Cine feminista

‘Las novias del sur’: matrimonio, maternidad y feminidad a través de los tiempos

“Conmigo se acaba este hilo de hijos y madres”. La cineasta Elena López Riera ('El agua') estrena 'Las novias del sur', una reflexión sobre las imposiciones emocionales y sexuales del patriarcado

Premiado en el pasado Festival de Cannes, situado en algún lugar entre la investigación sociológica y la espeleología documental, el nuevo mediometraje –40 minutos– de la alicantina Elena López Riera se inicia yuxtaponiendo detalles de una fotografía dañadas por el paso del tiempo. Un mechón de pelo, un pendiente, una sonrisa. Lleva unos segundos descubrir que se trata de la imagen de una novia. Sobre ella, una narración. “La busco en todos los cuerpos, en todas las voces, en todas las madres”, afirma la voz, correspondiente a la directora Elena López Riera, acerca de la mujer de la foto, su madre. “Hago a otras las preguntas que no me atreví a hacerle a ella”.

Y entonces, directamente, delante de la cámara, una mujer madura empieza a contar detalles de su boda. Y luego lo hará otra, y después otra, y así hasta media docena de bustos parlantes que se intercalan para hablar de sus experiencias respectivas en el amor, el matrimonio y el sexo. Y entretanto, mientras se mantiene alejada tanto del naturalismo que transmitían sus primeros cortometrajes como de la carga alegórica que insufló a El agua (2022), la directora cuestiona su propia identidad como mujer soltera sin hijos, con la que una larga línea dinástica de relaciones maternofiliales llegará a su fin.

Póster de 'Las novias del sur', el nuevo mediometraje de Elena López Riera

Póster de ‘Las novias del sur’, el nuevo mediometraje de Elena López Riera

Una de esas mujeres recuerda la emoción y las expectativas que la colmaban cuando se casó, mientras que otra confiesa que lo hizo simplemente porque había que hacerlo. Una reconoce que ni ella ni su marido tenían la menor idea de lo que estaban haciendo durante la noche de bodas, y otra habla de la sorpresa que invadió a su esposo al descubrir que ella no era virgen. “Mientras nosotros hacíamos el amor, la gente corría asustada”, comenta entre risas una de esas mujeres tras desvelar que la noche de su enlace sucedió una tormenta eléctrica; también explica que ella y su marido pasaron tres días en la cama, y que después él tuvo que comer grandes cantidades de hígado para recuperar fuerzas.

“Meterme en la cama era mi peor pesadilla”, admite otra al ser preguntada por su exmarido. “No podía ser esclava toda mi vida de alguien a quien no amaba”, añade, antes de relatar cómo se las arregló para abortar durante el franquismo. Una anciana de 103 años lamenta los 30 que pasó casada con un hombre con el que odiaba hacer el amor pero a quien nunca engañó –en aquella época era inconcebible– y rememora cómo, al enviudar, descubrió el amor y el sexo a los 73 años con un hombre mucho más joven que ella. “Fue apoteósico”, sentencia.

Una novia sin novio, una madre sin hijos

Regularmente, a modo de separadores entre esas confidencias, aparecen en pantalla fotografías y vídeos caseros de una sucesión de novias anónimas. López Riera las contempla como tratando de averiguar lo que les podría haber estado pasando por la cabeza en ese momento, y encuentra en ella en ellas un significado más hondo y personal. Poco a poco, su cámara deja de prestar su atención a las mujeres que se casan para centrarla en aquellas que permanecen “en los rincones de las fotos”, mirando con curiosidad, envidia o tristeza. “¿Qué es una novia sin novio?”, se pregunta. “¿Qué es una madre sin hijos?”.

Fotograma de 'Las novias del sur', de Elena López Riera

Fotograma de ‘Las novias del sur’, de Elena López Riera

Finalmente, vuelve o ocupar la pantalla la madre de la directora, a través de la misma vieja fotografía. “Me gustaría decirle muchas cosas, pero no puedo”, asegura la voz. “Como si una maldición hubiera erigido un muro infranqueable entre nosotras. Imagino que le susurro que ya tengo lo que quiero, que he conseguido no parecerme a ella, pero que en realidadc estoy muerta de miedo. Porque sé que después de mí no habrá nadie más”.

De ese modo, Las novias del sur establece un puente entre las feministas de hoy y tantas mujeres que en su día ni siquiera se plantearon qué es el feminismo, para demostrar que el ahora y el entonces no son tan distintos a pesar de todo. Tanto sus protagonistas como tantas de sus contemporáneas aceptaron casarse sin plantearse si tenían alternativa, y nunca supieron que podían decir que no. Y se hicieron fuertes dentro de los límites del patriarcado, convirtieron en un espacio de resistencia. Pese a las estrecheces del rincón al que la sociedad las relegó, supieron encontrar sus espacios de placer y alegría, y nunca se consideraron víctimas. Esta película es un sentido homenaje a su experiencia.

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