La serie que nadie conoce y está a la altura de ‘Black Mirror’

Si eres un apasionado de 'Black Mirror', estás obligado a darle una oportunidad a esta infravalorada obra maestra de Prime Video

Historias del bucle (Prime Video) - Cultura
Fotograma de la serie 'Historias del bucle'
Prime Video

En un universo dominado por producciones que buscan el impacto inmediato, hay una joya escondida en Prime Video que ha pasado desapercibida para el gran público. Sin embargo, merece estar en la misma mesa que Black Mirror. Se trata de Historias del bucle (Tales from the Loop), una serie que es igual de perturbadora, filosófica y visualmente impactante que la obra cumbre de Charlie Brooker.

Un enfoque más poético que ‘Black Mirror’

A diferencia de Black Mirror, que apuesta por episodios cargados de tensión, ritmo vertiginoso y giros inesperados, Historias del bucle se construye desde la pausa, la contemplación y una melancolía casi pictórica. Ambas series juegan en el terreno de la ciencia ficción especulativa. Pero donde Black Mirror lanza preguntas incómodas a gritos, Historias del bucle apuesta por reflexiones profundas con una delicadeza poco habitual en el género.

Basada en las enigmáticas ilustraciones de Simon Stålenhag, Historias del bucle imagina un pueblo construido sobre un misterioso centro de investigación, el Loop, que altera las leyes de la física y permite que lo imposible suceda. Cada episodio aborda una historia diferente, como Black Mirror. Pero lo hace desde una perspectiva emocional más intimista, explorando el dolor, la pérdida, el amor o el paso del tiempo con una sensibilidad que recuerda al cine de Terrence Malick o Andrei Tarkovski.

La serie que nadie conoce y está a la altura de 'Black Mirror'
Imagen promocional con el póster de la serie ‘Historias del bucle’
Prime Video

Una de las razones por las que Black Mirror ha calado tan hondo es su capacidad para cuestionar el uso de la tecnología y su impacto en la sociedad. Historias del bucle va un paso más allá. No se pregunta solo qué consecuencias tienen las máquinas, sino cómo esas alteraciones afectan a lo más íntimo del alma humana.

En lugar de denunciar un futuro distópico como hace Black Mirror, Historias del bucle dibuja un presente alternativo, casi onírico. Un presente donde los avances tecnológicos están tan integrados en la vida cotidiana que no provocan asombro, sino resignación o nostalgia. La ciencia ficción aquí no es un vehículo para el miedo. Se trata de una herramienta para entender el dolor humano con una ternura devastadora.

Una estética que rivaliza con la serie de Netflix

Visualmente, Historias del bucle es una obra maestra. Cada plano es un cuadro. La fotografía, de tonos apagados y melancólicos, recuerda a las pinturas de Edward Hopper. Su banda sonora —compuesta por Philip Glass y Paul Leonard-Morgan— se convierte en un personaje más. La música envuelve las historias en una atmósfera hipnótica y emocionalmente densa.

Aunque Black Mirror también cuida muchísimo su estética, en Historias del bucle hay una voluntad casi artesanal de construir belleza a través del silencio y la quietud. Es una serie que no teme a los planos largos, a los diálogos mínimos o a las pausas que permiten que el espectador respire y reflexione. En este sentido, ambas series apelan a un espectador que no busca solo entretenimiento, sino también una experiencia estética y filosófica.

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