El salto a la fama de Robert Pattinson llegó de forma arrolladora, casi sin previo aviso. Aunque muchos lo identifican como Edward Cullen, el vampiro protagonista de la saga Crepúsculo, lo cierto es que su primer papel relevante fue en Harry Potter y el Cáliz de Fuego, donde interpretó a Cedric Diggory. En palabras del propio actor, aquella experiencia mágica fue decisiva. “Amo esa película. Tengo claro que no sería actor si no fuera por ella”, explicó Robert Pattinson en el podcast HFPA in Conversation. Según sus propias palabras, ese rodaje le hizo sentir protegido, en casa. Algo que echaría de menos años después.
Sin embargo, el verdadero fenómeno de masas llegó con Crepúsculo. A partir de ese momento, Robert Pattinson se convirtió en el rostro omnipresente del cine juvenil. Portadas, fans desbordados, giras promocionales inagotables y una presión mediática constante marcaron su vida durante años. Aunque la fama le situó en lo más alto, también trajo consigo una etapa oscura. “Era como carne fresca. Ni siquiera era un ser humano”, recordó Robert Pattinson en una entrevista para The New York Times. Detrás del brillo de los flashes se escondía un vacío emocional profundo.
La sobreexposición y el inicio de una etapa autodestructiva
La vida de Robert Pattinson cambió radicalmente. De pronto, todo giraba en torno a su imagen. El propio actor confesó que durante las giras promocionales de Crepúsculo recurrió al alcohol como vía de escape. “Estaba muy borracho todo el tiempo”, admitió en una entrevista con Sunday Times Culture. Lo que parecía éxito, era en realidad una rutina agotadora disfrazada de glamour.
En ese difícil camino, Robert Pattinson contó con el apoyo de otro ídolo adolescente: Zac Efron. Ambos compartían el peso de la fama prematura y encontraron en su amistad un refugio emocional. “Fue una época de locura. Estaba preocupado por él, sabía lo que la fama me estaba haciendo a mí”, recordó Efron. Para Pattinson, tener ese tipo de vínculos fue esencial para no perder el equilibrio en medio del caos mediático.

Una de las imágenes más emblemáticas de Edward Cullen en la saga de ‘Crepúsculo’ | Twilight Productions
El precio del estrellato no solo fue el alcohol. Robert Pattinson también atravesó una profunda depresión. “Ya no tienes una vida normal. Pasas mucho tiempo tratando de luchar contra ello, pero al final encuentras otra forma de vivir”, confesó en GQ hace doce años. La soledad se convirtió en una constante en su vida. “La gente no se da cuenta de lo solo que estás”, añadió.
Aunque parezca contradictorio, el enorme éxito de Robert Pattinson no lo protegía del sufrimiento. En realidad, lo exponía aún más. Su vida se convirtió en una rutina desconectada de lo real, marcada por la sospecha constante hacia quienes se acercaban a él. “Es molesto no poder conocer gente pensando que van a vender algo o publicarlo en Twitter”, explicó. Esa falta de relaciones genuinas alimentó un estado de aislamiento emocional del que tardó años en salir.
Un cambio de rumbo en la carrera de Robert Pattinson
A diferencia de otros actores que permanecieron anclados a sus papeles juveniles, Robert Pattinson decidió romper con su imagen anterior y comenzar una nueva etapa artística. Y lo hizo con valentía. Su filmografía tras Crepúsculo dio un giro radical. Dejó atrás los grandes estudios y apostó por cine de autor, trabajando con nombres como David Cronenberg, Werner Herzog, James Gray, Robert Eggers o Christopher Nolan.
Con Cosmópolis y Maps to the Stars, Robert Pattinson se distanció del estereotipo de estrella juvenil para convertirse en un actor inquieto y versátil. Su colaboración con directores alejados del circuito comercial marcó un antes y un después. La crítica empezó a ver en él algo más que un rostro bonito. Era un intérprete dispuesto a arriesgar.

El novedoso diseño del Hombre Murciélago en ‘The Batman’
Pero si hay un papel que ha confirmado la nueva etapa de Robert Pattinson, ese ha sido Batman. Su elección como nuevo Bruce Wayne generó controversia en redes y medios. Sin embargo, el tiempo ha dado la razón al director Matt Reeves y al propio actor. Su interpretación y caracterización convenció incluso a los más escépticos.
“Ser Batman es increíblemente intimidante”, confesó Robert Pattinson en una entrevista con Infobae. El peso del personaje, el legado de sus antecesores y la exigencia emocional del rol fueron un desafío inmenso. Pero lo superó. Y con nota. Aunque aún habrá que esperar para ver la secuela un par de añitos, si es que finalmente se materializa, la primera entrega ha reforzado su estatus como un actor maduro y muy talentoso.
El estreno de ‘Mickey17’, ya en cartelera
Robert Pattinson no se ha detenido. Tras su paso por The Batman, ahora protagoniza Mickey17, la nueva película de Bong Joon-ho, director de la popular y multipremiada Parásitos. En esta comedia distópica, el actor interpreta a varios clones de sí mismo. Un reto interpretativo que demuestra hasta qué punto ha evolucionado como artista.
“Bong Joon-ho es probablemente uno de los cinco directores en el mundo que pueden convertir un blockbuster en algo único e interesante”, declaró Robert Pattinson durante la promoción de Mickey17. Su deseo de experimentar, explorar nuevos lenguajes narrativos y trabajar con autores innovadores refuerza su imagen de actor camaleónico. Un renacimiento artístico excepcional el del actor.