“Dicen los viejos que en este país hubo una guerra, que hay dos Españas que guardan aún el rencor de viejas deudas. Dicen los viejos que este país necesita palo largo y mano dura para evitar lo peor”. Esta letra, inscrita en los corazones de muchos españoles, ha pasado también a las generaciones más jóvenes, y lo ha hecho gracias a una nueva artista.
Jimena Amarillo ha sido la artista elegida para reinterpretar el clásico de Jarcha Libertad sin ira en el primer acto de 50 años de España en libertad, el ciclo político que ha preparado el Gobierno de la Nación para conmemorar los 50 años de la muerte de Franco.
Nacida en Valencia hace 23 años, Jimena Amarillo cuenta con casi medio millón de oyentes mensuales en Spotify y se ha convertido en un referente en la comunidad LGTBI. “Butch o niño de 13 años, yo también me lo pregunto”, canta en una de sus canciones. Ella hace “música para lesbianas” o “cantos lesbianos”, según declara siempre no sin dejes de ironía.
¿Quién es Jimena Amarillo?
Jimena Amarillo (Valencia, 2001) se ha consolidado como una de las voces más peculiares de la música independiente en España. Con apenas 23 años, su estilo mezcla pop electrónico, bedroom pop y letras introspectivas que abordan el amor, la juventud y la identidad. Desde sus inicios publicando canciones de forma independiente en plataformas como SoundCloud, Amarillo ha evolucionado hacia un sonido más maduro y experimental, manteniendo siempre una conexión directa con su público gracias a su autenticidad y naturalidad.
Su primer álbum, Cómo decirte que no me da miedo que me dejes sola, se convirtió en un referente del pop contemporáneo español por su mezcla de letras confesionales y una producción minimalista. Desde entonces, su música ha transitado por caminos más arriesgados, incorporando autotune, sintetizadores y arreglos electrónicos que han marcado su evolución hacia un sonido más ambicioso y sofisticado.
Sin embargo, su formación académica incluye instrumentos clásicos: comenzó con cinco años de violín, aunque no en el conservatorio, sino en una escuela de música donde se aprendía de oído. También aprendió a tocar la guitarra, y tras acabar el colegio realizó una FP de Sonido y entonces comenzó a hacer versiones en Youtube, puerta de entrada a la música para parte de su generación, para una novia suya que cantaba.
La elección de Libertad sin ira “revisitada”
La invitación a Jimena Amarillo para participar en los actos conmemorativos no fue casualidad. Los organizadores buscaban una figura que representara a las nuevas generaciones y aportara una visión fresca al repertorio musical que marcó la transición democrática. La elección de Libertad sin ira, compuesta por José Luis Armenteros y Pablo Herrero e interpretada originalmente por Jarcha en 1976, fue un guiño directo a aquella época. Sin embargo, Amarillo no se limitó a rendir homenaje: reinventó la canción para adaptarla a su estilo y, en el proceso, generó controversia.
Acompañada de una guitarra eléctrica y con el autotune como elemento central de su interpretación, Jimena Amarillo presentó una versión que desbordaba modernidad. La melodía original fue ralentizada, dotándola de un aire melancólico que contrastaba con la energía épica de la versión clásica. Pero lo que realmente llamó la atención fue su decisión de modificar algunas partes de la letra.
En su versión, Amarillo incorporó frases como “Libertad sin ira… pero tampoco sin memoria” y “Que la rabia no se apague, porque aún hay cadenas”, en un gesto que muchos interpretaron como una llamada de atención sobre las deudas pendientes con el pasado franquista y las desigualdades actuales.
Críticas y elogios
La actuación de Jimena Amarillo no pasó desapercibida. En redes sociales, la interpretación generó una oleada de comentarios, tanto positivos como negativos. Algunos críticos aplaudieron su valentía por adaptar una canción tan icónica y darle un nuevo significado para una generación que no vivió la Transición, pero que sigue enfrentándose a sus consecuencias. Otros, sin embargo, la acusaron de desvirtuar un himno que simboliza la reconciliación y el espíritu de consenso.
La musicóloga Ana Garrido aplaude la iniciativa: “Lo que ha hecho Jimena Amarillo es una reinterpretación profundamente válida. La música no es estática, y reescribir el pasado desde el presente es un acto artístico y político que merece respeto”. Por otro lado, sectores más conservadores han criticado la actuación como una falta de respeto hacia el significado original de la canción.
En un momento en el que los debates sobre memoria histórica están más presentes que nunca, la actuación de Jimena Amarillo adquiere un significado especial. Su reinterpretación de Libertad sin ira no solo reexamina la Transición desde los ojos de las nuevas generaciones, sino que también invita a cuestionar el discurso oficial sobre aquel período y la idea de que todo quedó resuelto con el fin del franquismo.
Para Amarillo, esta actuación supone un punto de inflexión en su carrera. En declaraciones posteriores al evento, explicó: “Quise llevar la canción a mi terreno porque, para mi generación, la libertad no es algo que demos por sentado. Seguimos luchando por ella cada día, y me parecía importante transmitirlo”.