguel venciendo al demonio’, escultura de Luisa Roldán, La Roldana

En este largo proceso de restauración, Loureiro resanó las grietas y eliminó los repintes localizados especialmente en la cara y en las manos “para devolver a la pieza su expresividad, uno de los sellos de identidad de La Roldana”. Los últimos pasos han sido la reintegración cromática y la protección final de la pieza. Las radiografías han permitido descubrir que los cuernos del demonio no eran originales, por lo que se han sustituido por nuevas piezas diseñadas según fotografías antiguas para recuperar el aspecto que tenía en 1692.

Primera mujer en la Corte

La Roldana consiguió lo que ninguna mujer ha alcanzado en la historia del arte español: ser nombrada escultura de Cámara, primero de Carlos II y, tras la muerte de este y la llegada al trono de los Borbones, también del nuevo Rey Felipe V. A pesar del reconocimiento profesional que el título significaba, es casi seguro que la nómina fuese tan sólo ad honorem, sin que se le asignasen los gajes correspondientes a la plaza.

Esto explica sus constantes y patéticas súplicas de ayuda dineraria a la Corona que se localizan en la documentación, así como las peticiones de Luis Antonio para ocupar algún cargo en palacio. Parece que finalmente, en 1695, se le concedió la plaza titular con su correspondiente sueldo, aunque con retrasos, de manera que al parecer la situación económica del matrimonio era bastante precaria.

Ese mismo año en que recibía el título, firmaba ya con orgullo como escultora de Cámara dos de sus más importantes obras en madera: el imponente San Miguel ejecutado por orden del propio Carlos II para El Escorial y el San Ginés de la Jara; así como el grupo en barro cocido de La Virgen y el Niño con San Juan Bautista.

Un escalón más elevado en el reconocimiento profesional internacional, raramente otorgado a un artista español y aún menos a una mujer, se verificó el 10 de enero de 1706 cuando la Accademia di San Luca en Roma la nombró académica de Mérito, el mismo día que le sobrevenía la muerte en Madrid. Unos días antes, enferma y ante la proximidad de su muerte hacía una declaración de extrema pobreza, indicando que no poseía ningún bien ni nada sobre lo que hacer testamento, apelando incluso a la caridad para su sepultura y lo sufragios por su alma.