The Substance (La sustancia en español) resulta ser la mezcla perfecta entre el miedo a perder la belleza y un comentario astuto sobre la sociedad contemporánea. La película, dirigida por Coralie Fargeat y protagonizada por Demi Moore, extrae su poder en su significado alegórico. Directora y actriz, conversan con Artículo14 sobre este filme que se estrena en España después de ganar el premio a mejor guion en el Festival de cine de Cannes y arrasar en la taquilla de Estados Unidos.
A lo largo de los años, las películas de terror se han utilizado para analizar desde la ansiedad nuclear hasta la desigualdad económica, con una capacidad única para hacer críticas sociales efectivas. Demi Moore da vida a Elizabeth Sparkle, una actriz ganadora del Oscar que vive una segunda oportunidad convertida en gurú del fitness televisivo.
La primera secuencia de la película de Fargeat muestra la estrella de Elisabeth en el Paseo de la Fama de Hollywood. Una estrella que pasa de estar brillante y reluciente a desgastada, pisoteada y agrietada: una brutal metáfora del destino de cualquier mujer en Los Ángeles. “Empecé a escribir esta película estando en Los Ángeles”, explica Fargeat.
“Me fascina lo que representa Hollywood Boulevard, y yo, que trabajo con el simbolismo, decidí exprimir esa imagen. Empecé a escribir la mejor metáfora que se me ocurrió sobre cómo la belleza se ha convertido en una especie de prisión con su promesa de felicidad, y cuando la pierdes, te desmoronas. Para mí, eso es Hollywood. Una representación onírica ligada a la apariencia y a cómo te ve la gente. En el mundo del entretenimiento, existe este hiper escrutinio y también una pátina superficial de felicidad y alegría. Ese elemento fue la premisa de un relato que encarna todo lo que afrontamos las mujeres. Dependiendo de tu apariencia, serás valorada o no valorada y te sentirás aceptada o no aceptada”, nos reveló la realizadora frente a un espresso y un espectacular almuerzo.
El éxito en el Paseo de la Fama se simboliza con una loseta estrellada en el suelo. “Es un símbolo muy poderoso. Cuando la estrella cumple las expectativas, es amada, adorada, admirada y todos la miran. Cuando empieza a arrugarse, se ensucia la estrella. Envejecer significa no ajustarse al estándar de belleza. Todos pecamos porque nos olvidamos de esas estrellas. A la gente deja de importarles y la tratan como un pedazo de basura. Quise jugar con una idea tan simple como demoledora. Esa imagen representa la violencia de ser valorado o no valorado, dependiendo de lo que representes o de lo que decida el mundo que representan, se te ve o no se te ve”, añade Fargeat.
Resulta irónico que Demi Moore, que lleva siendo una estrella durante cuatro décadas, la que alguna vez fue la actriz mejor pagada de Hollywood, no tiene estrella en el Paseo de la Fama de Los Ángeles. “Es cierto, no tengo”, dice sonriendo mientras abraza a su pequeño perro en su regazo. “Ese detalle me fascinó del guion. En Hollywood el paseo de las estrellas es un símbolo que pertenece a nuestra mente colectiva. Todo el mundo que viene a Los Ángeles lo visita, todo el mundo tiene una idea de cómo es, incluso los que nunca han estado allí porque lo han visto en películas. Es un enorme símbolo cultural y social que encarna muchos de los temas que trata la película”, explicó la actriz.
Como mujer, es imposible no sentirse empoderada con el filme, pero verlo como una mujer mayor de 40 años eleva su significado exponencialmente. “Yo me siento como Elisabeth porque estoy molesta con los estrictos estándares de belleza de la sociedad, y reconozco que a veces estoy cansada de luchar contra ellos. Para mí, muchas de las escenas fueron un desafío personal”, revela Demi Moore. Vestida con unos vaqueros de rayas azules, una chaqueta, gafas de pasta negra y el pelo suelto, la actriz admite que este filme fue una forma de expresión de libertad. “Ha sido liberador rodar un filme que muestra con tanta libertad el prejuicio de la sociedad contra el envejecimiento. Admiro mucho lo que ha hecho Coraline”.
La cineasta tardó dos años en terminar un guion que empezó el día de su 40 cumpleaños. “Es una fábula en la que muestro lo que experimenté cuando empecé a pensar que había dejado de ser joven y sexy, que me iban a borrar del espacio público, que nadie iba a estar interesado en mí, que ya no iba a tener ningún trabajo. No podría decir que lo experimenté de manera real en mi vida, pero esos pensamientos eran absolutamente reales en mi mente”, señala Fargeat.
El hecho de que la película cuente con Demi Moore, una mujer que ha establecido estándares de belleza, puede confundir al espectador porque la mayoría de las mujeres nunca podremos ser como ella a ninguna edad. “Lo último que quiero con esta cinta es que se convierta en un nuevo mandato para que las mujeres no se sientan bien consigo mismas. Es la evolución del viaje. Desearía que a las mujeres se nos permitiera sentirnos cómodas. No es culpa de nosotras si no nos sentimos bien, todo lo que nos rodea es responsable de ello. Necesitamos cambios en la sociedad, para ayudarnos a todas a salir de esta cárcel que nos hemos construido”, explica la directora francesa.
Como Elisabeth Sparkle, Demi Moore acepta tomar el líquido Brat-green, un tratamiento que le permite dividirse entre su yo actual y una versión más joven llamada Sue, a quien da vida Margaret Qualley. Al leer el guion, Demi Moore dice que supo que la película podría desarrollarse en dos direcciones: un éxito o un desastre. “Pero eso es lo que buscas como artista”, admite la actriz, quien tuvo que salir de su zona de confort para aceptar el papel. “Es una historia cruda, una realidad que muestra lo peor de cada uno. Para mí ha sido la oportunidad de participar en un proyecto que puede cambiar la forma de pensar de la audiencia”.
“Fui brutal con mi cuerpo”
Envuelta en un delicado rosa pastel se encuentra la tragedia de esta mujer que acaba convirtiéndose en su peor enemigo. Elisabeth es subestimada y marginada debido a su edad. A pesar de décadas de éxito y estatus de celebridad, termina siendo rechazada por un hombre, su productor, encarnado por el actor Dennis Quaid. Al abordar las expectativas sobre los cuerpos de las mujeres en los años 90, Moore dijo que entonces las mujeres no eran consideradas atractivas a menos que fueran delgadas. “Yo no me traté bien, rodando este filme vi lo brutal que fui con mi cuerpo”. Demi Moore tiene la esperanza de que la película pueda ayudarnos como sociedad. “Lo poderoso de este relato es que nos brinda la oportunidad de entender que tenemos la capacidad de cambiar”.
Para la transformación del personaje, una aguda representación del terror corporal, la directora se inspiró en muchas de las figuras monstruosas que forman el imaginario social. “Estudié muchas representaciones de monstruos en películas como Quasimodo. También me alimenté de artistas que hacen esculturas y elaboran sus propios monstruos. También estudié el Disney de nuestra infancia. Hay figuras de brujas, pero también elefantes bailando con sus zapatillas de ballet. Me interesaban todas estas representaciones de lo monstruoso, de lo que se considera ridículo, o lo contrario de la bella princesa, que representa el ideal. Creo que todos crecimos con el mito de la princesa hermosa, rubia y delgada que sería salvada por el príncipe”.
Esos mitos e imágenes culturales moldean la realidad de cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos y cómo sentimos que encajamos o no. Definitivamente son armas culturales poderosas”, confiesa Fargeat, antes de que Demi Moore sentencie: “Juzgarnos a nosotras mismas, perseguir la perfección, tratar de deshacernos de los defectos, sentirnos rechazadas y desesperadas, nada de esto es exclusivo de las mujeres. Todos hemos tenido momentos en los que hemos intentado arreglar algo, y lo empeoramos hasta el punto de quedar incapacitado. Nos estamos concentrando en pequeñas cosas sin importancia y necesitamos pensar que nuestro valor no está solo en nuestra apariencia, si seguimos así, nos sentiremos devastados”.