Entrevista / Eva García Sáenz de Urturi

Eva García Sáenz de Urturi: “Me gustaría que la gente no tuviera en cuenta si soy mujer a la hora de leer mis libros”

La escritora de la exitosa 'Saga de los longevos' y ganadora del Premio Planeta por 'Aquitania' trata en la novela que escribió en 2012 y ahora reedita un tema de actualidad: retrasar el envejecimiento y alargar la vida

La escritora Eva García Sáenz de Urturi, en las Cuevas del Castillo, en Cantabria
La escritora Eva García Sáenz de Urturi, en las Cuevas del Castillo, en Cantabria Javier Ocaña

Eva García Sáenz de Urturi, una de las autoras españolas más vendidas en todo el mundo, publica por primera vez la trilogía completa con la que comenzó su carrera, La saga de los longevos, una obra de culto que esperaban más de cuatro millones de personas en los cuarenta países donde esta vasca nacida en Vitoria en 1972 publica sus libros.

Para presentar La Vieja Familia, la primera entrega de esta saga que la lanzó al estrellato y que aúna lo mejor de la novela histórica y la fantástica, la escritora congregó a Artículo14 en Cantabria, concretamente en Monte Castillo. Ubicado en la sierra del Dobra, dentro del municipio de Puente Viesgo, este lugar es conocido por las cuevas de arte rupestre que alberga: El Castillo, Las Monedas, La Pasiega y Las Chimeneas, además de la de la Flecha, donde existe un yacimiento arqueológico.

Aquí es donde comenzó todo: es el lugar de los primeros longevos, estos personajes que Eva García Sáenz de Urturi imagina que no mueren nunca pero no son inmortales. Este es su punto de encuentro, el lugar al que acuden cada solsticio de verano. “Daba igual cuántos milenios hubiésemos caminado por el mundo, Lür seguiría siendo siempre un cromañón del Paleolítico, y yo, un cazador que se niega a abandonar su modo de vida y unirse a la Revolución neolítica”, escribe la autora a través de Iago del Castillo, uno de los protagonistas y un carismático longevo de más de diez mil años que trabaja al frente del Museo de Arqueología de Cantabria.

Allí empieza nuestro viaje con Eva García Sáenz de Urturi, pues es allí donde su protagonista dirige una investigación genética alrededor del envejecimiento: sus hermanos Nagorno (un conflictivo escita de 3.000 años) y Lyra (una huidiza celta de 2.500), cansados de enterrar durante siglos a sus familias efímeras, están obsesionados con identificar su rara mutación para poder tener hijos longevos.

La escritora Eva García Sáenz de Urturi en las cuevas de Monte Castillo, en Cantabria

La escritora Eva García Sáenz de Urturi en las cuevas de Monte Castillo, en Cantabria

¿Cómo surgió la idea de Los longevos?

Leyendo un especial de National Geographic sobre la evolución humana. En el despegable había una foto de las cuevas de Monte Castillo, y explicaba que había sido punto de encuentro para los grupos de cazadores-recolectores. Ahí se me ocurrió la idea de dos personas que viviesen siempre, que hubiesen nacido en la Prehistoria, pero que volvieran a encontrarse siempre aquí.

¿Eras ya entonces una apasionada de la Prehistoria?

Hubo una época en la que leí mucho sobre ello, pero todo muy académico. En esos momentos trabajaba en la biblioteca de la universidad, en historia, y tenía acceso a todos los libros académicos. Y de tanto leer, leer y leer, al final empecé a unir los puntos. Había hecho cursos de escritura creativa en Madrid, en Fuente Taja, y en la Escuela de Escritores de Cataluña, en Barcelona. Pero siempre había escrito relatos cortos. Y pensé en escribir la historia de los longevos como una novela fantástica: es verdad que esta premisa es imposible, pero si fuese real, ¿cómo habrían sobrevivido? Me lo planteaba muy seriamente. Así nacieron Iago (prehistórico), Nagorno (un escita), Lira (celta), Gunnar (vikingo)… Así fui completando toda la vieja familia. Quería conocer su vida cotidiana, su día a día.

Es decir, que los personajes respondían a sus propias inquietudes y preguntas…

Sí, absolutamente. Quién no se ha preguntado qué sucedería su pudiéramos tomarnos una “pastilla longeva” y quedarnos siempre en los 30 años físicamente, pero la vida siguiera avanzando y alcanzáramos los 10.000 años… ¿Cómo viviríamos? ¿Y si añadiéramos a la familia? ¿Cómo llevas esos lazos familiares, que muchas veces son germen de conflicto, a lo largo de milenios?

¿Qué sentido tendría la vida si fuéramos longevos?

En la prehistoria, los viejos alcanzaban los 30 años. Una de cada tres mujeres en el medievo moría con 12 años, ¡durante el parto! Las niñas neanderntales llegaban a la pubertad con 5 años. Han encontrado a la mujer “paciente cero”, Liz Parrish, que tiene 53 años y aparenta estar rejuveneciendo. Pero lo de su empresa BioViva hay que cogerlo con pinzas porque no se sabe exactamente qué es lo que está vendiendo… De momento solo aceptan donaciones, pero van millonarios a decir ‘oye, quiero someterme a la misma terapia génica de telómeros que tú’, pero luego no lo hacen. Es decir, ahora mismo, en 2024, está pasando algo. Todos los billonarios de Silicon Valley se han obsesionado no con la inmortalidad, sino con ser longevos, con no envejecer. Y los que ya tienen 60, con revertir el envejecimiento y aparentar 30. Pero no de manera estética, sino con el fin de rejuvenecer sus órganos. Están metiendo mucho dinero, desde Jeff Bezos hasta el cofundador de PayPal e incluso Bill Gates. Estos mismos millonarios están siendo las cobayas.

La nueva Saga de los Longevos, reeditada por Planeta y escrita por Eva García Sáenz de Urturi

La nueva Saga de los Longevos, reeditada por Planeta y escrita por Eva García Sáenz de Urturi

¿Cuál es su opinión?

Los millonarios más científicos, que son David Sinclair o Elisabeth Blackburn, que tiene un premio Nobel, afirman que encontraremos la cura longeva: podremos frenar el envejecimiento. Ahora mismo los médicos piensan que el envejecimiento es una enfermedad y todo lo que asociamos con la vejez son síntomas de esa enfermedad: la artritis, la demencia… Se cree que el hallazgo se producirá en 2045. La duda es si va a ser solo una solución para las élites, a qué precio pondrán la pastilla o la inyección o si los gobiernos van a decidir democratizarla para todos. Porque una sociedad envejecida es insostenible… Ahí cada uno tendrá que tomar su decisión. Conllevará problemas éticos y sociales: a África no va llegar, por lo que tendremos un primer mundo de longevos y un tercer mundo con altas tasas de mortalidad.

Personas como Elon Musk están en contra de frenar el envejecimiento.

No está de acuerdo y no está investigando. Él lo que cree es en superpoblar la tierra de gente como él, que es súper dotado. Por eso tiene 13 hijos y va a seguir teniendo más. Elon Musk (y por una vez estoy de acuerdo con él) no quiere ser longevo ni quiere que su generación lo sea, porque las nuevas generaciones son las que traen nuevas culturas y las que hacen que avancemos tecnológica y culturalmente. Si no, vamos a estancarnos en el siglo XX.

En el libro recoge precisamente diferentes etapas históricas y la mentalidad y cultura de cada una. ¿Cuáles aparecen más delineadas?

En la primera está el flashback de la Prehistoria. Viajamos con los celtas, cuando nació Lyra, que fue hace 2.500 años en la Galia, en Francia; y con los escitas, en el norte del Mar Negro, hace 3.000 años. En las siguientes novelas va a haber flashbacks de los vikingos, en Dinamarca, entre el 800 y el 1.150 más o menos; vas a haber flashbacks de los padres peregrinos, todo el viaje del Mayflower en el siglo XVI; la erupción del Vesubio en Pompeya… y también viviremos el Medievo, sobre todo a través del Camino de Santiago medieval. Podía elegir cualquier momento de la historia, como las guerras mundiales.me he dado cuenta de que estos periodos encajaban con la historia de los longevos.

¿Alguna vez ha pensado en cambiar el final de la saga, que pensó hace tantos años?

No, porque es perfecto. Cuando escribí la primera novela no podía imaginarme todo lo que me acarrearía: me cambió la vida en un día, literalmente. Lo subí a Amazon el 16 de febrero de 2012, y el día 22 ya estaba en el número uno. Ese día me abrí Twitter porque no tenía ninguna red social. Estaba con mis hijos en un cumpleaños y las notificaciones no paraban de saltar. Ese día me hice escritora. Lo he llevado bien porque fue poco a poco, en el sentido de que ha habido varios saltos de popularidad. Uno fue el de los longevos, que en dos años me permitió cogerme una excedencia para dejar la universidad; otro fue el de Kraken, que fue un boom, con muchas ventas y muchísimas traducciones, y el siguiente fue el de el Premio Planeta, que me dio el espaldarazo de prestigio. He ido subiendo escalones y cada punto ha tenido sus pros y sus contras, como en todo. Empecé a escribir con 37 años, ahora tengo 52.

Eva García Sáenz de Urturi con la reedición de 'La vieja familia', el primer libro de 'La saga de los longevos'

Eva García Sáenz de Urturi con la reedición de ‘La vieja familia’, el primer libro de ‘La saga de los longevos’

Ahora lanza la reedición de la primera novela de una saga de tres. ¿Ha habido mucho cambio con la que escribió en 2012?

No, lo que ha sido es coherente con cómo lo hubiese escrito en 2024, porque lo estoy publicando en 2024. No veo ningún drama en que los lectores que leyeron la novela en 2012 se queden con esa versión. No deja de ser ficción y no vamos a darle más importancia de la que tiene. Los lectores son adultos, y yo tengo que ser coherente conmigo misma. Solo me he limitado a quitar muchas subtramas que tenían que ver con el día a día del museo, personajes y situaciones que no tenían que ver con la vieja familia porque en la segunda y la tercera parte no salen. He acortado el libro de 700 páginas iniciales a menos de 500. Por la parte científica tampoco lo he actualizado porque la novela sigue estando ambientada en 2012. La solución contra el envejecimiento ahora mismo está centrada en los telómeros y en la terapia génica. En 2012 también estaba la hipótesis de los telómeros, aunque todo más vago.

¿Cómo mantiene el concepto del yo de los personajes a lo largo de los años que han vivido?

Lo primero, es importante entender que son longevos, no inmortales, y eso define su psicología. Pueden vivir siempre si se cuidan, y eso hace que tengan que preservarse, camuflarse, alimentarse, mantenerse en forma y no ponerse en peligro. Por lo demás, su vida es un continuo como la tuya y la mía. Yo nací en la cultura de los años 70 y ahora estoy en la cultura del 2000, pero nunca seré una zeta. Me voy adaptando a las décadas, como todos. A los personajes les pasa lo mismo. Para ellos su vida es un continuum. Si te refieres a la estructura de su personalidad, se han mantenido muy estables. Obviamente con los cambios de cultura y con los traumas.

Respecto a los traumas, ¿cree que aquí el olvido es más importante que la memoria? 

En el caso de Iago, tiene problemas de memoria porque adquiere muchos más conocimientos, y llega un momento en que su cerebro tiene que olvidar algunos para dar paso a nuevos. Iago tiene que elegir qué recuerdos quedarse y cuáles olvidar. El cerebro va por recorridos neuronales: si no los usas, se rompen esas conexiones, y se olvida. Pero no se trata de solo quedarte con los buenos recuerdos y olvidar los malos, porque los traumas tienen su labor en el cerebro, son banderas rojas. Por eso Igao tiene que elegir qué trauma sigue recordando y qué traumas olvida porque ya no son útiles para su presente. Cada vez que tiene un apagón, tiene que empezar de nuevo, porque tiene que elegir todo lo que adquiere de nuevo.

¿Cómo conjuga el hecho de que se utilice la ciencia para intentar averiguar cuál es el origen de los longevos y al mismo tiempo exista una premisa “mágica”?

Ese era el reto. Yo no quería escribir una novela fantástica, y no lo es. Parto de una premisa que obviamente es imposible, que existan personas que han nacido hace mil años con apariencia de 30, pero todo lo demás, mi empeño durante tres años, era que fuese “real”, sin superpoderes, sin eventos extraordinarios. Quería meterme en la psicología y en sus estrategias de supervivencia. Mis personajes no tienen nada que ver con los de Crepúsculo, tienen profundidad. Partiendo de la base de que la profundidad de los personajes de Crepúsculo es la de un charco… ¿Un tío de 101 años va a estar haciendo la ESO toda su vida?, ¿se va a enamorar de una chiquilla de 17? No la encontraría interesante.

¿Usted se ha planteado si sería longeva, en el caso de poder elegir?

Todos nos lo vamos a tener que plantear. Yo creo que si fuese con mi familia, con mis hijos, sí; verlos morir sería un duelo demasiado duro. Aunque si me hubieras preguntado hace una década, te habría dicho que con “toda” mi familia, y me hubiese arrepentido. Cómo cambian las cosas…

Eva García Sáenz de Urturi ganó el Planeta en 2020 por la novela 'Aquitania'

Eva García Sáenz de Urturi ganó el Planeta en 2020 por la novela ‘Aquitania’

¿Cómo ha evolucionado estos años como escritora?

Soy más selectiva, especialmente con la documentación. Después de nueve novelas tengo más oficio y sé acotar; con Aquitania acabé con una biblioteca de 156 libros: fue una investigación de tres años. Ahora voy más directa y descarto mucho más, valoro más mi tiempo. Todos estos años, mientras escribía la historia de Kraken, sabía que tenía que terminar la saga de los longevos [la tercera parte es inédita y se publicará en 2025], vivían conmigo en el fondo de mi cabeza, y ahora he podido por fin terminarla.

Todo este tiempo sus personajes la han acompañado, y no solo en su mente, sino también físicamente, en forma de amuletos.

Sí, llevo desde hace 15 años varios objetos siempre conmigo y desde luego siempre escribo con ellos. Para mí cada uno simboliza o está muy unido a cada uno de los personajes de los longevos. Desde unas lascas de sílex, que tienen mucho que ver con Iago, hasta la figura del bisonte, que es el amuleto de Lür. También tengo una runa plasmada en madera de abedul a modo de colgante que es la letra A y simboliza la cultura vikinga: es el personaje de Gunnar. La llevé cuando me dieron el Planeta. Mis amuletos son mi círculo de sabios y me acompañan en los momentos importantes de mi vida. Y les hago preguntas en función de su filosofía de vida. Por ejemplo, me pregunto qué haría Lür ante tal situación, una persona con 28.000 años de experiencia de vida, serena… son mis mentores de vida.

¿Cuál es su ritual de escritura?

Me levanto más o menos pronto y escribo, en el despacho que tenga, con la casa que tenga, en la ciudad en la que viva en esos momentos. Tiro hasta que me entra hambre, suele ser hasta las 14:00. Como y sigo hasta las 17:00, y ya me dedico a la familia y a descansar. En realidad, mis hijos eran muy pequeños cuando yo empecé a escribir, y visitaba las cuevas con ellos en un carrito gemelar. Sin embargo, mis hijos hoy no leen nada, y no hay manera de que lean mis novelas. Aunque a veces me ayudan cuando me atasco con alguna trama.

¿Qué va a suceder cuando cierre el ciclo de longevos?

Publicaré la sexta parte de Kraken. Después, no lo sé. Si voy a querer seguir escribiendo sobre los longevos o si voy a seguir teniéndolos en la cabeza es mi gran duda. No lo sé, porque de hecho como los echaba de menos a algunos los he ido cruzando en las novelas de Kraken… son guiños a mis lectores. Entiendo que sí quiero cerrar el ciclo, aunque sigan siendo mis mentores de vida. Ya son 15 años…

¿Le da miedo la reacción de los fans cuando cierre la saga en 2025?

La verdad es que no, porque no está en mi mano, y soy muy estoica en esto. En mi mano está escribir algo que a mí me emocione igual que el primero, y esa es mi fórmula. Cómo se lo tomen los fans no está en mi mano, así que me desvinculo bastante. Después de publicar un libro puede que pase un año hasta que leo los comentarios: no es que no me interese, es que no “me sirve de nada”, en el sentido de que ya lo he escrito, ya lo he publicado, y ya no puedo controlar nada. “Lo que no está en tu mano no está en tu cabeza”, me digo. Es lo mejor que yo he podido escribir en ese momento. ¿Qué más puedo hacer? Si no gusta, lo sentiré muchísimo por ellos, pero nada más.

Eva García Sánez de Urturi con la estatua de Santander que le inspiró a los personajes de la 'Saga de los longevos'

Eva García Sánez de Urturi con la estatua de Santander que le inspiró a los personajes de la ‘Saga de los longevos’

¿Entonces escribe para usted misma?

Sí, siempre. Si escribiera para cuatro millones de personas me volvería loca, porque además se contradicen entre ellos. Me piden cosas contrarias. Que se pongan de acuerdo, que voten y que me transmitan su veredicto. En ese sentido, las adaptaciones son complicadas, porque suponen soltar algo que es tuyo. Y cuando la novela ha tenido mucho éxito, como en el caso de Kraken, yo soy la cara visible de un proyecto que ya no es mío, pero los lectores vienen a por mi: no van a por el director ni a por los actores ni a por el productor. Y por eso creo también que hay libros míos que no se pueden adaptar, como Aquitania o como Longevos: ¿cómo vamos a rodar en España esos flashbacks? Bueno, en realidad ni en Estados Unidos: no va a ser creíble, porque no hay tanto presupuesto. Ni siquiera con una plataforma. ¡Y a nadie le va a coincidir la cara de Iago con la que tiene en su mente, eso ya lo digo! Aunque yo tengo mis propios preferidos…

Además de escribir, ¿qué hobbies tiene?

Hago Pilates, cocino muy bien porque soy vasca, me gusta dar paseos. Pero hoy en día parece que al acabar una novela en seguida tienes que estar pensando o lanzando la siguiente. Si no publicas todos los años, te llenan de reproches. Y yo no he parado. Quiero decir, a mí la vida no me da más. Pero obviamente tengo vida, viajo mucho. Toco la guitarra, me subo al monte, escalo. Y ahora que vivo en Madrid, pues voy de restaurantes y hago muchos planes de ocio, como buena madrileña de adopción. Y leo todas las noches una o dos horas de ficción, aunque sigo leyendo también mucho ensayo y mucha ciencia, y mucho libro de empresa por mis trabajos anteriores.

¿Cuáles son sus autores favoritos? ¿Hay muchas mujeres?

Margaret Massantini, Yasmina Kadra (que es como Carmen Mola, un hombre), Maya Angelou, Delia Owens… Leo mucho thriller por trabajo, porque me gusta estar al día de lo que se está escribiendo, y tengo temporadas en que leo más histórica. En cuanto al sexo, yo leo por la sinopsis, le doy la vuelta al libro y no miro el lomo, no me fijo en si es hombre o mujer, y me gustaría que la gente no tuviera en cuenta si soy mujer a la hora de leer mis libros.

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