Tras ganar el Premio del Jurado Joven en el Schlingel International Film Festival (Alemania) y tener su estreno mundial en la 72ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, llega a los cines Las chicas de la estación, una historia basada en hechos reales que nos muestra la dura realidad que viven algunos menores que viven en centros de acogida: la trata con fines de explotación sexual. Concretamente, la cinta narra el caso de tres adolescentes internadas en un centro de menores que caen en una red de prostitución.
Coescrita por Juana Macías y la guionista Isa Sánchez (El ministerio del tiempo, Malaka, Alegría), y dirigida por Juana Macías, el proyecto cuenta con un elenco encabezado por Julieta Tobío, Salua Hadra y María Steelman en su primer trabajo como actrices seleccionadas tras un casting realizado en toda España durante más de un año.
Las chicas de la estación tiene una banda sonora de música urbana, que es un hilo narrativo más en la película y un espejo en el que se miran las protagonistas. Una banda sonora en la que hay estrellas consolidadas y jóvenes promesas, pero en la que se prioriza la voz de artistas femeninas como Albany, Gata Cattana, Kitty110, L’Beel, La Blackie, La Zowi, Dalila… cuyas letras hablan de supervivencia, de dolor, de respeto, violencia, desarraigo, que es el mundo que refleja la película.
Has dirigido comedia (Embarazados, Bajo el mismo techo) y también drama, como la película Planes para mañana y las series Las abogadas y Madres: amor y vida, y ahora continúas con el drama social. ¿Cómo ha sido tu evolución de la comedia al drama? ¿En qué género te sientes más segura?
Bueno, he hecho unas cuantas comedias y luego mi primera película, Planes para mañana, era drama. La última serie que he dirigido, Las abogadas, también es drama, pero es un poco mezcla. A ver, a mí me gusta, como dentro de cada tema, dentro de cada película, encontrar la forma de aportar. He hecho proyectos de encargo y siempre he buscado qué podía aportar yo a ese proyecto, que otro director lo haría de otra manera, y en el caso de un proyecto más personal como puede ser este, pues un poco lo mismo, encontrar la manera… Este proyecto, por la forma de la que surge, muy pegado a la realidad, y también porque desde el principio he estado con la escritura del guion, junto con Isa Sánchez, quizás es un poco diferente, pero por ejemplo, la película que voy a rodar el año que viene tiene toques de comedia también. Para mí lo interesante es poder ir eligiendo proyectos que, en un momento dado, me resuenen y que crea que puedo aportar.
Tu película denuncia la pasividad de la administración a raíz del caso de Palma de Mallorca en 2019. Según los créditos, esto sucede en toda España. ¿Cómo y por qué te animaste a hacer la película?
Antes de querer denunciar, yo quería intentar comprender: comprender esa realidad, comprender quiénes eran estas chicas que están detrás de la noticia y cómo es su realidad, porque había algo que era un poco indignante para mí y era la revictimización de las víctimas y la sensación de que era algo que se sabía. Todo eso me provocó la curiosidad de querer saber más y empecé a investigar sobre el tema, estas chicas y cómo es su mundo. Me metí en un jardín porque es un tema muy complicado, y muy complicado de tratar también en el cine, pero cuanto más investigaba, más tenía la necesidad de que esto fuera contado.
El personaje de Alex dice: “Si pudiera dar marcha atrás, no contaría nada”. Al hacer la película, ¿te proponías que las víctimas se animen a denunciar?
Creo que no podemos pedir a las víctimas, que son tan vulnerables, que se metan en un proceso que probablemente va a durar muchos años sin un acompañamiento. Esta película va más encaminada a que como sociedad nos sintamos en la necesidad de proteger a estas chicas. Y eso significa también que cuando tienen un abuso de este tipo o son víctimas de explotación sexual, todo el sistema ayude a que ellas puedan denunciar. Con “el sistema” me refiero a esa parte más institucional, al final la tutela de estas chicas la tiene la administración, pero también la justicia, ¿no? Entonces, creo que para mí sería más una llamada de atención que estamos dejando a estas chicas muy de lado, que parece que no le importan a nadie, porque si para cualquier mujer es difícil denunciar, en sus circunstancias, mucho más complicado. Para mí es muy tremenda esta frase de Alex, porque claro, si la única que se atreve a denunciar y que da ese paso, se arrepiente… es que el sistema está fallando.
¿Qué crees que falla desde la administración? ¿Cómo puede prevenirse esto?
Fallan muchas cosas. Por un lado, falla el hecho de no saber de qué envergadura estamos hablando con este problema. Yo he puesto el foco en Mallorca, pero de vez en cuando salen noticias en otros lugares de España, es la realidad de la que estamos hablando, y a mí me ha sido prácticamente imposible encontrarlos, a ver si han seguido algunas de las denuncias, la evolución, las sentencias… O sea, creo que esto es fundamental. Es fundamental que esto que se detectaba y que se detecta en los periódicos, al final había titulares que decían algo así como: “cuando vienen con unas zapatillas, ya sabemos”. Bueno, pues habría que saber cuál es el protocolo, qué es lo que se hace, cuál es el seguimiento, porque desde la administración hay que hacer ese seguimiento, hay que apoyar estos temas, hay muchas cosas que no sé.
Hay una frase también en la película que dice una de las chicas, que dice: “aquí viene la psicóloga algunos días, pero no sirve para nada”. Esta percepción, de “o nos las apañamos nosotros o nada”, creo que faltan recursos, que falta también esta continuidad laboral y esta formación especializada de los educadores que están con este tipo de chicos y chicas que vienen de familias donde han ocurrido abusos, donde probablemente han normalizado la violencia; todo esto tiene que trabajarse para que de repente no pasen cosas como que, esta frase que dice Jara también: “Me han hecho cosas peores sin pagarme”. De alguna manera ha normalizado eso terrible que le ha pasado. Con lo cual son muchas cosas las que hay que hacer y sobre todo a nivel político, y no culpabilizar.
¿Cómo diste con las tres actrices protagonistas? ¿Habían hecho cine antes?
No, no habían trabajado nunca porque yo lo que quería para la película es que no se reconociera a los actores, sobre todo a la gente joven, a todos los chicos y chicas que están aquí. El casting lo hicieron Eva Leira y Yolanda Serrano, que tienen mucha experiencia en el casting, por supuesto, pero especialmente también en descubrir a gente nueva.
Y estuvimos muchos meses buscando por institutos o buscando por centros de menores, buscando por las redes sociales, por la calle, a estas chicas. Estuvimos mucho tiempo y al final vimos a ellas que, además, que no se conocían, cada una era de un lugar de España y es su primera vez. Dos de ellas estaban en un centro de menores y Julieta, que interpreta a Jara, estaba en un instituto, con lo cual, era un poco la idea de la película, contar con gente desconocida y luego, bueno, hicieron un trabajo de ensayos y de construir los personajes con ellas.
Las actrices, cuando trabajaron en la preparación del papel, ¿tuvieron entrevistas o encuentros con víctimas reales?
No porque, claro, tanto Salua como María han vivido muchos años en el centro de menores y ellas conocen no sólo cómo se siente una ahí, cómo tienen muchas circunstancias y han tenido a muchas chicas del tipo y experiencias que han visto… Esto no es tan complicado de ver. Incluso Julieta, ella también lo cuenta muchas veces, que ella no ha estado en un centro y ella no ha tenido estas experiencias, pero, bueno, también conoce gente con lo cual… Bueno, pues al final ahí había un conocimiento de la realidad con el que yo al principio tampoco contaba, pero que creo que le da mucha autenticidad a la película.
Hay mucha música en la película, de diferentes géneros, especialmente música urbana y rap. ¿Dirías que el rap te ha inspirado como arte para la denuncia social?
Yo quería que la banda sonora de la película estuviera fundamentalmente compuesta de canciones, y también de un tipo de música, la música urbana, que está muy próxima a las adolescentes. Lo que sí que hice fue mucha búsqueda para encontrar los temas y los artistas que creía que podían conectar mejor con la historia y sobre todo con lo que les está ocurriendo en las secuencias a los personajes. No solo era importante el tipo de música, sino las letras. Y en este sentido, ya en el guion teníamos escritas algunos fragmentos de estas canciones porque acaban de contar mucho lo que les está pasando a las protas. Y bueno, fue una inmersión, sobre todo también que pudieran ser, por lo que cuenta, que pudieran ser como referentes para los protagonistas, porque son letras también que hablan de soledad o de violencia en algún caso, de la vida del barrio, de cómo se siente.