James Toback, el hombre que cazaba a las mujeres

Un jurado de Nueva York condenó al director a pagar 1.680 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios a las 40 mujeres que lo habían denunciado por abusos sexuales y otros delitos cometidos durante 35 años

El director de cine estadounidense James Toback llega al estreno de 'La vida privada de una mujer moderna' durante el 74º Festival de Cine de Venecia en Venecia, Italia, el 3 de septiembre de 2017.
EFE/EPA/CLAUDIO ONORATI

Se acercaba a ellas en plena calle, mientras paseaban por Central Park o hacían cola para pagar en algún comercio, y empezaba a pavonearse. Les contaba que era un cineasta de prestigio, que había sido nominado al Oscar por el guion de Bugsy (1991), que era amigo de Warren Beatty y de Robert Downey Jr., a quien había dirigido en tres películas. A cada una de esas mujeres le aseguraba que podía abrirle las puertas de Hollywood, pero que primero necesitaba conocerla, íntimamente; era parte del proceso. Ellas, impresionadas por su carisma, a menudo accedían a entrevistarse con él, a veces en público. pero generalmente en una habitación de hotel.

Durante esos encuentros, él empezaba jactándose de pasadas conquistas sexuales con actrices famosas y luego empezaba a hacer preguntas personales humillantes. ¿Con qué frecuencia te masturbas? ¿Cuánto vello púbico tienes? Solía decirles que no podía llevar una vida normal sin eyacular varias veces al día, y que le gustaba que le pellizcaran los pezones. Seguidamente las intimidaba alardeando de sus conexiones con la mafia, o mencionando de forma despreocupada que él mismo había matado a varias personas. Finalmente, se frotaba contra ellas o las obligaba a mirarlo mientras se masturbaba, y eyaculaba en sus pantalones o sobre ellas. Y luego, de repente, la entrevista había terminado.

El 22 de octubre de 2017, solo unos días después de que los delitos sexuales del productor Harvey Weinstein empezaran a salir a la luz, 38 mujeres acusaron públicamente al guionista y productor James Toback de haberlas engañado para que participaran en episodios muy similares al arriba citado, y desde el número de acusadoras llegó a alcanzar las 400, entre ellas actrices como Selma Blair y Rachel McAdams. Ahora, hace solo unos días, un jurado de Nueva York condenó a Toback a pagar un total de 1.680 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios a las 40 mujeres que lo habían denunciado oficialmente por abusos sexuales y otros delitos cometidos durante un período de 35 años, entre 1979 y 2014.

El director estadounidense James Toback posa antes de la proyección de la película “Tyson”.
EFE/Daniel Joubert

Toback, de 80 años, ha pasado buena parte de la última década negando haber mantenido jamás cualquier tipo de relación sexual que no fuera consensuada. También ha afirmado que, por motivos de salud -diabetes y problemas cardíacos-, le habría resultado “biológicamente imposible” participar en situaciones como las descritas por las denunciantes, y en una entrevista publicada en 2017 por la revista Rolling Stone calificó las acusaciones de “ofensivas, insultantes y repugnantes”, “mentiras patéticas” y algo “demasiado vergonzoso e idiota”. Está claro que la justicia no ha estado de acuerdo con su opinión.

El de Toback es un caso peculiar en Hollywood. Casi ninguno de los títulos que componen su filmografía como guionista o director ha resultado satisfactorio a nivel comercial pero, a pesar de ello -cualquier otro en su lugar habría sido condenado al ostracismo por ese simple hecho- y de la polémica que empezó a envolver su figura desde hace décadas, Toback logró mantener la reputación de autor respetado, en buena medida gracias a su amistad con algunas figuras poderosas de Hollywood.

Tras graduarse en la universidad de Harvard en 1966 -durante su estancia allí, afirmó él mismo, entabló amistad con Tommy Lee Jones e ingirió cantidades monumentales de LSD-, Toback trabajó brevemente como periodista antes de completar el guion que el director británico Karel Reisz acabaría usando como base de El jugador (1974), exploración del lado oscuro de la adicción al juego que Toback había escrito inspirándose en sus propios problemas de ludopatía. El éxito de esa película le permitió debutar tras la cámara con Melodía para un asesinato (1978), drama existencial protagonizado por Harvey Keitel en la piel de un pianista solitario y atormentado, y dotado de un genio artístico incuestionable, que por las noches trabaja como matón a las órdenes de su padre, y en quien Toback sin duda reconocía a un ‘alter ego’.

Fotograma de ‘El jugador’.

Posteriormente, gracias a su habilidad para hacer contactos, el neoyorquino consiguió convencer a Beatty para que produjera y protagonizara su siguiente película, Amor y dinero (1982), pero la colaboración no se materializó y el resultado final, completado sin colaboración alguna por parte de Beatty, fue un fracaso de taquilla estrepitoso. Sorprendentemente, Toback logró evitar que el tropiezo tuviera consecuencias al persuadir a su amigo Keitel para que coprotagonizara junto a Nastassja Kinski el drama Exposed (1983), la historia de una camarera que inicia una aventura amorosa con un violinista mientras es perseguida por un terrorista; según afirmó él mismo, logró financiación para la película tras sobornar a un ejecutivo de Hollywood corrupto con el dinero que había ganado apostando en Las Vegas. El resultado fue otro desastre comercial, que sin embargo no impidió a Toback dirigir El cazachicas (1987), pretendida comedia romántica en la línea de las que por entonces firmaba John Hughes. La película, producida por Beatty, presentaba a Downey Jr. como otra versión idealizada de cómo el director se veía a sí mismo: un mujeriego absolutamente irresistible para las mujeres.

Tras provocar mera indiferencia con el documental The Bing Bang (1990), una reflexión tan pretenciosa como vacua sobre el sentido de la vida y la existencia, Toback echó mano otra vez de su amistad con Beatty, que logró que lo escogieran como guionista de Bugsy; para entonces, los rumores sobre su comportamiento con el sexo opuesto ya se habían extendido y, quizá en parte por eso, desde entonces su carrera no dejó de avanzar en sentido descendente. Un hombre para dos (1997) lo reunió con Downey Jr -entonces sumido en una publicitada adicción a las drogas-, y llamó la atención exclusivamente porque su metraje incluía una escena de sexo extraordinariamente subida entre el actor y Heather Graham; dos años después estrenó Blanco y negro (1999), intriga criminal ambientada en el mundo del hip hop que incluía un reparto del todo inexplicable -Downey Jr, Claudia Schiffer, Mike Tyson y varios miembros de la banda Wu Tang Clan, entre otros- y demostraba saber tanto del mundo de la música rap como Peppa Pig; y en 2004 estrenó el drama erótico When Will I Be Loved, en el que Neve Campbell protagonizaba numerosas escenas en las que aparecía desnuda, manteniendo relaciones sexuales o masturbándose.

El ex boxeador estadounidense Mike Tyson (i) posa con el director estadounidense James Toback.
EFE/Guillaume Horcajuelo

Pese a esa trayectoria, en 2013 logró contar con la colaboración de celebridades como Ryan Gosling, Martin Scorsese, Jessica Chastain y Alec Baldwin -también de figuras hoy canceladas, como Bernardo Bertolucci y Roman Polanski- en el documental Seducidos y abandonados, sobre el conflicto entre el impulso artístico y las exigencias del mercado. Y solo unas semanas antes de que en octubre de 2017 salieran a la luz decenas de acusaciones contra él, a pesar de que por entonces sus abusos llevaban años siendo un secreto a voces en Hollywood -en 1989, de hecho, la revista Spy Magazine había publicado un artículo sobre ellos que solo sirvió para aumentar su fama de conquistador-, Toback había presentado en el Festival de Venecia The Private Life of a Modern Woman, protagonizada por Sienna Miller.

Esa película es la última ficción que ha dirigido hasta la fecha, y no volverá a dirigir ninguna otra. La sentencia que se ha dictado contra él no servirá para que llegue a pagar la asombrosa cantidad de dinero que debe a sus víctimas, pero sí ha logrado arruinar su reputación para siempre y poner punto final a su carrera. En cuanto se hizo pública, los abogados de las denunciantes afirmaron creer que el veredicto servirá como advertencia para todos aquellos hombres poderosos “que no tratan a las mujeres adecuadamente”. Ojalá estén en lo cierto.

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