Tiene la provenza española un hotel con un jardín romántico cuajado de rosas, donde tejían las hilanderas de la Real Fábrica de Paños. Allá en la ciudad perfumada en Lavanda y vientos de la Alcarria, encontraréis manantiales secretos, miel deliciosa y campos cubiertos de amapolas. Nos vamos de viaje a la Alcarria con Camilo José Cela…porque algo pasa en su antigua Real Fábrica de paños donde tejían sus telares las hilanderas.
Más allá de los campos de lavanda (y de su festival) descubrimos un destino perfecto para pasar un finde semana de cultura, absoluto relax e historia. En la villa medieval de Brihuega, lugar de batallas y leyendas de princesas moras y cristianas, podemos encontrar el primer hotel de 5 estrellas de Guadalajara, Castilla Termal Brihuega, un remanso de paz, un auténtico lujo.
Hay hoteles con historia y hoteles que hacen historia al recuperar el patrimonio y poner en valor lugares que fueron importantes y después fueron olvidados. Es el caso del nuevo hotel que Castilla Termal ha inaugurado recientemente en Brihuega, que irrumpe en la oferta turística de la zona imprimiendo un gusto exquisito y un servicio de primer nivel que nos transporta a la Provenza y a la sensación del lujo contemplativo, alejado del bullicio y el ruido, a tan sólo una hora en coche de Madrid.
La Real Fábrica de Paños
Con Viaje a la Alcarria de Camilo José Cela entre las manos comienzo este viaje a la antigua Real Fábrica de Paños, ubicado al norte de la villa de Brihuega. El edificio data del siglo XVIII y fue un regalo de los Borbones a la villa por su apoyo en la guerra de Sucesión. También, la monarquía borbónica tenía interés en impulsar la industria y el comercio en España. Fue fundado por Fernando VI en 1750 como sucursal de la factoría de Guadalajara y se utilizó durante la Guerra de la Independencia como cuartel francés. Después continuó funcionando en manos privadas hasta su cierre definitivo en 1936.
Como anécdota, que tiene muchas, contaré que en su interior se alojó el célebre general Hugo, padre del escritor Víctor Hugo y que en la entrada, el hall y algunas zonas comunes se conservan las tinajas originales del siglo XIX, empleadas para almacenar el aceite que se utilizaba en el alumbrado público de Madrid. En el área wellness los antiguos hornos de los tintes han sido restaurados y se han configurado como uno de los elementos singulares principales.
La enorme puerta de madera que preside el hall del hotel, de techos altos y generosos espacios, también es original. Fue construida por los franceses en 1810 y su estilo barroco llama la atención nada más entrar. Si el visitante se fija un poco descubrirá sobre ella el escudo del Reino de Castilla, que nos anuncia la llegada a La Redonda, un espectacular salón circular cubierto con una grandiosa cúpula de cristal, que forma parte de la original estructura del edificio y que hoy aloja el área gastronómica del hotel.
Los jardines históricos y Camilo José Cela
Castilla Termal ha devuelto la vida a la Real Fábrica de Paños de Brihuega, un lugar abandonado durante años, pero también ha recuperado el incalculable valor del Jardín de la Alcarria, los jardines históricos ubicados dentro del hotel protegidos por patrimonio.
La joya del hotel se descubre cuando el huésped sale a disfrutar de la piscina exterior, con vistas al pueblo y se encuentra con el jardín romántico, que en realidad más que romántico, que lo es, es un jardín histórico protegido por Patrimonio.
En su libro Viaje a la Alcarria, Camilo José Cela escribió: “El jardín de la fábrica es un jardín romántico, un jardín para morir, en la adolescencia, de amor, de desesperación, de tisis y de nostalgia”. El escritor gallego rememoraba así sus paseos por el jardín de la Real Fábrica de Paños, un jardín decimonónico de estilo versallesco que hoy ha recuperado Castilla Termal como parte de la rehabilitación del complejo. Después de verlo y pasear entre sus pasillos trenzados en flores y cipreses italianos con vistas al rio Tajuña puedo dar fe de que es así de hermoso. Sólo por verlo merecería la pena el viaje.
Las hilanderas, los telares y las manos de Jimena
El masaje estrella de la casa se llama 1750, en honor al año de construcción de la Real fábrica y se realiza con suaves paños de hilo y aceites de lavanda. En las maestras manos de Jimena entra uno en un estado de trance en el que casi se puede escuchar el sonido rítmico y mágico de las ruecas de las hilanderas. Porque el proceso de tejer, hilar y teñir, que es un oficio milenario, siempre ha sido una tarea ligada al trabajo de las mujeres. Un trabajo que por cierto, nunca ha sido suficientemente valorado, como muchas otras tareas que se rigen al ámbito de lo femenino.
Vuelvo a mi habitación y me imagino el trasiego de las trabajadoras por estos pasillos de techos altos construidos en piedra, ventilados con la luz del día, el silencio y la belleza que tiene la claridad que atraviesa las ventanas. La Real Fábrica tuvo una trascendencia fundamental para esta villa y dio trabajo a generaciones de mujeres del pueblo y sus alrededores. Gracias a ello, se superaron muchas dificultades económicas por las que atravesaban sus vecinos. Produjo puestos de trabajo, atrajo población y, en definitiva, fue el soporte de la mayor parte de la actividad económica de la villa durante la segunda mitad del s. XVIII. La fábrica se componía de una casa de figura circular, preparada para albergar 66 telares. También, formaban parte de ella un batán a orillas del Tajuña para batanar paños, un lavadero de lana en el mismo, y una tierra de secano junto al batán, destinada a la siembra de güalda (que se cultivaban para obtener un tinte amarillo del mismo nombre), pastel, rubia y otros ingredientes necesarios para los tintes de los paños.
Del hilo de la vida en la mitología griega a Las Hilanderas de Velázquez
Durante un paseo con Beatriz Sánchez Rojas, Humanista y Guest Experience del hotel Castilla Termal Brihuega, que cuenta de maravilla la historia de Brihuega, Beatriz me explica que “todo el hilado se ha identificado siempre con lo femenino, con el mundo mágico y con la intimidad de las mujeres, porque esta clase de trabajos, que eran muy arduos, a su vez se convertían en momentos de reunión en el que todas las mujeres entablaban charlas, para hacer la labor más entretenida. Ya en las primeras mitologías la mujer aparece reflejada como encargada de tejer el hilo de la vida. La primera de las tres figuras mitológicas, que ejercen un gran poder, tienen la misión de hacer el hilo de la existencia humana, la segunda de pasarlo por la rueca y la tercera de cortarlo”. Otra escena que refleja muy bien Velázquez en su lienzo La fábula de Aracne, más conocida como Las Hilanderas, una de sus obras más enigmáticas.
Las hilanderas que vienen a trabajar a la Real Fábrica de Paños vienen de distintos lugares, muchas de ellas, de situaciones marginales. La fábrica les daba una oportunidad a cambio de mano de obra barata, un trabajo ofertado casi como una labor de caridad que les permitía aprender un oficio. “Los trabajos femeninos que no eran valorados por la sociedad y su labor no estaba reconocida” comenta Isabel, valiosa humanista que enriquece el viaje a Brihuega de la mejor manera, compartiendo saber y conocimiento con una profesionalidad digna de agradecimientos.
Brihuega y su entorno
Con casi 3000 habitantes, Brihuega, es un municipio ubicado en la provincia de Guadalajara. Es conocido como el jardín de La Alcarria y por la explosión de belleza con la que nos apasiona cada verano durante la floración de sus campos de lavanda. Su entorno natural privilegiado y lo pintoresco de sus calles, su arquitectura y sus monumentos hacen de esta localidad un destino interesante para perderse.
Además de el Castillo de Brihuega y su famoso cementerio, se puede visitar la Plaza del Coso, donde se celebraba el mercado y donde se ubica el Ayuntamiento, las cuevas árabes, una serie de grutas que atraviesan el subsuelo de Brihuega del que emanan manantiales naturales, sus numerosas fuentes, entre las que destaca la Fuente Blanquina y las puertas de entrada a la villa, que tuvo mucha influencia desde el siglo XIII.
También merece la pena hacer un curso de Mikados en el Jardín de la Alcarria y conocer de primera mano cómo se hace el aceite natural de lavanda (muy distinto del que se comercia), con el que podemos perfumar nuestra piel o nuestra ropa y descubrir el aroma a partir del que se han creado los mejores perfumes del mundo. Y por supuesto, acudir a la llamada violeta en el mes de julio y asistir al Festival de Lavanda, -si es posible entre semana- porque según me cuentan los lugareños, en fin de semana puede resultar asfixiante.
La labor de Castilla Termal
Quiero dar mi más sincera enhorabuena a Castilla Termal por llevar a cabo la reconstrucción de lugares emblemáticos e históricos para convertirlos en hospedajes, favoreciendo el entorno y los pueblos de estos lugares, con un gran respeto por la historia y una demostrada sensibilidad. Abogo por este nuevo concepto de turismo de lujo que recupera nuestro patrimonio y pone en valor edificios históricos, para ofrecer una oferta cultural, gastronómica, de naturaleza y bienestar de primer nivel. Sin lugar a dudas, es un acierto y un gran ejemplo a seguir.