FESTIVAL COACHELLA

Lady Gaga renace en Coachella: un ritual pop entre fuego, fantasmas y gloria

La cantante ofreció un espectáculo cargado de autorreferencias para presenta su nuevo disco, 'Mayhem', acompañado también de sus mejores éxitos

La artista estadounidense Lady Gaga. Simon Bruty / Anychance

Cuando en un festival se menciona la participación de la icónica artista del pop, el éxito del show está garantizado. Así como, el pasado viernes, Lady Gaga ofreció una actuación que ya es considerada por muchos como una de las más memorables en la historia de Coachella.

En el escenario principal, que se celebró en Indio, California, la icono del pop presentó su nuevo álbum, Mayhem, en un espectáculo que duró cerca de dos horas. En él fusionó teatralidad, simbolismo y una retrospectiva de los 20 años de su carrera artística.

El show, que se tituló The Art of Personal Chaos, fue estructurado en una especie de obra en cinco actos que animó a los espectadores a explorar distintas etapas y facetas de la identidad de la intérprete de Judas. Desde que comenzó, el público fue testigo de una narrativa introspectiva y provocadora.

La puesta en escena fue, como era de esperar, impresionante: el escenario se transformó por completo en un teatro de ópera con estética gótica, adornado con gárgolas, columnas barrocas, ángeles caídos y escalera móviles que emergían desde el suelo.

Cada acto del concierto estuvo acompañado de una excelente ambientación visual y sonora de muy alta calidad, con cambios de vestuario que iban desde túnicas victorianas hasta futuristas.

La artista, que alcanzó el punto más alto de su carrera durante Poker Face, aprovechó esta “etapa” para realizar un duelo personal en el escenario consigo misma. Al interpretar esta canción, se visualizó un tablero de ajedrez gigante, simbolizando la lucha entre su imagen pública y su esencia personal.

La puesta en escena exploró los conflictos internos de la fama y la identidad artística de Gaga. Youtube

El repertorio musical combinó lo nuevo y lo más conocido de la artista con sus canciones del nuevo álbum, Mayhem, que debutaron en Coachella: Disease, Abracadabra y Killah. Esta última canción la interpretó junto al productor y DJ Gesaffelstein, quien aportó una atmósfera oscura y electrónica al espectáculo.

Estos nuevos temas mostraron una versión de Lady Gaga más cruda, con una letra que aborda la ansiedad, la obsesión y el caos emocional, experimentado su alejamiento de los sonidos más convencionales del pop para experimentar otro tipo de estética sonora. Sin embargo, no faltaron sus temas más clásicos, aquellos éxitos que definieron toda una generación, como Judas, Shallow, Born This Way y Alejandro.

Pero la canción que se llevó la ovación mas estruendosa de la noche fue una versión extendida de Bad Romance, en la que la artista, envuelta en llamas proyectadas en la pantalla, se despidió del escenario con una explosión de fuegos artificiales que iluminó el desierto de la costa oeste de Estados Unidos.

La interpretación de Lady Gaga con ‘Bad Romance’ en el festival de Coachella. Youtube

Este espectáculo marcó el tan esperado regreso de Lady Gaga a los escenarios tras haber tomado un descanso de la música y haberse volcado de lleno en su carrera cinematográfica con papeles en películas como La casa Gucci y la más reciente Joker: Folie à Deux. Su presentación en Coachella no solo funcionó como relanzamiento musical, sino también como una declaración artística sobre su evolución y permanencia en la industria.

En palabras de la propia artista, proyectadas al final del espectáculo: “Los monstruos nunca mueren. Solo cambian de forma”. Con esta frase, Lady Gaga no solo cerró un capítulo, sino que volvió a escribir su historia, una vez más, bajo sus propias reglas.

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