La historia de Lily, la chica de OnlyFans que se ha acostado con 100 hombres en un día: “Tienes que disociarte”

La joven de 23 años, que ha roto a llorar tras acabar el reto viral, estaba tan poco preparada para la situación que ni siquiera sabía que el VIH se puede contraer por sexo oral.

Lily Phillips, la joven de OnlyFans que se ha acostado con cien hombres en un día
Lily Phillips, la joven de OnlyFans que se ha acostado con cien hombres en un día

“¿No vas a hacer que me corra?”. Una vez tras otra, la pregunta se repite. Ella, completamente disociada, hace todo lo que puede para lograrlo. Es su lugar. Ha roto la barrera que siempre la había protegido, la de la pantalla, demostrando algo que ya empieza a calar en el imaginario colectivo: la pornografía es la otra moneda de la explotación sexual. La pornografía y la prostitución están íntimamente ligadas.

Lily Phillips tiene 23 años y vive en Derbyshire (Reino Unido). Puede parecer una chica normal, pero tiene casi 800.000 seguidores en X -antes Twitter- y casi 600.000 en Instagram. Su perfil no es como el de otras influencers, ella comparte contenido explícito en su cuenta de OnlyFans y en la plataforma de Elon Musk, donde el cambio de legislación permite “compartir desnudez de adultos o comportamiento sexual producido y distribuido de forma consensuada, siempre que esté correctamente etiquetado y no se muestre de manera destacada”. La red social considera que la expresión sexual es “una forma legítima de expresión artística”.

Sin embargo, Lily Phillips no se ha hecho viral (únicamente) por su contenido pornográfico, sino porque ha cumplido un reto: el de acostarse con 100 hombres en un día. Una hazaña que ha sido solo el comienzo para ella, puesto que en febrero pretende cumplir con 1.000 para alcanzar un récord del mundo.

“Sólo recuerdo a cinco o seis de ellos”

“Empecé cuando estaba en la universidad”, cuenta Lily, que ha transformado su cuenta en un negocio completo. Nueve personas trabajan para ella, permitiendo entender la cantidad de dinero que genera esta joven de 23 años a través de su contenido, a pesar de que las críticas no hayan parado de llegar desde que su reto se hiciera viral. Su idea de acostarse con 100 hombres en un día ha perturbado a los usuarios que no consumen este tipo de contenido y fascinado a los que se suscriben al canal de Lily Phillips, unas 36.000 personas, en su gran mayoría hombres.

Todo estaba perfectamente orquestado. Ella había lanzado el reto entre sus suscriptores, que acudieron en hordas a hacer cola al piso alquilado por AirBnB. Lily Phillips puede tachar todos los mandamientos de la “prostituta libre”: tiene un equipo que trabaja para ella, nada ocurre sin su consentimiento, es ella la que impone las reglas y se puede permitir todo tipo de medidas de seguridad. Sin embargo, nada salió como ella esperaba.

La experiencia ha sido documentada por el youtuber Josh Pieters en el documental I Slept With 100 Men in One Day. En los cuarenta y siete minutos que dura el vídeo, uno puede escuchar a Lily Philips hablar de lo mucho que ama su trabajo, de las medidas de seguridad que toma, del feminismo que defiende y del apoyo que recibe de su familia y de sus amigos. Asegura que sus padres están orgullosos de ella, a pesar de que al principio les preocupaba que tomara decisiones que la pusieran en peligro. “Sí que siento cierta vergüenza cuando tengo sexo con 100 hombres porque claramente no es lo que mis padres hubieran preferido que hiciera”, confiesa.

“No quiere decir que vayan a odiarme o desheredarme, pero no quiero que piensen menos de mí”, añade. Ha sido precisamente en este vídeo donde explica cómo organizó esta jornada y donde admite que no fue agradable para ella. Uno de los suscriptores aparece, con la voz distorsionada y sin que se vea su rostro, y se pregunta si lo que hizo estuvo bien o no. Pero no es capaz de darse una respuesta.

“Ha sido intenso, más de lo que hubiera imaginado”

Ese ha sido precisamente el momento que se ha hecho viral, al final del documental, en el día posterior a acostarse con 100 hombres. “Ha sido intenso, más de lo que hubiera imaginado”, confiesa. La joven se emociona al admitir que a veces, durante estas relaciones con cien hombres, se disocia de su cuerpo para aguantar. Y no solo eso, sino que para que les diera tiempo a hacerlo con todos sentía “la presión de hacer que se corrieran”, pero no podía. “Sientes que no les has hecho disfrutar porque solo consiguieron dos minutos”, dice con lágrimas en los ojos.

Porque según recuerda, algunos de los hombres le hacían sentir culpable: “Me decían ‘¿No vas a hacer que me corra? Encima que he venido hasta aquí'”. Al parecer, les prometió cinco minutos a cada uno pero no les daba tiempo, así que algunas interacciones se cortaron a dos o tres minutos de comenzar. “Cuando nos metemos en la cama hay una rutina de cómo íbamos a hacerlo y a veces te disocias porque no es como sexo normal”, admite.

Cien hombres haciendo cola y sin saber cómo se contagia el VIH

“Solo me acuerdo de cinco o seis hombres, y ya”, confiesa Lily Phillips. En los comentarios, algunos usuarios le dicen que así funciona el cerebro para intentar procesar hechos traumáticos. Pocos señalan lo espeluznante que es que cien hombres viajaran muchos kilómetros, tal y como ella misma cuenta, para hacer cola durante horas y penetrar a esta chica durante unos minutos. Muchos de ellos cancelaron una semana antes, por lo que tuvieron que buscar a gente a última hora.

Josh Pieters le pregunta si exigían una prueba de enfermedades de transmisión sexual, ante lo que Lily admite que sí la pedían pero solo “priorizaban” a los hombres que la tenían. La joven pretendía dejar que estos individuos eyacularan en su boca sin estar segura de que no tenían VIH u otras infecciones, puesto que no era consciente de que así se podía contraer el virus. “¿Es así como se coge?”, le dice al youtuber, que hace un gesto de incredulidad. “No lo había pensado, la última vez que lo hice todos podían hacerlo”, confiesa en el vídeo de una semana antes del día D.

Los psicólogos advierten que retos de esta naturaleza pueden tener consecuencias devastadoras para la salud mental. La necesidad de disociarse, como admitió Lily, es un mecanismo de defensa frente a experiencias traumáticas, pero también una señal de que las líneas entre trabajo y explotación están siendo traspasadas. Además, estos eventos perpetúan la objetivación de las mujeres en un contexto donde la dinámica de poder sigue estando inclinada hacia el consumo masculino.

Por otra parte, la viralidad de estos contenidos ha generado un debate amplio en redes sociales. Mientras algunos usuarios aplauden la “libertad” con la que Lily vive su sexualidad, otros critican el papel de plataformas como OnlyFans por permitir y fomentar estos extremos. Lo cierto es que Lily Phillips se echa a llorar después de la experiencia. Que admite que ha sido peor de lo que esperaba. Que reconoce que ha tenido que disociarse para atravesarla. Que lamenta no haber podido satisfacer sexualmente a cien hombres.

A pesar de todo, Lily Phillips ha lanzado un nuevo reto para “intentar satisfacer a sus suscriptores” en la plataforma de OnlyFans. Por eso, el youtuber se sorprende al ver que tras las lágrimas de esa misma noche solo tarda unas horas en anunciar que en febrero hará un nuevo reto con 1.000 hombres, lo que ha eliminado todo rastro de compasión de los que se apenaban al verla destruida en el documental.

OnlyFans y el impacto social de su modelo de negocio

OnlyFans, la plataforma que permite a creadores monetizar contenido explícito a cambio de suscripciones, ha crecido exponencialmente en los últimos años. Su funcionamiento, a menudo promocionado como un espacio de empoderamiento y autonomía financiera, ha sido objeto de críticas por las implicaciones sociales que genera: perpetúa un sistema de explotación sexual disfrazado de emprendimiento, donde mujeres jóvenes como Lily se enfrentan a presiones psicológicas y físicas extremas.

Aunque Lily señala que su trabajo le permite cierta libertad económica, también ha admitido que las consecuencias emocionales de sus decisiones son significativas. La presión para cumplir con las demandas de sus suscriptores, la necesidad constante de innovar con retos como el de los 100 hombres, y las críticas públicas son solo algunas de las cargas con las que lidia diariamente. Y, ante todo, cabe preguntarse dónde están esos cien hombres: por qué no conocemos sus caras, sus nombres. O los de su equipo, sus cámaras, sus técnicos. Porque al final, como siempre, la mujer es el producto. Y todo disfrazado de neoliberalismo sexual.