“Se me daban bien beber, el sexo y tomar fotografías, e hice las tres cosas tanto como puede”, declara la protagonista de Lee Miller, y sus palabras son sin duda una forma simplista de definir a quien vivió una vida tan cargada de drama que podría inspirar media docena de biopics. Quizá por ello, precisamente, es adecuado recordarlas para empezar a hablar de una película que reduce a Miller al tipo de estereotipos narrativos que ha granjeado mala reputación al cine biográfico.
Primer largometraje de la directora de fotografía Ellen Kuras –¡Olvídate de mí! (2005)–, es un retrato caracterizado por su cautela y su negativa a tomar riesgos, y por tanto resulta especialmente decepcionante si se tiene en cuenta el espíritu transgresor de su heroína, cuyo trabajo fotográfico en el frente de la Segunda Guerra Mundial dio como resultado algunas de las imágenes más importantes y demoledoras tanto del conflicto como en concreto del Holocausto. Encarnada por Kate Winslet, Lee Miller es una mujer ferozmente independiente que no está dispuesta a dejar que nadie, ni su editor ni su amante, le digan adónde ir o qué hacer pero, dado su empeño en encasillar al personaje en la más socorrida de las fórmulas, cualquiera diría que la película se opone a esa actitud transgresora.
La emblemática fotografía de Lee Miller en la bañera de Adolf Hitler
La historia de la fotógrafa se nos narra enmarcada en una tensa conversación que, ya entrada en la vejez –el maquillaje que Kate Winslet luce para la ocasión resulta francamente poco convincente–, ella mantiene con un joven curioso de quien la película nos hace creer que es periodista, al menos hasta que un innecesario giro final nos revela la previsible verdad. A partir de ahí, Kuras viaja atrás en el tiempo para pasar de puntillas por los antecedentes de Miller –primero como modelo y después como bohemia rodeada de actores secundarios como Marion Cotillard y Alexander Skarsgard, ninguno de los cuales pasa en pantalla el tiempo suficiente para causar una impresión–, que culminan con su decisión de tomar una cámara y documentar la verdad sobre la guerra para la revista Vogue.
El núcleo dramático de Lee Miller son las experiencias de la fotógrafa en el frente europeo, donde los soldados son mutilados y asesinados en acción y la población civil a menudo acaba convertida en daño colateral; vemos a Lee Miller pulsando el disparador de su cámara en Londres mientras tienen lugar los bombardeos nazis, en la campiña inglesa, en pueblos franceses y en París durante su liberación y, posteriormente, en los campos de concentración cuando finalmente se revelan las atrocidades allí cometidas.
Fotograma de ‘Lee Miller’
Entretanto, Kuras contempla a su protagonista en acción sin dejarnos comprender los impulsos urgentes que motivan dicha acción. Lee Miller se enfrenta a quienes la subestiman y empatiza con las víctimas, conoce la magnitud de la maldad cuando visita Dachau y es testigo del sexismo sistémico, y la película repasa esos acontecimientos como si fuera saltando lentamente de un párrafo de Wikipedia al siguiente; solo puntualmente llega a justificar por qué es una obra de ficción y no un documental. Entretanto, la recurrente voz en off va verbalizando información acerca del personaje que causaría más impacto en el espectador en caso de haber sido proporcionada a través de imágenes.
Más frustrante resulta, en todo caso, la incapacidad de Lee Miller para indagar en los asuntos que enuncia. ¿Qué opina su protagonista sobre la fotografía y el poder de la imagen? ¿Siente que hay algo voyerista y explotador en su trabajo? La película hace referencia a su consumo de alcohol como mecanismo de defensa, pero poco más. ¿Qué reflexiones propone Kuras sobre la búsqueda de la verdad a través del reporterismo? Esbozos de ideas pero nada mínimamente elaborado. A pesar de su evidentes pretensiones de profundidad, en general la película permanece varada en la superficie, por mucho que en sus compases finales recurra a la revelación de un trauma de infancia que en realidad funciona más como un coqueteo con el sentimentalismo que como algo verdaderamente penetrante.
La película ‘Lee Miller’ cuenta también con Marion Cotillard y Alexander Skarsgard en su reparto
En la piel de la fotógrafa, Kate Winslet ofrece una interpretación robusta y llena de matices, a través de la que queda clara la pasión que la mantuvo trabajando a lo largo de más de ocho años en la película, de la que es productora, convencida de la necesidad de hacer la historia de su protagonista accesible al público. Es una pena que nadie pensara también en la necesidad de convertirla al mismo tiempo en una obra gratificante a nivel cinematográfico.