Amaral: “Buscar la aceptación solo lleva al bloqueo. Los artistas deben ser absolutamente libres”

Seis años después de editar al aplaudido 'Salto al color', Eva Amaral y Juan Aguirre celebran la libertad en 'Dolce vita', un álbum que pone el foco en quienes abrazan su fragilidad

Juan Aguirre y Eva Amaral, del grupo de música Amaral
Juan Aguirre y Eva Amaral, del grupo de música Amaral Javier Soto Azpitarte

Ser libres como el día en que nacemos, con toda la inocencia y vulnerabilidad que ello conlleva, pero también con la determinación de seguir siéndolo hasta el final. Esa es la esencia que atraviesa Dolce Vita, el nuevo trabajo de Amaral, un disco que, como ellos mismos dicen, respira espacio, energía del directo y el deseo de encontrar un sonido que, aunque reconocible, siga sorprendiendo.

Eva Amaral y Juan Aguirre han construido a lo largo de los años una trayectoria marcada por la búsqueda de la belleza, no en su sentido más obvio, sino en su capacidad de transformar el estado de ánimo, de ofrecer “luz y candela” en tiempos oscuros. Reivindican la libertad en el arte, la necesidad de la expresión sin filtros, y denuncian las presiones que aún pesan sobre las mujeres en la industria musical. La música es su refugio y su manera de hacer frente a un mundo frenético en el que, como ellos mismos confiesan, la planificación es un reto y la improvisación, muchas veces, el motor de su creatividad.

En esta entrevista, Amaral habla sobre la gestación de su último álbum, la importancia de la evolución sin perder el origen y la necesidad de desafiar lo establecido. Un diálogo sobre música, giras interminables y el poder de la belleza en un mundo acelerado.

Amaral defienden con su nuevo disco, 'Dolce vita', la plena libertad creativa

Amaral defienden con su nuevo disco, ‘Dolce vita’, la plena libertad creativa

¿Qué es la dolce vita para vosotros? 

Un un lugar, un estado de ánimo, un deseo… El deseo de encontrar el equilibrio y la calma. Es como una utopía. Al final es el título de nuestro disco, que contiene 15 canciones, y pensábamos que englobaba bastante bien el espíritu del disco.

“Construimos un lugar soñado, un paraíso donde ser libres, donde empezar de cero. (…) Es nuestro jardín del Edén”, decís. ¿Es una realidad o es una ensoñación?

Aunque intentamos construir nuestra burbuja y nuestro paraíso soñado, y esa búsqueda de la felicidad te lleva a vivir grandes momentos, la naturaleza misma de la existencia conlleva también crueldad o brutalidad: eso está ahí y hay que vivir con ello, hay que lidiar con ello. Y de eso habla el disco, de ese equilibrio entre la felicidad o la belleza y las cosas más amargas de la vida.

Vosotros proponéis esta búsqueda de la felicidad a través de una desnudez, de una fragilidad: ¿ahí se esconde la verdad de las cosas?

Es cierto: hablamos de fragilidad y de desnudez. La desnudez tiene que ver con la desnudez emocional: este es probablemente el disco en el que hablamos de cosas más personales, y nos hemos dado cuenta de que había gente que se sentía reflejada… porque a lo mejor las personas nos parecemos más de lo que creemos. Incluso cuando hablamos de algo muy personal o muy local, puede haber gente que se siente reflejada. Y en cuando a la fragilidad, creo que es importante darnos derecho a sentirnos frágiles frente a lo inmenso del mundo y a la fuerza de la naturaleza.

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Los dos primeros temas del disco son Libre y Tal como soy. ¿Es una declaración de intenciones?

Libre abre el disco porque la idea de sentirse libre es un concepto que atraviesa todas nuestras canciones. La clave está en la frase “libre como el día en que nací”, porque ese momento de inocencia absoluta también conlleva estar totalmente indefenso. Existe ese miedo a la libertad, a sentirse desprotegido ante el mundo. Pero la canción termina con un mensaje esperanzador: “y libre hasta que me muera, y mientras ese día llega, dame luz, dame candela”.

En No lo entiendo habláis sobre la ceguera ante la crueldad y las injusticias. ¿A qué os referís exactamente?

No lo entiendo juega con la sensación de no comprender la complejidad del mundo, pero también con la confusión interna, con lo que ocurre en nuestra propia cabeza. La canción explora esa sensación de que la mente, a veces, funciona sola cuando piensas en una relación pasada o en algo que sigue latente en tu vida. Usamos imágenes del mundo exterior para hablar de emociones internas, y en el fondo, es una canción sobre las relaciones personales.

En un tiempo en el que la libertad de expresión se pone en entredicho, ¿creéis que el arte sigue siendo un espacio de libertad?

Buscar la aceptación solo lleva al bloqueo. Los artistas deben ser absolutamente libres, y la ficción también. Es la única manera de que la expresión artística pueda llegar más lejos. Nosotros defendemos esa libertad sin reservas.

El nuevo disco de Amaral, 'Dolce vita', consta de 15 canciones

El nuevo disco de Amaral, ‘Dolce vita’, consta de 15 canciones

Amaral tiene un sonido reconocible. ¿Cómo encontráis el equilibrio entre la tradición y la innovación?

Siempre hemos escuchado todo tipo de música y seguimos aprendiendo de bandas nuevas. Nos llegan sonidos que, de manera inevitable, se quedan archivados en nuestra memoria y, sin quererlo, aparecen cuando componemos. Es cierto que la voz de Eva es muy reconocible y que tenemos una forma particular de utilizar las guitarras, pero en cada disco intentamos hacer cosas por primera vez. En este álbum, por ejemplo, hay menos capas de instrumentación. No lo llamaría minimalista, pero sí hemos dejado más espacio entre los instrumentos para que todo respire mejor. En directo, hemos comprobado que eso hace que nuestra música suene mejor y lo hemos trasladado al estudio.

Lleváis años girando sin parar: vuestro último disco salió hace casi seis años. ¿Cómo ha influido eso en la grabación de este disco?

Estábamos en plena gira mientras grabábamos Dolce Vita, lo que hizo que nos retrasáramos un poco. Pero esa energía del directo ha impregnado el disco. Es difícil compaginar todo: girar, grabar, componer, hacer entrevistas… La industria musical y la vida en general imponen un ritmo frenético, pero nosotros intentamos mantener nuestra propia forma de hacer música. Nos hubiera gustado publicar este disco antes, pero aceptamos más y más conciertos porque lo estábamos pasando bien. Como propósito de año nuevo, quizá deberíamos planificar mejor la gira para poder grabar el próximo disco con más calma.

De hecho, hace poco dijisteis: “Lo que es bueno para el sonido es malo para la salud”…

Estar de gira es físicamente agotador, pero también muy disfrutable. Es importante saber guardar energía para el escenario y encontrar un equilibrio, porque puede convertirse en una fiesta constante. Cuando el equipo está tan bien conectado como el nuestro, la experiencia es increíble, pero hay que saber parar.

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En un mundo cada vez más acelerado, ¿defender la belleza se ha convertido en un acto subversivo?

Creo que cualquiera que haga música, cine, literatura o cualquier otra forma de arte, busca la belleza de alguna manera. No tiene por qué ser belleza en un sentido formal, como un cuadro precioso, sino algo que te provoque una sensación, que te cambie el estado de ánimo. La belleza puede ser un símbolo.

¿Creéis que ha habido una evolución en la percepción del papel de la mujer en la música?

Eva Amaral: Ha habido avances, pero todavía queda camino por recorrer. Hace 15 o 20 años, muchas cosas no estaban tan claras como ahora. El machismo sigue incrustado en la cultura, aunque al menos ya hay una mayor conciencia de qué comportamientos son aceptables y cuáles no. En la música, las mujeres hemos estado en un escalón inferior en cuanto a reconocimiento, y aunque hemos avanzado, aún se nos sigue cuestionando de maneras que a los hombres no. A nosotras nos preguntan si componemos nuestras propias canciones, incluso cuando lo hacemos.

Juan Aguirre: Desde el principio, nosotros hemos sido una banda sin etiquetas, funcionando en un plano de igualdad. A lo largo de los años, he visto a través de los ojos de Eva muchas de las barreras que las mujeres enfrentan en la industria. Y aunque hemos evolucionado mucho, siempre que hay un avance hay alguien que intenta frenarlo. Supongo que es el miedo a perder privilegios o simplemente la resistencia al cambio. Pero el cambio es necesario para que todos vivamos en un mundo más justo.

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