The New York Times ha pedido a centenares de escritores, académicos, editores, periodistas, críticos, poetas, traductores y libreros elegir los mejores 100 libros de lo que va del siglo XXI y la escritora italiana Elena Ferrante, que sigue 30 años después de su primer libro en el elegido anonimato, ha sido la ganadora, encumbrada con su título más conocido, La amiga estupenda, el primer volumen de la famosa tetralogía de las dos amigas, que se ha convertido en un éxito mundial.
Con sus historias leídas en 40 lenguas y con 13 millones de copias vendidas en 130 países, la mujer detrás de este seudónimo es la escritora italiana viva más vendida en el mundo. Triunfó como casi en ningún sitio con la traducción americana, My brilliant friend, desde donde ahora sale este enorme reconocimiento. La misma Hillary Clinton confesó estar completamente “hipnotizada” por la historia de dos amigas a lo largo de toda su vida en la ciudad de Nápoles. Pero al margen de su éxito mundial, Elena Ferrante consiguió profundizar en los sentimientos humanos y en el mundo femenino como ninguna otra, aunque en Italia, como confiesa a Artículo14 el escritor Nicola Lagioia, “cueste mucho alegrarse por los éxitos ajenos; fue así también con Elsa Morante y ahora es considerada una maestra”.
La suya es una vida invisible; todos conocen sus libros, pero nadie sabe quién está detrás de ese nombre. Uno puede imaginar a una (¿o uno?) Elena Ferrante traviesa, entre las terrazas de un bar o del metro cualquier parte del mundo, descubriendo a una apasionada lectora suya más. Suele hablarse de ella en femenino, su ejército de lectores ha destacado siempre que solo una mujer puede describir al género masculino como ella lo hace, aunque en realidad las teorías sobre su identidad han tenido en el punto de mira también a algunos hombres.
Teorías sobre su identidad: ¿se trata de un hombre?
El más famoso es el escritor italiano Domenico Starnone, con el que comparte la descripción de la oscuridad de algunos sentimientos y el escenario de Nápoles. Él siempre ha dicho que era un disparate. Fue acusada, cómo no, de usar su seudónimo y su silencio como una estrategia de marketing, pero su elección ha sido una declaración de intenciones muy clara sobre su manera de estar en el mundo que, poco a poco, amantes y detractores han aprendido a apreciar.
Elena Ferrante publicó el primer libro de la tetralogía de las dos amigas en 2011. L’amica geniale, La amiga estupenda, editado en España por Lumen, que llegó para engatusar a medio mundo. Cuenta la historia a lo largo de diversas décadas de dos amigas nacidas en un barrio popular y obrero de las afueras de Nápoles. Elena Greco, llamada Lenù, que narra en primera persona toda la historia, es la amiga aplicada, insegura y trabajadora. Su amiga del alma, Raffaella Cerullo, llamada Lila, es obstinada, intrépida y rebelde y enigmáticamente bella.
Ambas son las niñas más listas de la clase. Las dos transitan su niñez en un lugar sórdido donde el machismo de sus familias y el peso de la Camorra caracterizan la Italia de mediados de los 40. Es su amistad la que las mantiene unidas como un hilo invisible en las diferentes etapas de su vida, incluso estando separadas. Como pide Lila a Lenù cuando esta última decide abandonar la ciudad partenopea para continuar sus estudios: “Vigílame hasta que me duerma. Vigílame siempre, también cuando te vayas de Nápoles. Así sé que me ves y estoy tranquila”.
Los otros tres libros fueron publicados en intervalos de un año sucesivamente con los nombres de Un mal nombre, Las deudas del cuerpo y La niña perdida y recorren sus historias y la de Italia, ofreciendo un retrato de la sociedad de este país único. Chiara Lagani, aclamada escritora, que eligió la saga de las dos amigas para adaptarla al cómic y al teatro, responde a Artículo14 sobre la universalidad de la obra de Elena Ferrante. “Este ha sido el espectáculo de mi vida en el que he visto público más diferente, es un fenómeno raro”, dice.
Entre las virtudes de la autora está la descripción de algunas de las temáticas más profundas de la vida de una mujer, que representan sin pudor los conflictos sociales y familiares de las italianas. La relación con los hombres, la lucha por la independencia femenina, el terror a acabar pareciéndose a una madre, la competición que es a veces una amistad, la belleza como arma de doble filo, la infelicidad o aspectos de la salud mental tan difíciles de describir como la famosa “smarginatura”, de la que habla como un estado mental en el que vemos la realidad por primera vez de una manera dura y difícil y que va acompañado de ansiedad.
Mujeres devoradas por el machismo de la sociedad italiana
“Es muy interesante cómo Ferrante describe una masculinidad que te modifica en una vida patriarcal y programada para el hombre. Aquí hay una parte de la historia de Italia y del arquetipo del sur, aunque la manera de contarlo hace que sean sentimientos y experiencias universales”, añade Lagani. En la percepción que Lenù, la narradora, tiene de la realidad que la rodea es especialmente llamativo el análisis que hace de las mujeres del barrio, de las que dice que han terminado asimilando incluso los rasgos faciales de su marido, pareciéndose a ellos, devoradas por su control e imposición.
Una descripción asombrosa sobre el efecto que una sociedad machista acaba generando en sus mujeres y que estas, al mismo tiempo, acaban transmitiendo a sus hijas, que luchan en esta obra por romper los esquemas inamovibles de la violencia masculina. “Hay muy pocos libros en la vida que te marcan tanto en lo más profundo de tu ser que no eres capaz de dejarlos nunca más atrás. Estos cuatro de Elena Ferrante son exactamente eso”, finaliza la escritora, que confiesa además que otro de los rasgos que definen el enganche de estas novelas es que todas somos Lenù a veces y, otras, Lila.
La autora sin rostro publicó su primer libro, El amor molesto (con Lumen en español), en 1992 y en aquel preciso momento escribió a sus editores de Edizioni e/o, dejando claro que no pretendía realizar ninguna cita pública en presencia. Explicó que ya había hecho “bastante por esta novela”. “La he escrito; si el libro vale algo tendrá que ser suficiente, no recogeré premios, ni promocionaré la novela en Italia ni en el mundo. Intervendré solo a través de la escritura”, añadió. Con el paso de los años, el reconocimiento y la intriga sobre su vida, Elena Ferrante no cambió su postura ni un centímetro.
Luego llegaron Los días del abandono, La hija oscura, la tetralogía y La vida mentirosa de los adultos, de la que recientemente Netflix ha realizado una serie. Todo su universo de mujeres complejas, con sentimientos complejos y vidas complejas, hablaban de feminismo mucho antes de que esa palabra obtuviese un significado concreto.
De ella no existen otras fuentes que no sean ella misma y ese es su gran poder a día de hoy. En el ensayo La Frantumaglia, que salió editado en Italia en 2003, cuenta su propia experiencia como escritora, desmembrando cada una de sus tramas y personajes, su visión de Italia y de su profesión sin desvelar, como siempre, nada de su identidad que no cuenten sus propios libros, en los que reconoce haber vertido parte de su historia vital. En ese ensayo se desgrana la filosofía de vida que ha elegido y que le permite mirar la realidad, como fuente fundamental de inspiración para un escritor, con los ojos del anonimato. Puede que, de alguna forma, parte de su literatura única y de su éxito esté ahí. Para ella “estar presente” en la sociedad como Elena Ferrante no es importante, lo verdaderamente fundamental es que estén sus mujeres, sus otras decenas de “yo” que emanan de sus letras.