Vidas perfectas
Vidas perfectas, debut en la realización del director de fotografía francés Benoît Delhomme, es un remake casi idéntico de la producción francobelga Instinto maternal (2018). El nuevo interés de este filme es la presencia de dos actrices estadounidenses mucho más conocidas que las del original, Anne Hathaway y Jessica Chastain, que son también productoras. La película está diseñada para ellas y ambas responden con acertadas interpretaciones en personajes de trazo grueso pese a las complejidades psicológicas que se les supone.
Se trata de una reflexión ligera sobre temas tan profundos como la maternidad, el trauma de la tragedia infantil y el machismo en los Estados Unidos de principios de los años 60. El director se muestra demasiado cauto para lo que propone la historia, un duelo frontal entre dos madres después de que el hijo de una de ellas muera en un accidente.
Patria perdida
Serbia. 1996. Los estudiantes encabezan multitudinarias manifestaciones contra el gobierno de Slobodan Milosevic, que ha intentado manipular los resultados de las elecciones locales, donde en la mayoría de ciudades la coalición de Zajedno ha vencido al Partido Socialista. Stefan, de 15 años, es uno de esos jóvenes que, contagiado por el estado de ánimo de las calles y de sus amigos, se une a las manifestaciones. Sin embargo, se encuentra en una posición muy complicada: su madre es la portavoz del gobierno contra el que se levantan sus amigos. Ese es el argumento de La patria perdida de Vladimir Perišić.
La madre, la enérgica la enérgica, independiente y fuerte Marklena, está criando sola a su hijo, trabaja muchas horas fuera de casa y apenas tiene tiempo para el chico. Es cómplice de los crímenes, la corrupción, la violencia policial del régimen. Durante las manifestaciones estudiantiles contra Milosevic y con el país al borde de estallar en mil pedazos, Stefan lidera su propia revolución: intentar, en vano, aceptar lo inaceptable sobre Marklena mientras sus dos mejores amigos, tras echarle en cara que ese afecto resulta incompatible con la justicia y el amor a la patria, deciden alejarse de él, y, después, enfrentarse, aunque la ama, a Marklena cuando descubre lo que esconde el comunismo, cuando escucha a los jóvenes que protestan a voces y a tambor limpio por las calles y desde las casas.
Alumbramiento
España, principios de los años 80: Marisa (María Vázquez) se traslada con su hija a Madrid para buscar una solución al embarazo no deseado de ésta última. De esta forma, Lucía (Sofía Milán) acaba entrando en Peñagrande: un centro para adolescentes embarazadas. Allí forjará una sólida amistad con sus compañeras y descubrirá que se le quiere arrebatar aquello que lleva en su interior: su propio hijo.
El director Pau Teixidor dirige su segunda película y escrita junto a Lorena Iglesias, un drama sobre el internamiento forzoso de adolescentes embarazadas en los llamados reformatorios franquistas que estuvieron abiertos hasta mediados de los años ochenta. Sin embargo, según el propio director, Pau Teixidor, hay algo luminoso en ella: “Cuando conseguí entrevistarme con mujeres que sufrieron este dolor irreparable, percibí un denominador común en sus vivencias: todas se sentían olvidadas. Por eso, y pese a ser una historia luminosa y para el gran público, Alumbramiento no deja de ser, en esencia, una película sobre la memoria”.