Desde los antiguos griegos hasta la cosa nostra, la hermosa isla de Sicilia ha estado impregnada de historia e historias. Conquistada, invadida, construida y reconstruida por fenicios, griegos, romanos, bizantinos, árabes y normandos, este lugar del mundo representa un viaje histórico y sensorial con sabor a mar, a dulce de almendra, a cultura viva, a palazzos, a escenas de Marcelo Mastroianni y a noches de verano cuajadas de buganvillas y ensueño.
A los pies de la historia, erguido frente a un volcán
Había una vez un pueblo que tenía el don de la belleza eterna, donde los griegos fundaron un teatro. En él se representaban las más trágicas obras frente a un humeante volcán y bajo un cielo cuajado de estrellas.
A pocos metros de aquel lugar, 2500 años más tarde, se asienta uno de los hoteles más evocadores y románticos de la costa siciliana. Un palacete construido en Taormina hace 151 años que atrajo con su belleza al turismo de todo el mundo. Un hotel-destino, un lugar donde el mundo antiguo y el nuevo se armonizan, donde el recuerdo a grandes artistas y maestros literarios todavía laten presentes y donde los clientes quedan embriagados con los aromas de flor de naranjo y neroli. Su terraza panorámica tiene las mejores vistas a la costa siciliana y al impresionante Etna, el volcán activo más grande de Europa. ¿Todavía no sabéis cuál es? Hablo por supuesto del Hotel Grand Timeo de Belmond.
Las campanas del Duomo y las vistas del Grand Hotel Timeo
Creo que aún podría cerrar los ojos y escuchar el toque de las campanas del Duomo de Taormina. Verme extasiada escuchando el ángelus y mirando al mar, con un café deliciosamente servido en una taza de porcelana. Volver a aquel mirador panorámico del hotel Grand Timeo y sentir que soy testigo de la majestuosidad del Etna y el azul intenso de la bahía de Nazos. Es difícil superar la sensación de privilegio que se siente al estar alojado en este hermoso hotel regentado por la cadena Belmond, que fue el primer hotel de la archiconocida localidad italiana.
¿Porque, quién no ha oído hablar alguna vez de Taormina? Ese pueblecito burgués siciliano que cada verano muere de éxito entre hordas de veraneantes comiendo helado de pistacho. Habitada ininterrumpidamente durante 2.800 años, esta pequeña villa es archiconocida por ser un hermoso enclave mediterráneo. Mito inmortalizado con instantáneas de actores y actrices de los años de la Dolce vita, ya desde el s.XIX se convirtió en un destino turístico popular para escritores, artistas y aristócratas europeos como Oscar Wilde o Truman Capote. Todos la conocieron, todos quisieron volver alguna vez, sobre todo si se alojaron en el hotel Gran Timeo de Belmond.
La historia de uno de los hoteles más bellos del mundo, con 150 años de historia
Resulta que en 1863 un señor llamado Otto Geleng, barón prusiano y pintor, viajó a Taormina para inspirarse y trabajar en sus lienzos. Había alquilado una habitación en casa de Don Francesco La Floresta y durante su estancia se enamoró de la belleza del paraje y sus impresionantes vistas. Se afanó en cuerpo y alma para intentar plasmar toda la belleza que había presenciado en una serie de acuarelas que a su regreso causaron mucho revuelo. ¿Por qué razón, os preguntaréis? Porque, tal era la magia que expresaban sus obras que nadie en Berlín y París podía creer que fueran un escenario de la tierra.
parada imprescindible del Grand Tour y la ciudad siciliana y fascinante hotel Timeo se convirtieron en un icono del turismo del lujo mundial
Críticos y amigos llegaron a pensar que sus obras eran producto de su fantasía. ¿Cómo iba a existir un lugar con un volcán tan nevado, un mar tan azul, y un paraje tan idílico rodeado de almendros en flor? Para defender su historia, el barón Geleng los invitó para que lo vieran por sí mismos. Y así fue. Acudieron a verlo con sus propios ojos y dando por fin testimonio de la existencia real de lo que parecía un sueño, descubriendo al mundo un destino turístico que ya nunca ha dejado de ser famoso.
Ante la avalancha de visitantes, el señor La Floresta amplió su casa de huéspedes y fundó el hotel Timeo, llamado así en honor al historiador griego Timeo, cuyo padre, Andrómaco, fundó Taormina en el 358 a.C. y la fama de Taormina se extendió. El destino se convirtió en parada imprescindible del Grand Tour y la ciudad siciliana y fascinante hotel Timeo se convirtieron en un icono del turismo del lujo mundial.
Este destino fue desde entonces inspiración para artistas tan reconocidos como Klimt, Klee y Wagner y ha sido testigo de las románticas escapadas de la jet set encarnada en personajes como Lady Di o en míticos actores de Hollywood como Cary Grant, Elisabeth Taylor o Audrey Hepburn, convirtiéndose así en uno de los destinos más elegantes, famosos y demandados del mundo.
El gran Tour y la historia de amor de Florence Trevelvan
El Hotel Grand Timeo tiene un jardín de más de dos hectáreas, diseñado por la paisajista y conservacionista inglesa Florence Trevelyan a finales del siglo XIX. Como tantos otros artistas, poetas y escritores, la joven, noble de cuna y gran viajera, acudió a Sicilia siguiendo los cantos de sirena del Gran Tour en busca de las musas.
Trevelvan jugó un papel importante en la configuración del paisaje de Taormina. Su historia es de película. Se enamoró de Taormina en un viaje a la ciudad en 1881 y tal fue el impacto que le causó, que la joven regresó para una estancia más larga acompañada de sus cinco perros. Alquiló un piso de habitaciones en el Hotel Timeo y pasó sus días explorando el campo local. A menudo se la podía ver leyendo entre las ruinas del Teatro Griego o paseando por la playa de Isola Bella y un día, uno de sus perros se puso malito. Buscando un veterinario, Florence se dirigió al médico local, el profesor Cacciola, quien curó al perro y Florence, cayó rendida a los pies de aquel hombre, de quien se enamoró y con el que poco después se casó. La pareja vivió en la gran casa que su marido tenía cerca del magnífico parque contiguo al hotel y como como jardinera entusiasta, se puso a trabajar llenando el espacio de plantas y flores de todas las especies, que hoy son espacios públicos protegidos de Taormina.
DH Lawrence fue otro de los románticos que se trasladó al hotel (¡durante cuatro años!) para escribir su impactante obra maestra, El amante de Lady Chatterley. ¿Habrá un sitio más evocador para arrojarse a los brazos del amor y sus pasiones? Es difícil de encontrar.
El teatro Antico de Taormina y el Festival de Cine
Goethe escribió sobre el teatro griego de Taormina en su célebre Viaje a Italia: “Nunca el público de un teatro ha tenido ante sí un espectáculo semejante” y así lo sentí yo cuando pude asistir a un espectáculo del Ballet de Nueva York. El emplazamiento es de una belleza arrolladora y no se olvida. Queda grabado en la retina y en el corazón.
El teatro griego de Taormina se encuentra a pocos pasos del hotel Gran Timeo. Fue excavado y construido en el siglo III a.C. sobre la dura roca del monte Tauro y desde las primeras representaciones podía acoger a miles de espectadores sentados. Se reconstruyó casi en su totalidad en los tiempos de dominación romana, cuando se utilizó para la práctica de la lucha de gladiadores. Imagino que ser gladiador en esas circunstancias y con esas vistas, aliviaría un poco el sufrimiento.
El teatro, en el que se celebra el Festival de Cine de Taormina, uno de los festivales de cine más prestigiosos de Europa e Italia, atrae a cineastas, actores y amantes del cine de todo el mundo. Durante la década de los 90 el teatro fue restaurado y en la actualidad, se ofrecen conciertos estivales de música clásica, festivales y representaciones teatrales clásicas que demuestran la espectacular acústica y la panorámica desde las gradas, con la bahía de Naxos y el Etna al fondo.
De junio a septiembre, los dos hoteles Belmond de Taormina, el Grand Hotel Timeo y el Villa Sant’Andrea, ofrecen un programa propio de proyecciones cinematográficas con motivo de la 70.ª edición del Taormina Film Festival. El Grand Hotel Timeo realizará tres proyecciones, inspiradas en los ganadores del festival y el Villa Sant ‘Andrea presentará películas italianas clásicas de los años 60 en su hermosa playa privada.
Amor, cine, historia y belleza a raudales. Un hotel con historia que nos regala el glamour de otra época. La ilusión de sentir que la Dolce vita aún existe.