“Nos hace falta entender bien el acoso”, ha matizado la cineasta Icíar Bollaín, que presentó esta mañana Soy Nevenka, en la 72ª edición del Festival de Cine de San Sebastián, película que competirá por la Concha de Oro entre 21 propuestas más. La cinta relata la historia real de la joven Nevenka Fernández, concejala del Partido Popular en el Ayuntamiento de Ponferrada que denunció el acoso sufrido por parte del alcalde, Ismael Álvarez.
“Me pareció una grandísima historia para contar, con una pertinencia, también hoy. La distancia de estos 23 años nos permite también no solamente entrar en el acoso que sufrió, sino también plantearnos el cómo estamos ahora”. Soy Nevenka provoca llorar de la rabia, induce a padecer la repugnancia, invita a empatizar con el dolor, pero más allá de eso, la película de Icíar Bollaín es un acto de fe, de acción de gracias y un canto de esperanza real, un estímulo para tantas mujeres que no se atreven a denunciar el maltrato. “Esta película es un acto político” ha apuntado el productor del proyecto, Juan Moreno. “Tiene una intención de evocar ese cambio”.
La cinta se centra en el acoso sexual y abuso de poder que Nevenka sufrió a los 26 años tras mantener una relación ocasional con Ismael Álvarez y rechazarla días después, es algo que las guionistas tenían muy claro desde el principio. El suceso fue un escándalo a nivel local y mediático, precisamente lo que la propia Nevenka quería evitar a toda costa, y por ello, tardó meses en denunciar el caso. “Que hablen, que lo cuenten todo”: es el consejo que dio ante las cámaras la joven ponferradina al salir del juicio cuando una periodista le preguntó: “Nevenka, ¿qué le diría a las mujeres que atraviesas una situación como la tuya?”.
“Yo ya no soy Quenki. Yo soy Nevenka”
La coguionista de la película, Isa Campo ha explicado en rueda de prensa que estuvieron debatiendo “si era pertinente o no revisitar esta historia”, una historia de hace 25 años, “si nos resonaba ahora”, y llegaron a la conclusión de que sí. “Se ha avanzado en temas de consentimiento, de sensibilidad respecto al acoso, pero todavía había mecanismos sociales que perduran y nos parecía que hay un cuestionamiento siempre de ambos lados, pero siempre se busca una grieta desde donde no comprar totalmente la versión de la víctima”. El título del filme fue tomado de la frase literal del testimonio de Nevenka: “Yo ya no soy Quenki. Yo soy Nevenka”, que marca el momento en que ella vuelve en sí y logra plantarle cara a su acosador, que intenta camelarla y manipularla al enterarse de que ella tiene intención de contar lo que pasó. A partir de ahí, ella decide contar su versión para que se haga justicia, y se retira a Madrid, busca la ayuda de su amigo Lucas (interpretado en este caso por Ricardo Gómez) y juntos solicitan los servicios de un abogado. A partir de ahí, el espectador revive aquella rueda de prensa épica y las polémicas declaraciones de Nevenka en su municipio natal que tanto eco encontraron en los medios de comunicación.
La complejidad de los personajes
Protagonizada por Mireia Oriol y Urko Olazabal que está basada en el libro Hay algo que no es como me dicen de Juan José Millás, publicado en el año 2004. Bollaín ha indicado que “son personajes muy difíciles, muy extremos, y son complejos”. Nevenka tenía que tener una “fragilidad como para que este hombre nos creyéramos que la rompa y también tenía que tener la fortaleza para salir de ese agujero en el que entra”, matizó la directora. Así, la actriz catalana apareció como una posibilidad y “deslumbró” al equipo, “es una actriz con capacidad de comunicación deslumbrante”.
Desde el terror hasta el dolor
Cuatro años después de Maixabel, la cineasta vuelve a narrar una historia basada en hechos reales, aportando su visión personal desde la cámara. En este sentido, el nuevo proyecto de Bollaín está extremadamente cuidada y los recursos empleados están adecuadamente integrados con la intención de entrar en la psicología del personaje de Nevenka y soportar con ella el calvario que sufrió. Desde el terror hasta el dolor, la repugnancia hacia el acosador, la parálisis y la crisis de ansiedad que atraviesa, especialmente en la parte central de la película, concretamente la parte más dura del acoso, filmada con los llamados “planos holandeses”, que se ven pantalla en diagonal, inclinados. Asimismo, Bollaín ha destacado el código de colores asociados a la atmósfera del personaje, así como el trabajo de vestuario y maquillaje, tan bien realizado para mostrar el deterioro de Nevenka. “Era muy importante presentar bien a Nevenka al principio, ella empezó pisando fuerte, era una mujer empoderada, por eso quisimos mostrarla así, ella está muy luminosa”.
Con la esperanza de que esta película ilumine el camino de tantas mujeres que se hallan sumidas en el miedo y el silencio, secundamos el mensaje de Icíar Bollaín: “Todavía ponemos el foco en la víctima: que denuncie, que hable. Y yo creo que hay que empezar a cambiar el foco y a mirar hacia el agresor, efectivamente y en nuestros entornos más cercanos aislarnos y sobre todo no ser cómplices con el silencio”.