Ha saltado la noticia y han empezado a correr ríos de tinta por las redes sociales. El rapero Sean “Diddy” Combs, imputado esta semana por delitos relacionados con tráfico sexual, crimen organizado y trata de personas, se encuentra bajo vigilancia por posible suicidio en el centro de detención de Brooklyn (Nueva York) en el que está bajo custodia desde el lunes por la noche.
En una carta presentada en el tribunal esta semana, el abogado de Combs pedía la libertad bajo fianza de Combs alegando, entre otras cosas, que “las condiciones del centro no son adecuadas para la detención preventiva”: “Numerosos tribunales de este distrito han expresado su preocupación por las horribles condiciones de este centro”, añadía.
El músico, que se declaró este martes no culpable de los tres cargos que se le imputan, permanece internado en este centro después de que dos jueces distintos rechazasen la libertad bajo fianza que pedía su abogado al considerarlo un peligro para la sociedad con alto riesgo de fuga. La fiscalía acusa a Combs de participar de manera continuada “en un esquema generalizado de abuso hacia mujeres y otras personas”.
“Freak Off Parties”
El rapero organizaba asiduamente encuentros sexuales forzados entre mujeres y trabajadores sexuales, llamados “freak offs”, que podían durar días y que normalmente incluían el uso de drogas como éxtasis o ketamina. Además, se le acusa de ser el jefe de una empresa criminal, Combs Enterprise, cuyos miembros participaban en actividades de tráfico sexual, trabajo forzado, trata de personas, delitos relacionados con estupefacientes, secuestro, incendio provocado, soborno y obstrucción de la justicia, entre otras.
A través de las redes sociales circulan fotos de las fiestas secretas que ofrecía Sean Diddy Combs en Los Hamptons, una zona ubicada en el sector este de Long Island, en Nueva York. Las fiestas privadas del rapero, de 54 años, acusado de tráfico sexual, secuestro y crimen organizado, entre otros delitos, incluían presuntamente todo tipo de prácticas constitutivas de delito.
Las fotografías son de las “White Parties” (fiestas de blanco) que P. Diddy organizó durante el fin de semana de Labor Day (Día del Trabajo) en 1998 y 1999. En las imágenes se ve cómo el también productor discográfico dominaba el evento y tiraba champán a mujeres en topless.
Se dice que Leonardo DiCaprio encabezaba la lista de invitados, pues aparece fumando y bebiendo champán con Sean Diddy en un par de imágenes. En una entrevista que se ha viralizado, el rapero afirma que a esas citas siempre acudían famosos, y menciona en particular el nombre de un actor ganador del Oscar: “Leonadro DiCaprio”. Según sus palabras, el intérprete de películas como Titanic o El Lobo de Wall Street, entre otros filmes, era el número uno en ser invitado a sus fiestas.
Además, otro actor como Aston Kutcher e incluso el cantante Usher, quien en los 90 era tan solo un adolescente. “Fui allí a ver cosas en vivo… y las vi”, cuenta el texano. En las imágenes aparecen más invitados famosos como David Blaine, Chevy Chase, Regis Philbin, Sarah Jessica Parker, Jennifer López y Vera Wang, aunque no hay nada que los involucre en la lista de delitos que señala al reconocido rapero.
“Cerraduras en las puertas”
Sean ‘Diddy’ Combs habla de cómo tenía a las mujeres en estas fiestas: “Hay que mantener a las chicas ahí, necesitas cerraduras en las puertas. Es un poco pervertido. Y necesitas calor, sin aire acondicionado. Eso afecta al alcohol y todos se sienten más cómodos y desinhibidos”.
De hecho, en la acusación recoge un delito de manipulación de mujeres mediante actos como la distribución de narcóticos, la intimidación o la violencia para participar en “actividades sexuales orquestadas con trabajadores sexuales masculinos”. La policía encontró armas de fuego y munición, múltiples cajas de lubricantes y más de mil botellas en las casas del rapero Diddy en Los Ángeles y Miami.
Además, también se encontraron dispositivos electrónicos que contenían imágenes y vídeos de los encuentros forzados por Diddy entre mujeres y trabajadores sexuales masculinos (los llamados ‘freak offs’) en los que normalmente se usaban las mencionadas drogas: ketamina, éxtasis o GHB. Según el fiscal, Diddy utilizó a sus socios, empleados y otras personas, entre las que se encontraban supervisores, asistentes personales y personal de seguridad, para “ayudar a ocultar sus abusos”.
Estas personas reservaban las habitaciones de hotel y las llenaban de suministros como drogas, aceite para bebés, lubricante o ropa de cama adicional, y, posteriormente, las limpiaban. Johnson también hizo referencia a un vídeo de 2016 que se hizo viral hace unos meses en redes sociales en el que Diddy golpea brutalmente y arrastra por el suelo a su entonces pareja Cassie Ventura en un hotel de Los Ángeles, una prueba “crítica” de su peligrosidad física.
De acuerdo a la fiscal, Combs intentó sobornar a un agente de seguridad del hotel con dinero en efectivo para ocultar la agresión, y aunque el empleado lo rechazó, el video de vigilancia desapareció días después de los servidores del hotel.
En el tribunal estaba presente tres hijos del rapero: Christian ‘Kings’ Combs, que también fue denunciado recientemente por agresión sexual, acoso y daños emocionales, además de Quincy y Justin.