“Yo estoy muy ilusionada porque en el 83 me manifesté. Fue una manifestación enorme, con la gente llenando León”. Cuando lo dice, se nota en su voz que es verdad. María Ángeles, de 69 años, es licenciada en derecho y, hasta que se jubiló, ejerció cargos de responsabilidad en distintas instituciones. “¡A rebote, a rebote! ¡Castellano el que no bote!”. Se ríe. “Gritábamos eso”, explica.
Pregunten a quien quieran allí. El leonesismo como sentimiento nunca ha dejado de existir en la mayoría de los habitantes de la provincia más extensa de su (al menos de momento) Comunidad Autónoma. “Nos sentimos discriminados por Valladolid. No nos han tratado bien, igual que no han tratado bien a otras provincias. Es el centro desde el que se gobierna la comunidad y ellos se quedan la mejor parte”, resume Ángeles sin olvidar, pese a ello que Castilla y León oficialmente no tiene capital. “Yo quiero que seamos uniprovinciales, como Cantabria o La Rioja. A ellos les va bien”, afirma.
Por pensamientos como este, la pintada de “León solo” o “Llión solu” (en llionés) es tan típica en las paredes de las calles del Barrio Húmedo y alrededores como los cortos o la morcilla. Sin embargo, cuando la Diputación de León dio luz verde al arranque de la tramitación de la autonomía leonesa, costaba creerlo.
“Pero, ¿de verdad están hablando de eso los medios nacionales?”. Eso respondió Yolanda, una jubilada de 65 años, cuando le preguntamos por el “lexit”. Y a ese otro sentimiento se refiere Manuel Mitadiel, economista y expolítico, cuando introduce el concepto de “escepticismo cazurro”. Su mirada es la de un barcelonés afincado en León desde hace más de 40 años. “Zamora y Salamanca no tienen el mismo sentimiento”, aclara.
Pocas mujeres
En todo este movimiento, ¿dónde están las mujeres? Quizá es más fácil contestar a la pregunta contraria: ¿Dónde no están las mujeres? No están, por ejemplo, en las alcaldías. Según el Ministerio de Política Territorial, en la provincia de León hay 211 alcaldes. Bueno, 164 alcaldes y 47 alcaldesas. Algo más del 22%.
Si miramos hacia las otras dos provincias implicadas, los datos no mejoran. En Zamora, el porcentaje de alcaldesas ronda el 20% y en Salamanca roza (sin llegar) el 19%. Claro, con estas cifras, cuesta encontrar mujeres liderando el movimiento independentista leonés. Al menos, en este siglo.
Un par de Urracas
“Si hay una mujer relevante de nuestra historia, sin duda alguna es Urraca la Zamorana (o la Infanta Urraca Fernández)”. Quien añade la perspectiva histórica y nos lleva de viaje al S. X es Margarita Torres Sevilla, profesora de historia medieval en la Universidad de León. Durante los últimos 30 años de su carrera se ha centrado en el estudio del Reino de León. “Gobernó sus territorios con fuerza y mano firme y su inteligencia se admiraba en las crónicas tanto musulmanas como cristianas”, añade recordando que pese a estar hablando de la Edad Media, “las mujeres en León tenían fuerza y protagonismo”.
Hoy el INE no registra ninguna mujer que se llame Urraca en España. No hay o son tan pocas que ni aparecen en las estadísticas. Y, aun así, Urraca Fernández, no es la única con este nombre que ha pasado a la historia. “Sobrina de Urraca la Zamorana es la Reina Urraca I, que reunió los reinos divididos por su padre, reunificando bajo el de León lo que desde 1065 había sido el Reino de Castilla y el de Galicia”. Ahí está la clave que hace de Urraca I un símbolo del leonesismo.
Y ahora, ¿qué?
El camino que se acaba de iniciar es larguísimo. Y, de prosperar, habría que ver cómo se dibujaría el nuevo mapa territorial de España. Porque unos hablan de un ‘País Leonés’, lo que implicaría incorporar Zamora y Salamanca al “lexit”, mientras que otros contemplan la idea de una autonomía uniprovincial. No falta tampoco quien apunta que otra opción sería unirse a Asturias, recordando aquello de “Asturias y León, la misma cosa son”.
Pero las opciones que se plantean desde León no tienen por qué convencer al resto de los implicados. Tampoco al 100% de los leoneses. Y eso, también hay que tenerlo en cuenta. Por si acaso, para garantizarse un hueco dentro de este lío de opciones identitarias, El Bierzo ya adelanta que pedirá ser provincia. Pero esa es otra historia.