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“Las mujeres son más lectoras y quienes sostienen el sector editorial”

Rosa Sánchez de la Vega es la mujer detrás del podcast 'Rosa Pasa Página', uno de los mejores podcasts literarios, en el que ha entrevistado a grandes escritores y escritoras

Rosa Sánchez de la Vega es la mujer detrás del podcast 'Rosa Pasa Página'
Rosa Sánchez de la Vega es la mujer detrás del podcast 'Rosa Pasa Página'

Ella misma ha escrito y publicado dos novelas, Serás tú quien lo descubra y Por qué ahora, y es probablemente una de las lectoras más rápidas y concienzudas de nuestro país. Leer es su vida, su salvación y su pasión; los libros son para ella compañeros de camino, y sus autores, guías a los que seguir. A lo largo de su carrera, Rosa Sánchez de la Vega, periodista y escritora, ha consolidado su presencia en el ámbito literario a través de su pódcast ‘Rosa Pasa Página’, donde mantiene conversaciones distendidas con autores destacados para desentrañar los entresijos de sus publicaciones.

Tras estudiar Empresariales y después de atravesar un difícil momento familiar debido a la enfermedad de uno de sus hijos, Rosa decidió dar un giro a su vida y comenzar a explorar el mundo de las entrevistas literarias. Ella, que devora literatura (empieza a leer cada mañana al alba), decidió poner todo su saber y toda su curiosidad al servicio de algo más grande, y a sus casi 60 años aprendió a grabar, editar y subir sus propios podcasts.

Cinco años después, esta mujer empresaria, periodista, locutora, madre, esposa, amiga y referencia literaria y cultural cuenta entre sus episodios con entrevistas con grandes como Antonio Cabanas, reconocido por sus novelas ambientadas en el antiguo Egipto; Åsa Larsson, autora sueca de novelas policíacas, o Máximo Huerta, escritor y periodista español, quien compartió detalles sobre su obra La librería de Doña Leo.

Rosa Sánchez de la Vega es la autora del podcast literario 'Rosa Pasa Página'

Rosa Sánchez de la Vega es la autora del podcast literario ‘Rosa Pasa Página’

Con una trayectoria que abarca la promoción cultural y la creación literaria, Rosa ha sabido combinar su pasión por la literatura con su experiencia en medios de comunicación, ofreciendo un espacio único para la difusión de la cultura. En esta entrevista, exploramos su recorrido profesional, los desafíos enfrentados en la creación de su pódcast y su visión sobre el panorama literario actual… y el siempre interesante sector editorial.

¿Cómo empezó el podcast, cuál es tu trayectoria?

Siempre quise ser periodista, desde muy pequeña. Veía a Rosa María Mateo en Informe Semanal y me encantaba. Pero mi situación geográfica en un pueblo de Cáceres no me permitía estudiar Periodismo, así que hice Empresariales. Nació mi hijo mayor y la maternidad no fue lo que yo esperaba, así que decidí dejarlo todo para cuidarle y estar con él. En ese periodo de tiempo me fui a vivir a París dos años por el trabajo de mi  marido, aprendí francés y al regresar a España nació mi segundo hijo. Yo había trabajado en una financiera y estaba muy desconectada, así que decidí volver a estudiar, y a trancas y barrancas, porque con dos niños no podía ir a clase, conseguí mi meta: estudié periodismo y empecé a trabajar en radio. Era el año 2001.

¿Por qué empezaste en la radio? ¿Y siempre en el ámbito cultural?

Me gustaba mucho el micrófono. Comencé en Radio Inter con un programa llamado Ratones de biblioteca, con aforismos y curiosidades. Pero la cultura siempre me ha interesado, aunque venía del mundo financiero. Los libros me han acompañado siempre; han sido mi tabla de salvación, desde una infancia difícil, en la que me refugiaba en ellos, hasta con mi maternidad. Siempre me han acompañado.

¿Recuerdas cuál fue el “primer libro” que leíste con plena conciencia?

Va a sonar muy clásico, pero es real: fue Cien años de soledad. A partir de ahí me metí en una aventura impresionante y al acabar me di cuenta de todo lo que había vivido. Es verdad que cuando era pequeña me obligaban a leer a los clásicos en el colegio, como a todos, pero creo que es algo erróneo: es difícil fomentar así la lectura. Después de engancharme con Gabriel García Márquez empecé a leer libros de todo tipo: me gusta más el tema thriller, que entonces se llamaba novela negra, pero he leído de todo.

¿Y cómo se conjugaba tu amor a los libros con la radio?

Empecé en un programa que se llamaba La coctelera, que eran dos horas de contenido cultural. Durante la semana hacíamos agenda, siempre había una entrevista a un autor, y mi jefe empezó a delegar mucho en mí. Pero para mí, el gran momento fue durante el confinamiento de 2020: nos cerraron la oficina y yo lo pasé muy mal, porque trabajar me daba la vida. Así que decidí empezar a hacer radio desde casa, y hacía una entrevista semanal a un escritor o escritora. Llegaba de la nada y empecé a tocar la puerta de todos los grandes: tanto de los escritores directamente como de las editoriales. El boca a boca funcionó muy bien y empecé a ganar espacio.

¿Por qué te decantaste por el género entrevista?

Me interesa mucho. Cada vez que leo un libro, me interesa ahondar en él, entender qué ha llevado al escritor a tomar ciertas decisiones, hurgar, entender el registro… La primera Feria del Libro tras la pandemia cogí mi micrófono y fui caseta por caseta haciendo entrevistas, y ahí ‘Rosa Pasa Página’ empezó a trascender y entonces “me independicé”, empecé a hacerlo completamente por mi cuenta, como persona independiente. Me di cuenta de que los libros nunca pasan de moda, de que siempre interesa que se hable de ellos, aunque haya pasado tiempo desde su lanzamiento. Y eso es una gran ventaja.

Rosa Sánchez de la Vega, periodista y escritora, es la autora del pódcast 'Rosa Pasa Página'

Rosa Sánchez de la Vega, periodista y escritora, es la autora del pódcast ‘Rosa Pasa Página’

Haces una entrevista diaria. ¿Es posible mantener la frescura con ese ritmo?

La verdad es que los autores siguen recibiéndome como el primer día. Es un privilegio para mí disfrutar de un libro y luego poder hablar largo y tendido sobre él con su autor: es una baza buena que tengo, que puedo ahondar en los personajes y en la historia. Los escritores lo agradecen, lo perciben desde el primer minuto.

Con ese ritmo, ¿cómo es tu hábito lector?

Empiezo a leer a las 6 de la mañana. Me organizo las lecturas para irme adelantando a los lanzamientos. Si preguntaras en mi casa, te dirían que es lo único que hago: leer. Fines de semana incluidos. Más o menos leo de 6 a 11, que me tomo un café y me aseo. Voy a hacer entrevistas, a trabajar, a escribir… y por la tarde, después de sacar a mi perro, vuelvo a leer de 17 a 20. O sea que, más o menos, leo ocho horas al día. Y eso permite que publique unas tres entrevistas a la semana, dos en el podcast ‘Rosa Pasa Página’ y una en el periódico en el que colaboro. Y además, yo misma llevo mis redes sociales, que es otra cosa que he tenido que aprender: a dinamizarlas, a compartir lo que hago, a subir mis fotos, editarlas… No publico la entrevista y listo, sino que paso días moviendo al autor.

¿Cómo ha sido tu experiencia como emprendedora en la edad madura?

Hacer un podcast tiene unos desafíos técnicos que obviamente me quedaban grandes. Pero destaco dos aptitudes: pasión y perseverancia. Hacerlo ha sido un aprendizaje, y ahora mismo tengo un editor de sonido e imagen muy paciente: ahora ya va todo rápido y fluido, pero antes, hasta que le pasaba los cortes, o el titular… le pedía ayuda con casi todo. Instagram por ejemplo lo he manejado a base de ensayo y error, equivocándome, fallando y volviendo a empezar. Pero creo que aprender algo nuevo no tiene nada que ver con la edad. Acabo de cumplir 60 años y creo que todo lo que te propongas lo puedes hacer, sin importar la edad.

Como mujer, ¿has tenido síndrome de la impostora

Yo cuento con la honestidad y la humildad. Nunca he ido con la prepotencia de pensar que lo hago todo bien: tenía claro que tenía un recorrido de aprendizaje, pero sabía a dónde quería llegar y la satisfacción que me estaba aportando todo lo que hacía. Nunca imaginé que podría tener la vida que tengo ahora. Soy muy feliz; ¡me ha cambiado hasta la expresión de la cara! Nunca me he sentido una impostora porque iba poco a poco, afrontando cada dificultad y cada puerta cerrada con fuerza.

El mundo de la cultura está muy dominado por los hombres. ¿Has sentido alguna vez dificultad por ser mujer?

Por supuesto, especialmente al principio. Me hacían sentir menos. Era complicado entrar o tener sitio en ciertos ambientes. Nunca me ha pasado con respecto a los autores o autoras, pero sí en los espacios de trabajo. Creo que las cosas han cambiado algo, pero aún no lo suficiente. Pero cuando hago las entrevistas creo que la diferencia no tiene que ver con el género: hay hombres que me han tratado fenomenal y otros que no tanto, y me ha pasado lo mismo con las mujeres. Donde sí veo una diferencia es a la hora de escribir: a la hora de escoger los temas, a la hora de describir ciertas escenas, de ponerse en la piel del sexo contrario…

Tú eres la dueña de tu propio negocio, eres tu jefa, tu empleada, tu productora, tu community manager… ¿Es un trabajo solitario?

Por un lado sí, llevo todo este peso yo sola, pero por otro lado mi trabajo consiste en hacer entrevistas, y eso me permite conocer a muchísimas personas y estar siempre haciendo amigos nuevos. Por eso necesito que, en la medida de lo posible, las entrevistas sean presenciales. Necesito salir de casa, necesito hablar, conocer a los editores… La responsabilidad es mía, y por eso tampoco tengo horario. Mi vida es mi trabajo, y viceversa.

¿Crees que hay “literatura femenina”?

Sí que creo que hay géneros que en general escriben mejor los hombres, como la novela histórica o la ciencia ficción, pero no creo que podamos seguir equiparando la literatura escrita por mujeres a la literatura romántica. Es muy reduccionista. Ha habido algo de condescendencia a la hora de mirar este tipo de literatura, pero es que este género ha avanzado mucho. Aunque el amor sea el tema principal, son novelas con muchas más aristas, profundas, con desarrollo de personajes… El proceso es muy importante. El thriller derivó de la novela negra, igual que la nueva literatura romántica ha derivado de la antigua: son géneros mucho más amplios, que han mejorado y han ganado muchos lectores.

También ha habido un avance en las escritoras, que se han apropiado del género romantasy, pero ¿no crees que se las sigue menospreciando?

Puede que sigan en un segundo plano a veces, pero pienso en nuestro país, en mujeres como Rosa Montero o Dolores Redondo, y veo que están a la altura. Pero sí es verdad que se escucha aún el comentario de que sólo ganan premios por el hecho de ser mujeres, como Han Kang el Nobel de Literatura, aunque también pasa en los premios nacionales: siempre hay quejas masculinas. Sobre todo si gana una mujer dos años consecutivos. Yo creo que debería cambiar el tema de las cuotas, si es que existen: en este caso, no nos benefician. Cuando rompamos el cliché de que para compensar hay que dar premios a mujeres, estaremos más cerca de sentirnos iguales. Nunca pensamos que a un hombre le dan el premio por ser hombre…

Además de escritores y escritoras, ¿el mundo editorial también es masculino, aunque esté formado por mujeres?

Es curioso porque las mujeres son más lectoras y quienes sostienen el sector editorial (lo componen en un 95%), pero parece que las grandes decisiones las siguen tomando los hombres. En general, los hombres leen más ensayo, pero se publica mucha más novela, por eso al final las mujeres han ido haciéndose con el sector editorial. Nosotras somos mejores lectoras, porque no tenemos prejuicios y nos abrimos a registros distintos.

¿Cuáles son tus autoras favoritas?

Rosa Montero, Gioconda Belli (que es la autora a la que más ilusión me ha hecho entrevistar), Elvira Lindo, Dolores Redondo, Alana Portero (que es una mujer trans)… Leo sobre todo novela. Una curiosidad: siempre que leo un libro y entrevisto a su autor, quiero que me lo dediquen, y los tengo ordenados por orden de entrevista. Tengo una librería gigante: es una biblioteca viviente, porque cada temporada los cambio de sitio, y tengo una segunda biblioteca en mi segunda residencia. Dono muy pocos libros; me gusta quedarme casi todos, aunque cada verano hago una lista y los llevo a donde sé que los necesitan, y a mi pueblo, Hervás.

¿Tú distingues entre alta y baja literatura?

Sí, por supuesto. No todo lo que se escribe es literatura. El “consumidor” es como todo, hay muchos tipos… Y algo que pasa mucho con los premios literarios es que en seguida cierto sector, por oposición, decide que no va a leer a los premiados. Además, hay autores que tienen altibajos: yo creo que no todo lo que hacen es literatura. Y no pasa nada.

¿Crees que hay mucha presión editorial por publicar todos los años?

Creo que no, que no ocurre como en otros sectores. Si te aproximas a un plazo normal, creo que tienes un recorrido de entre dos y cuatro años entre libro y libro. Otra cosa es que el propio autor quiera publicar más para no caer en el olvido, especialmente del primer al segundo libro. Pero no creo que haya tanta prisa por publicar como en sectores como la música o incluso la interpretación. De todas formas, creo que tenemos que desromantizar el oficio de la escritura: nos imaginamos a un escritor bucólico en su casa de campo, y no es así. La inspiración tiene que pillarles trabajando: tienen un horario muy serio de escritura, mucha planificación, y en muchos casos lo combinan con otros oficios. De hecho, en su mayoría. ¡Y a veces tienen oficios que no tienen nada que ver con la literatura!

¿Cómo podemos leer más?

Dejando las pantallas de lado. Solo con eso sacamos al menos una hora al día, y probablemente mucho más. Si disfrutas con la lectura, puedes rascar cualquier momento: si llevas un libro en el bolso, puedes leer en el metro, mientras esperas, en el aeropuerto… ¡Tenemos tiempo para tantas cosas! Y también es importante encontrar un libro que nos enganche, sobre todo cuando estamos intentando crear hábito lector. Hay un autor que es capaz de generar emociones desde la primera lectura, con cientos de historias, que te lleva y te trae: Gonzalo Giner. Para mí es el mejor escritor español. Tiene una sensibilidad que no tiene casi ningún autor.

Y unas recomendaciones rápidas de lectora avezada…

El libro que más veces he leído es La sombra del viento; el que tengo siempre en mi mesilla es La paciente silenciosa y a Fernando Pessoa, y ahora mismo Luciérnaga, de Natalia Litvinova. Los que más he regalado son El peligro de estar cuerda y Una historia feminista desconocida, de Margaret Fuller. Creo que El Principito es un libro sobrevalorado y Caterina, de Carlo Vecce, infravalorado. El sitio más raro donde he leído es en una cueva con frontal, y mi próxima lectura será Las que no duermen NASH, de Dolores Redondo. Creo que nunca leeré, porque no quiero, Rayuela, de Cortázar, y mi libro favorito es a la vez de mi escritor favorito de todos los tiempos: El jinete del silencio, de Gonzalo Giner.

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