Desmontan los mitos del romance, reflexionan sobre las relaciones tóxicas y ahondan en la amistad y el empoderamiento femenino. Las mujeres que escriben sobre el amor en 2024 han cambiado las reglas de todo un género. Algunas reniegan de la etiqueta de «novela romántica», y apuestan por hablar de «novela de sentimientos» o «contemporánea»; otras, la reivindican. Y aunque navegan sobre un género asentado en los ideales románticos, introducen cambios sociales de la última década.
«La literatura es un reflejo de la sociedad». Lo dice Miriam Malagrida, la editora que descubrió a Alice Kellen, que es responsable de Marketing de Crossbooks, sello juvenil de Planeta. Las historias ñoñas llenas de estereotipos son cosa del pasado. Poco queda de aquellas protagonistas jóvenes –y guapas– que se enamoraban de hombres –también guapos– a los que intentaban salvar. Ahora, son ellas quienes dominan el relato, y escriben personajes fuertes, valientes y con las ideas claras.
Sin embargo, tienen mala prensa y todavía se consideran un género –muy– menor. Cosas de chicas. Quizá por eso sigan considerándose literatura femenina. O porque las mujeres leemos más, y tal y como señala Pablo Álvarez, fundador y director de Editabundo Agencia Literaria, «que sea consumido por lectoras ya lo convierte en menor». Lo que está claro es que «este género conecta con nuestro universo íntimo más allá de los estereotipos», subraya Ana Lozano, la Editora de Suma de Letras en Penguin Random House que está detrás de Elísabet Benavent. El público las adora, y lideran los rankings de libros más vendidos, pero sobre sus autoras recaen miradas condescendientes, en el sector y fuera de él. Mientras, ellas siguen creando «lugares perfectos para evadirse y jugar a otras vidas», tal y como apunta Lozano.
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Pero abrirse camino en este sector no es fácil. Y menos aún, convertir un libro en un best seller. Más allá de los mimbres narrativos, personajes o ambientes que conecten con las lectoras, «las novelas que se convierten en éxito tienen un lenguaje propio. Encuentran códigos, detalles, personajes que las representan y que generan grandes conversaciones», explica Lozano. Y Malagrida señala: «Es necesario que sus lectores desencadenen un fenómeno de boca a boca». Es el caso de Elísabet Benavent y Alice Kellen, que hoy son el símbolo de una generación. Comenzaron autopublicándose en Amazon y no tardaron en captar la atención de las grandes editoriales.
Su boom se produjo al margen de los medios de comunicación tradicionales. Para la literatura romántica no existen suplementos de cultura ni reseñas. Pero el éxito, el de ventas, no se espera, ni tampoco es fruto de una buena campaña de marketing: «Se puede fraguar en cualquier parte, momento o lugar. Sólo se necesita un buen texto y que los lectores apuesten por él», explica Ávarez. Y es ahí, en el boca-oreja, cuando surge la magia.
De publicar gratis en internet a editar con grandes editoriales
Las novelas de amor se consumen en digital. ¿La razón? «Las lectoras de este género son unas grandes consumidoras de historias. Son lectoras voraces y muy fieles al género. Especialmente el género erótico, seguido de la narrativa y comedia romántica», explica Ana Lozano. Quizá sea por eso que una parte importante de la nueva generación de autoras publique sus relatos en Wattpad. Esto es: lectura gratis e ilimitada, con textos en 50 idiomas. No sólo ha revolucionado el mercado editorial, sino también la forma de crear. Lectura ágil, diálogos rápidos y una comunidad en ebullición.
Es el TikTok de la literatura. Una nueva forma de escribir y de interactuar con los usuarios. Han democratizado el contar historias. Ellos mismos se proclaman como la comunidad narrativa más grande del mundo. No se equivocan. Hay más de 97 millones de usuarios que pasan más de 25 miles de millones de minutos al mes colgados de sus historias. Según sus propias estadísticas, 90 millones de personas la descubren cada mes, y el 92 % es de la generación Z.
Ariana Godoy, Mercedes Ron y Joana Marcús son las culpables del disparo de las estadísticas de lectura entre los más jóvenes. Fans de Crepúsculo y herederas del amor romántico, siguen derribando los prejuicios con historias con representación LGTBIQ+ que ahondan en los problemas de su generación. Los más jóvenes hacen más cosas que salir de fiesta: se enamoran, defienden sus ideas, cuidan a los suyos… Y también se equivocan.
Escriben historias de amor a ambos lados del Atlántico y conectan con su audiencia. Comparten referentes, utilizan sus códigos y escriben desde la misma realidad. Sobre lo que les pasa o les preocupa, su acercamiento al sexo, a la amistad y al amor, sus miedos e inseguridades. Como denuncia o como reivindicación. Como manera de ver el mundo.
Como en lo audiovisual, el público responde mejor que nunca a una narrativa serial que recuerda al folletín. Y las autoras se han vuelto expertas en dejarles con ganas de más. Godoy, Ron y Marcús acompañan a Benavent y Kellen en los ránkings de libros más vendidos, pero nada tiene que ver con las cifras de Wattpad. Un auténtico fenómeno que comenzó en la pandemia y traspasa la frontera de internet para llegar a las librerías. El sueño de cualquier editorial. Historias que se viralizan y superan los 50 millones de visualizaciones; miles de seguidores en redes sociales, firmas de libros con colas infinitas… Que terminan en las estanterías de sus seguidoras. Y es que, aunque comienzan a leerlas en la plataforma, el libro sigue siendo un objeto codiciado.
Han creado su propia comunidad de fans que participan de forma activa en sus historias, reaccionan al instante y viven con ellas la incertidumbre de los personajes. Incluso pueden llegar a influir en el desarrollo de la trama. Las lectoras son una parte fundamental del fenómeno. En Wattpad, se les escucha más que nunca. Forman casi parte del relato, y lo experimentan como si fuera suyo. Es por eso que, cuando empezaron a demandar de manera insistente ver estas historias en el cine y la televisión, la plataforma se puso manos a la obra. Algunas de ellas, como A través de mi ventana, de Godoy, y su segunda parte, A través del mar, hoy son un éxito en Netflix.
Más allá de ventas, prejuicios o estereotipos, estas historias de amor no son otra cosa que cuestiones universales. Casi conversaciones con tu mejor amiga. Y esas charlas, tengas 15, 33 o 65 años, son mucho más que cosas de chicas.