“Al final ya estoy llorando”. Karla Sofía Gascón, la actriz española nominada a los Oscar por su actuación en Emilia Pérez, aparecía ante la pantalla con una camiseta amarilla de Pelé y muchas ganas de hablar, aunque le habían advertido que fuera prudente. Sin embargo, a lo largo de casi tres cuartos de hora de conversación ha soltado todo lo que llevaba dentro: enfado contra políticos como Trump, advertencias contra quienes se erigen como portavoces de toda una comunidad… y también lágrimas, de agradecimiento y de conmoción.
“No he atendido a nadie, ni a los franceses ni a nadie, solo a la prensa española. Gracias por haberme tratado tan bien. No quería llorar pero voy a llorar: siento vuestro cariño”, decía poco antes de colgar una videollamada que ha atendido desde Uruguay, hasta donde ha viajado desde Brasil para presentar Emilia Pérez en una playa para más de 2.000 personas. “Luego me voy a Londres, Berlín, Santa Bárbara o no sé qué rollos, también a Los Ángeles y sigue el periplo este oscarizado…”. Ella es única, cuando habla, cuando se enfada y cuando llora. Y cuando dice claramente: “¡Yo quiero ganar! No quiero que gane otra. Demi I love you pero quiero ganar yo”.
La nominación llega cuando Donald Trump es investido presidente, una curiosa casualidad, ya que lo que promueve la película, y gran parte de las que están nominadas, van contra su agenda.
Yo vengo siendo nominada en todos festivales y todos las premiaciones más importantes del mundo: BAFTA, SAG, Globos de Oro, European Awards… Tampoco tiene mucho misterio que al final haya llegado a los Oscar. Espero, y ojalá sea así siempre, que no tenga nada que ver mi sexualidad o mi color de pelo con mi actuación. Los miembros de la Academia, la gente que vota, están emocionados con el trabajo que yo he hecho, que es un trabajo histórico por muchos factores. Me alegro, y me alegraría más si no estuviera este sector en contra, pero al menos así va a ser un revulsivo. Es lo mismo que sucedió en los Globos de Oro. Sobre Trump… Hay una lucha de personas retrógradas, con poca capacidad mental, que están en contra de la libertad y del respeto, del cariño, del amor y de una sociedad justa e igualitaria, y así tenemos que luchar. He recibido la nominación entre insultos, amenazas de todo tipo y vejaciones; esto es una más.
Con la vorágine de los premios, ¿pudiste ver la imagen de Trump firmando sus primeras enmiendas o medidas, entre las que había recortes significativos a varios colectivos?
Me da un poco de lástima, porque al final Estados Unidos es un referente para todo el mundo, de relevancia mundial. Me da lástima que haya personas como Trump, como Bolsonaro, todos estos… no sé como llamarles, una mezcla entre caciques de pueblo y fascistas de última generación, que estén apoderándose de las instituciones en muchísimos países, vendiendo odio que otros les compran, sin saber que ese odio va a perjudicar a los que les votan. ¿Cómo podemos seguir así en el mundo, retrocediendo, cometiendo los mismos errores que en el pasado? Y sin embargo, no puedo hacer nada, no es mi potestad, no puedo votar en Estados Unidos, no puedo hacer nada; ellos lo han votado y se lo tendrán que comer. Yo pido a cada uno de los que están así que me demuestren de manera fehaciente que no soy una señora y una actriz que no merece este reconocimiento. Me dicen: “Tienes una foto vestida de hombre hace 20 años”. Mira… la ciencia está avanzando, no es la de parvulitos que nos enseñaron cuando teníamos 5 años. Estamos retrocediendo en derechos humanos constantemente. No es normal.
¿Cómo te sientes al respecto?
Me siento siempre en una especie de apartheid, como si fuera la culpable de los males de este mundo, de la guerra, de la gente sin trabajo, de los baños sucios y las flores que no crecen en el campo. ¡No me he metido en política todavía…! La única reacción política es que me han escrito el Presidente del Gobierno, la vicepresidenta, el ministro de Cultura y la ministra de Cultura de Francia, y me han escrito mensajes de cariño: eso es lo que tiene que imperar en la sociedad. Por mucho que no tengamos los mismos ideales, deberíamos felicitar los logros de los cohabitantes de la sociedad. También he recibido mensajes de Penélope, Antonio Banderas, gente maravillosa… es lo más importante que recalcar. No la gente esa, que me da igual.
¿Qué recuerdas de aquellos viajes en autobús en Alcobendas con Penélope Cruz? Ella dijo que una niña ser actriz era un sueño muy loco. Habrá niños y niñas que te vean como referente…
El mensaje que quiero enviar a todos, niños y adultos, que tengan ilusión por hacer algo en su vida, es que lo hagan con todo el amor del mundo, que sean ellos mismos, que no copien a nadie, que pongan toda al alma en lo que hacen. Es la única forma de salir adelante en nuestros trabajo, seas panadero o electricista. Hay que dar lo máximo de nosotros en la vida, y los reconocimientos y premios vendrán. Si soy sincera, mi premio es haber tenido esta vida en la que he podido entender al ser humano y experimentar cosas maravillosas. Si me hubiera quedado quieta o hubiera escogido el camino más fácil no habría llegado aquí. Hoy he hablado con Penélope, a la que adoro y con quien ojalá pueda trabajar muy pronto, y estoy igual de orgullosa que ella de todo lo que ha conseguido por España y por el mundo de la actuación. Nosotras coincidimos muy poco en algunos paseos a castings, pero si puedo alabar algo es que ella tenía una determinación muy grande de lo que quería conseguir en su vida. Eso deduje del tiempo que pasé en la adolescencia viéndola, luego en la discoteca (Hexágono creo que se llamaba), en los vídeos de Mecano… Nos hemos visto en alguna cosa de la escuela de Cristina Rota, nos hemos saludado y ahora extrañamente (o actoralmente, o espiritualmente) nos hemos conectado muchísimo más, de maneras que no puedo explicar. A veces hablamos y es muy fuerte. Mira que hay probabilidades, y las dos de Alcobendas… También me ha escrito la alcaldesa de mi pueblo y me ha dicho: “Lo que necesites”. En Alcobendas he vivido casi todos los años de mi vida, es imposible desconectarme, al menos me gustaría mudarme a San Sebastián de los Reyes para cambiar un poco.
¿Quién es más rival para ti en los Oscar, Demi Moore o Cynthia Erivo?
Me escribo todos los días con Demi Moore porque salimos nominadas siempre a las mismas categorías. Nos echamos flores todos los días, “tu te lo mereces más”, “no, tú”… Demi Moore me parece una de las señoras más amables y cariñosas que me he encontrado en Hollywood, me parece maravillosa. Cynthia Erivo me envió flores y le contesté que esperaba no ponerme verde al olerlas. Es verdad que tengo que tener cuidado con los regalos que me mandan, especialmente con la comida, no sea que venga envenenada; la gente es muy maligna. Hablando en serio, creo que todas las que estamos nominadas, y las que no lo están también, se merecen su reconocimiento: hemos puesto nuestro cariño y nuestro amor en nuestro trabajo. Sinceramente, me tienen harta las redes sociales y los equipos de community manager de grupos que solo se enganchan a otros grupos de odiadores, haters, y crean ataques contra mí. Me siento atacada constantemente por todo el mundo. Se lo dije a Fernanda Torres, que me escribió ayer para darme las gracias por lo que había dicho en Brasil sobre ella. Me hace gracia cuando voy al programa de Jimmy Fallon y miro las publicaciones y lo que leo en comentarios es: “qué asco”, “no te mereces nada”, “eres un hombre”… Es un gran cansancio. Si no, vienen los de México, o los de extrema derecha… Esta es mi última batalla, y se van a cagar.
¿Qué sucede en las redes sociales?
No hablamos de ello, nadie quiere hablar de esto, del juego de las redes sociales… ¡que es mentira! Hay grupos organizados para taladrar con su opinión y su odio a otras personas. Yo creo que cuando tú para destacar tienes que menospreciar el trabajo de otras personas, o tu trabajo no es muy válido o no habla bien de ti mismo. Es una ley de causa y efecto. Lo que das vas a recibir. Pero una cosa tengo clara: que sigan, es mi gasolina, me encanta, y tengo ganas de darles en el hocico a todos. Al final lo que pasó ayer, mi nominación es el colofón de todo, por lo que lo que pase extra me da igual. Aunque yo quiero ganar, no quiero mentir a nadie: mi interpretación es increíble y lo digo. Una periodista me dijo que obviamente mis nominaciones y premios no son por modesta… Pero igual reconozco cuando hago una cosa mal, no sé por qué no voy a decir claramente que quiero ganar, por qué tenemos que estar pidiendo perdón. Mi éxito de ahora mismo es mi fracaso anterior: ahora tengo éxito porque soy yo misma, porque hago lo que tengo que hacer, lo que yo creo, y no me dejo manipular por nadie. Y ese era mi fracaso de antes. Así que mi éxito de ahora no lo voy a dejar para intentar agradar a nadie.
¿Crees que puedes ganar?
Por supuesto, pero además es que no me voy a sentir feliz si gana otra persona que no sea yo. A veces me dicen que tengo cara de enfadada… ¡No es que tenga cara de enfadada, es que soy clara! Quiero que ellas ganen el Oscar otro año, cuando no esté yo. Yo quiero ganar. Son cosas de cajón de madera de pino, como decía mi profesor de Tecnología. Me alegraré por todo el mundo pero si gano yo estaré más contenta. Y en mi discurso diré lo que me dé la gana, que para eso tengo 52 años y puedo opinar… Yo pinto cuadros al óleo y cuando viene alguien a casa siempre me dicen lo que les gustaría que pintara. Pues cuando pinte usted un cuadro, lo hace usted como le dé la gana, aunque me diga luego que está mal, pero lo he hecho yo y es mío, y eso es lo más bonito que tenemos los seres humanos. Mi éxito en Hollywood se debe a que allí están acostumbrados a gente que se comporta como se tienen que comportar, pero a mí es que eso me importa tres pimientos.
¿Has tenido más dificultad en hacer del narcotraficante Manitas o de Emilia Pérez?
Me gusta muchísimo más interpretar a Manitas, un narco, porque está más alejado de mi vida real. Entre Emilia y yo hay una línea muy fina, también entre cómo me quería ver yo personalmente y cómo se veía ella. Es un personaje más cercano a mi vida, aunque no tenga nada que ver. Manitas es más libre y me permite hacer lo que yo quiera, y esa es la esencia y la magia de la interpretación. Das toda tu alma, no hay nada que te condicione en el exterior, le entregas todo tu ser, y eso es maravilloso. Ojalá tenga la oportunidad de hacer más personajes de este tipo.
Tu éxito lleva aparejado un papel social, una responsabilidad. ¿Te sientes orgullosa, llega a abrumarte alguna vez?
Hay una parte profesional que tiene que ser valorada cinematográficamente o en las academias, y hay otra parte social, que no corresponde a nada ni a nadie de la filmografía valorar. Son dos partes muy importantes para mí, una es mi profesión y otra es que, como ser humano, yo puedo ayudar a otros seres humanos o hacer que su vida sea mejor. Me siento orgullosa y feliz de poder llevar mi palabra o utilizarla, utilizar el altavoz que tengo, para que otras personas no sufran lo que he sufrido yo. Pero yo no me puedo erigir como representante de nadie que no me ha elegido democráticamente, aunque haya quien se enfade por que yo diga esto. Solo hablo por mí misma, y si ayudo a personas que estén mi misma situación me alegro infinito, aunque sea una sola persona. Pero me da mucha rabia que haya gente que se apropie de la palabra de todos los integrantes de ese grupo sin que les haya sido otorgada. Hablan por todo el mundo lgtb, por todas las personas trans, por todo México, por toda Latinoamérica. Dicen cosas como: “la comunidad no consiente….”. ¡Idos a cagar todos! Estoy un poco harta de quien se cree con la potestad de la palabra. Tú tienes tu opinión y yo la mía, y mientras la expresemos con respeto y cariño, podremos hablar. Pero tú no eres nadie para decir que me representas a mí, ni yo nadie para decir que te represento a ti.
Yo he pasado por unas circunstancias concretas y desafortunadamente los que estaban en mi misma situación en otros países no han podido vivirlo como yo. Cuando leí el libro Las malas, de Camila Sosa, tuve que cerrarlo en numerosas ocasiones porque no podía parar de llorar por la violencia que han sufrido estas personas. Yo no me he encontrado viviendo en la calle, ni he sido violada nunca ni asesinada, aunque en España las personas como yo estamos relegadas a las esquinas. Y ya está bien. Todos los seres humanos tenemos las mismas obligaciones y los mismos derechos. Yo no me voy a ir a ningún lado, pero hay un problema en la sociedad porque hay quienes quieren controlar los cuerpos de los demás, porque así controlan las mentes, y no lo entiendo. Yo no quiero decirle a nadie lo que tiene que hacer con su vida. Que la gente se acueste con quien quiera mientras no haga daño a nadie. Si todo el mundo se tuviera que vestir como yo, todos llevarían camisetas de Pelé. Y aquí estoy, me gustaría estar hablando de cine y de mi película y me estoy metiendo en unos líos que me van a dar un asiento en el congreso de los diputados. Repito: no es mi labor, ni es mi labor defender a ningún colectivo que no me ha dado el poder para hacerlo.
¿Cómo ha sido la recepción en México? Ya que se ha criticado que toque un tema tan delicado para los mexicanos siendo un director francés, una actriz española y ningún representando del país…
Repito que hay una campaña organizada en redes sociales, y el problema es que soy yo la protagonista. No tiene mucho misterio. Pero ha sucedido lo mismo que en Bolivia: cuando nos vieron nos recibieron con aplausos, todos felices y contentos; jamás me ha dicho nadie nada en persona, todo el mundo que me he encontrado en México ha alabado la película. Las redes sociales las manejan cuatro gatos (que nadie se enfade o manipule lo que digo, que yo amo a los gatos, tengo dos): todo se empieza a manipular y hay equipos de gente para machacar al diferente, y como digas algo van a por ti. Es una dinámica a la que muchos se van agregando para no recibir ellos también los mismos insultos. Voy a evitar las palabras que utilizaría para calificarlos porque quiero ser mejor persona y más fina, pero es de tontitos, una cosa muy absurda. Si tú me haces una crítica constructiva o argumentada, fenomenal. Pero una crítica que empieza con “Os vais a chingar a vuestra madre”, o “Cuando encuentren tus huesos van a ver que eres un hombre”… Estamos en mundo de fantasía de las redes sociales, sobre todo X, marcado por la inmediatez, pero está lleno de falsedades y da asco.
La película ha conseguido 13 nominaciones a los Oscar, a la altura de otras como Eva al desnudo o Lo que el viento se llevó. ¿A qué crees que se debe su éxito?
Es una película totalmente diferente. Cuando la gente se sienta en la sala y ve la película, viven una experiencia que les conecta, en alma, con los personajes de la pantalla. Es una experiencia increíble, y así lo veo yo: como una experiencia interactiva. Creo que ha acertado Jacques Audiard, nos ha dado una lección magistral, la de reinventar el cine y reinventarse a sí mismo.